Un novedoso estudio sobre la membrana repleta de neuronas del ojo está comenzando a cambiar la creencia de que con la muerte, las neuronas mueren con el individuo.
La muerte se define como el cese irreversible de la actividad circulatoria, respiratoria o cerebral.
Muchos órganos humanos periféricos se pueden trasplantar de donantes fallecidos utilizando protocolos para optimizar la viabilidad. Sin embargo, los tejidos del sistema nervioso central pierden rápidamente viabilidad después de que cesa la circulación, lo que impide su potencial para el trasplante.
El curso de tiempo y los mecanismos que causan la muerte neuronal y el potencial de reactivación siguen estando poco definidos.
En un estudio llevado a cabo, se utilizó la retina como modelo del sistema nervioso central y se examinaron sistemáticamente la cinética de la muerte y la reactivación neuronal.
Se demostró el rápido declive de la señalización neuronal y se identificaron las condiciones para revivir la transmisión transsináptica síncrona in vivo en ratón post mortem y retina humana.
Se midieron las respuestas provocadas por la luz en los fotorreceptores maculares humanos en los ojos extraídos hasta 5 h después de la muerte y se identificaron los factores modificables que impulsan la pérdida reversible e irreversible de la señalización de la luz después de la muerte.
Finalmente, se cuantificó la reacción de desactivación limitante de la velocidad de la fototransducción, una cascada de señalización de proteína G modelo, en la retina humana y macaca periférica y macular.
En resumen, los investigadores restituyeron la actividad eléctrica de retinas humanas, procedentes de donantes fallecidos poco antes. Este logro, dado a conocer en Nature, mejorará el estudio de las enfermedades oftalmológicas, como la degeneración macular senil, una importante causa de deterioro de la visión y de ceguera. También podría sentar las bases para revivir otros tejidos nerviosos y, tal vez algún día, hacer posibles los trasplantes de retina.
Dicha investigación supone amplias aplicaciones e impacto al permitir estudios transformadores en el sistema nervioso central humano, plantear preguntas sobre la irreversibilidad de la muerte de las células neuronales y proporcionar nuevas vías para la rehabilitación visual.
Fuentes consultadas: National Library of Medicine y Revista Nature