La donación de cerebro ocurre tras el fallecimiento cuando una persona o sus familiares deciden donarlo para investigación.
La donación de cerebro ocurre tras el fallecimiento cuando una persona o sus familiares deciden donarlo para investigación. Se requiere la participación de personas sanas y enfermas para poder comparar y avanzar en la compresión de las enfermedades que lo afectan. El cerebro, es una estructura compleja y por esto, necesaria la donación completa de todo el órgano, incluso, para ciertas enfermedades, también se realiza la extracción de la médula espinal.
Uno de los miles de cerebros ya procesados, congelados y guardados en Bristol es el de Ángela Carlson.
Grabados en esos 1,4 kg de tejido seccionado están las experiencias, recuerdos y conocimientos de una mujer aventurera de su época. Pasó su adolescencia en el ejército de la Segunda Guerra Mundial, luego cuidó niños y fue cocinera en Estados Unidos y en lo que antes era Persia.
Enviudó dos veces, no tuvo hijos y finalmente se estableció en Dorset, Inglaterra, para estar cerca de su sobrina Susan Jonas. Murió allá de demencias a sus 89 años de edad.
Susan recuerda la angustia de ver a su tía perder su espíritu y sus facultades mentales al llegar a los ochenta.
“Sufría un poco de paranoia como parte de su demencia, pensaba que había hombres entrando a su dormitorio por la noche y recibimos llamadas de la policía para avisarnos que ella había pedido auxilio por los intrusos. La tenían es una lista especial” explica Susan.
“Cuando limpiamos su casa encontramos muchas armas debajo de su cama, desde martillos hasta una azagaya que es una especie de lanza en África”, relató su sobrina.
Angela había indicado en su testamento que quería dejar la investigación médica. Como albacea de su herencia, Susan decidió que, dada la demencia de su tía, la mejor manera de honrar ese deseo era donar su cerebro, así que registró a su tía antes de que falleciera.
“Fue una persona encantadora que siempre quiso ayudar a los demás, así que sentí que la donación de su cerebro era apropiada. Lo que había hecho en la vida lo podría seguir haciendo en la muerte” agrega Susan.
El cerebro de Angela es una de las 14. 000 donaciones en poder de la Red de Bancos de Cerebros de Reino Unido. El director de la red, Seth Love, no tiene ninguna duda sobre la importancia del papel que estos cerebros han jugado en el descubrimiento científico.
“Casi todo lo que sabemos de las enfermedades neurológicas humanas ha sido resultado de examinar el tejido cerebral humano. La mayoría de los avances en la enfermedad neurológica realmente han ocurrido en las últimas dos a tres décadas, más que todo a partir del examen de los cerebros derivados de bancos de cerebros” afirmó Seth Love.
Una búsqueda en los registros de descubrimientos científicos confirma que Seth Love está en lo cierto, la contribución de estos almacenes es clara.
El tejido cerebral post mortem fue vital en hallazgos que van desde el descubrimiento de Arvid Carlsson en 1957 de que la pérdida de células nerviosas productoras de dopamina causa la enfermedad de Parkinson, hasta la identificación de Jame Iroside en 1996 de una variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) que estaba vinculada a la enfermedad de las vacas locas.
Científicos como Tammaryn Lashley, investigadora de la demencia en University College London, están convencidos de la importancia que tiene poder examinar el “órgano real”.
“Los escáneres no llegan al nivel celular; no te dicen qué les sucedió a las células del cerebro en el proceso de la demencia. Realmente tenemos que poder poner al cerebro bajo el microscopio para determinar dónde y qué funcionó mal”.
El método de conservación ha evolucionado desde los primeros bancos en la década de 1950. En ese entonces, el tejido se fijaba con productos químicos tales como formalina. Ese proceso todavía se utiliza hoy en día en una mitad del cerebro, para darle rigidez y poder cortarlo en lonchas y observar bajo el microscopio.
La otra mitad se corta cuando está fresca y se congela a 80ºC para permitir el análisis de material genético, proteínas y sustancias neuroquímicas que les pueden mostrar a los investigadores mucho más sobre el desarrollo de la enfermedad.
Hay bancos que se enfocan en muchos otros trastornos neurológicos, desde la esclerosis múltiple y la ECJ hasta el autismo y los trastornos psiquiátricos tales como las esquizofrenia.
Igual de importantes son los cerebros de donantes sanos para que los investigadores tengan muestras de control para comparar.
La maestra Jubilada Margaret Allan es uno de esos candidatos. Recientemente se registró en el Queen`s Square Brain Bank en Londres. Allan es además, uno de los miembros de la Encuesta Nacional de Salud y Desarrollo.
Un estudio a largo plazo que ha seguido a 6.000 personas desde su nacimiento en 1946, por lo que su cerebro es particularmente valioso, ya que viene con 70 años de historia de su desarrollo. Su experiencia de toda una vida prestando su cuerpo y su mente a la investigación médica hizo que este último acto altruismo fuera una elección lógica.
“Ese seguimiento que nos han estado haciendo durante 70 años ha influido en la política social. Una gran cantidad de cosas que damos por sentadas fueron el resultado de ese estudio, por lo que donar el cerebro me pareció una continuación natural” explicó.
“Cuando uno muere, ya no le sirve el cerebro para nada. Si la ciencia médica puede usarlo ¡Por supuesto que pueden tenerlo¡” finaliza.
Los investigadores que utilizan las muestras cada día están conscientes de la deuda que tenemos con los donantes. La continua generosidad de personas como Margaret y Angela juega un valioso rol en la lucha contra enfermedades como la demencia.