El glutamato es la razón por la cual pensar mucho te agota físicamente

Investigación muestra que la realización de tareas cognitivas complejas va acompañada de una acumulación de esta sustancia que, en exceso, es neurotóxica.

Pedro Felipe Cuellar

    El glutamato es la razón por la cual pensar mucho te agota físicamente

    Las tareas mentales que exigen un mayor esfuerzo generarían una acumulación y difusión extra de unas moléculas esenciales para el buen funcionamiento cerebral, pero que, en exceso, son neurotóxicas, y con el fin de contrarrestar dicho efecto, el cerebro manda a parar, creando la sensación de agotamiento. 



    La idea es, aunque muy sugerente, solo una hipótesis aún por demostrar para otros neurocientíficos.



    Lo que hicieron los científicos galos para estudiar por qué el ejercicio mental agota como el físico fue, reclutar a una cincuentena de personas para que realizaran una serie de tareas durante 6,5 horas. 



    Al tiempo un grupo diferente hacía otras más complejas, entre las cuales estaban esencialmente recordar un mayor número y combinaciones de letras mayúsculas y minúsculas y en distintos colores que iba apareciendo en la pantalla del ordenador, la exigencia para el otro grupo era mucho menor. Durante el experimento estudiaron por fuera y por dentro el cerebro de los participantes.



    Así, efectuaron un rastreo ocular para registrar la mayor o menor dilatación de la pupila. Investigaciones anteriores han observado que el movimiento del ojo se detiene y dilata cuando se está realizando un cálculo o se está en la fase final de la toma de una decisión. 



    Además, usaron una técnica de imagen cerebral, espectroscopia por resonancia magnética, para medir la actividad en la corteza prefrontal, el llamado cerebro ejecutivo, y los residuos que dejaba. También desarrollaron pruebas de rendimiento y cuestionarios sobre el nivel subjetivo de agotamiento.



    Los resultados muestran claras diferencias entre el grupo que tenía que pensar menos y aquellos cuyo esfuerzo mental era mayor. 



    Así, vieron signos de fatiga, incluyendo una reducción en la dilatación de la pupila, solo en el primer grupo. También observaron que, con el paso de las horas de trabajo, los participantes con tareas más complejas acababan por pedir recompensas (lo que les daban por realizarlas) más inmediatas.



    Pero el elemento más definitivo para ellos es lo que vieron que pasaba dentro de la cabeza. 

    Los integrantes de este primer grupo tienen mayores niveles de una molécula, el glutamato, en las sinapsis de la corteza prefrontal lateral, la que se encarga del control cognitivo.



    “El glutamato es el principal neurotransmisor excitatorio [activación de las sinapsis] del cerebro, implicado en muchas regiones y en su funcionamiento regular. Lo que observamos es un aumento con las tareas exigentes: el trabajo continuo en tareas que requieren un alto nivel de control cognitivo conducen a un aumento en la difusión (movimiento espontáneo de moléculas)”, confirma el Dr. Antonius Wiehler es investigador del Instituto del Cerebro de París, del Hospital Universitario Pitié-Salpêtrière, y coautor de este estudio. 



    Las moléculas de glutamato se liberan en el breve espacio que hay entre el final de una neurona y el inicio de otra, la hendidura sináptica, donde se produce el intercambio de información, siendo esencial en el proceso, “la actividad cerebral en esta región se regula a la baja para evitar una mayor acumulación de glutamato”, afirma, Wiehler. 



    “Nuestros hallazgos muestran que el trabajo cognitivo da como resultado la acumulación de sustancias nocivas”, Dr. Mathias Pessiglione, neurocientífico del Hospital Universitario Pitié-Salpêtrière de París.



    Para los autores del estudio, la mayor presencia de glutamato, junto a los otros cambios observados, respaldaría la idea de que la acumulación de esta molécula hace que la activación adicional de la corteza prefrontal sea más costosa, de modo que el control cognitivo es más difícil después de un duro día de trabajo mental.



    “En general, la fatiga como término médico hace referencia a la sensación de falta de aire ligada al ejercicio o a la insuficiencia cardiaca. Por eso decimos que en el síndrome post coronavirus hay muchos pacientes que lo que tienen es fatiga no respiratoria, ni cardíaca. 



    En ese sentido podemos llamarla fatiga neurológica, cognitiva o mental”, explica el Dr. Tomás Segura, jefe del servicio de neurología del Hospital Universitario de Albacete, quien está estudiando a afectados por covid persistente que relatan niebla y fatiga mental. 



    “Solo pensar que tienes que bajar a comprar el pan, y no es que te falte el resuello para hacerlo, sino que solo con plantearte el acto motor, te encuentras ya cansado. Esto tiene mucho que ver con aquellas áreas del cerebro donde se planifican las acciones y con la necesidad de que, para que se activen, toda la transmisión glutamatérgica debe funcionar bien”, dice Segura,



    Y añade que, “el glutamato, que es uno de los villanos señalados en la generación de daño cerebral en el ictus, está también implicado, en este caso por su carencia, en determinadas enfermedades neurodegenerativas y también en la explicación de la así llamada fatiga neurológica”.



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