Durante la tercera edad las personas son más vulnerables a contraer infecciones o enfermedades víricas y bacterianas. De ahí la importancia por prevenir a través de los procesos de inmunización.
Diana Castañeda
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Durante la tercera edad las personas son más vulnerables a contraer infecciones o enfermedades víricas y bacterianas. De ahí la importancia por prevenir a través de los procesos de inmunización.
La Revista Medicina y Salud Pública (MSP) entrevistó a Christine Camara, enfermera y fundadora de Vacunas Bright Center, quien reconoció que desde agosto las cifras en cuanto a vacunación se han normalizado, frente a los primeros meses de la pandemia, cuando se registraron descensos importantes en cuanto a los procesos de inmunización, tanto en infantes como en adultos mayores.
Actualmente, cuando el COVID-19 ha paralizado el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una alerta para que los países prioricen esfuerzos con el fin de mantener continuidad en los servicios esenciales de salud durante la pandemia, haciendo énfasis en la prevención de enfermedades transmisibles por medio de la vacunación, y la atención a población vulnerable como infantes y adultos mayores.
La neumonía por definición es una enfermedad que afecta a los pulmones y que puede ser generada por virus, bacterias u otros desencadenantes como exposiciones particulares que haya en el medio ambiente. Entre las bacterias más comunes se encuentra el neumococo y, existen más de 150 virus, entre los que se encuentran la influenza y el coronavirus.
“En el caso de la enfermedad neumocócica, los adultos necesitan dos dosis, además de tener también la vacuna contra la influenza que debe ser anual. En los adultos mayores de 65 años son muy importantes las vacunas como medidas de prevención, pues durante esa edad la mayoría de las personas comienzan a desarrollar enfermedades como diabetes, hipertensión, entre otras anomalías que al contraer virus o bacterias como el neumococo o la influenza pueden ser mortales”,
advirtió Camara.
Con el fin de evitar que las personas de la tercera edad evadan los procesos de inmunización, por miedo a un posible contagio por COVID-19, los centros de vacunación están llevando a cabo diferentes estrategias como atender a un solo paciente en las oficinas y entregando tarjetas de recordatorio para las siguientes dosis.
A su vez, Christine Camara anunció para MSP que la tasa de mortalidad en Puerto Rico por pulmonía o influenza ocupa un décimo lugar. Para el año 2013, la tasa ajustada por neumonía e influenza fue de 17.1 muertes por cada 100,000 habitantes. La tasa cruda de mortalidad fue de 20,8 muertes por cada 100,000 habitantes, siendo las más altas en hombres y en el grupo de edad de 85 años o más.