Según el ser humano avanza en edad ocurren cambios fisiológicos que en ocasiones pasan inadvertidos. Los cambios se presentan y van progresando muy lentamente. Ocurren como una sorpresa. Muchas personas no pueden precisar o detectar los mismos, pero no se puede dudar de su avance. El hecho más difícil de aceptar es que no somos inmortales y que antes o después todos habremos de morir.
Aun si cuando de joven no tuviste problemas en la visión, definitivamente en la vejez tendrás pérdida de visión. La mayor parte de los viejos presentan problemas de visión. Surgen las cataratas y el glaucoma. La visión periférica también se afecta. Te ves obligado a utilizar espejuelos y muy frecuentemente se te pierden dentro del hogar. En los casos más avanzados dependes de ayuda para ambular.
Una tercera parte de las personas mayores de 65 años sufren pérdida de la audición. Muchas persona de edad avanzada terminan utilizando audífonos. En ocasiones, el volumen es difícil de ajustar. Los que han perdido audición confrontan problemas durante la conversación con los amigos. Mientras ven televisión pierden o no entienden los diálogos entre el locutor y el entrevistado.
Otros de los sentidos que se afectan son el sabor y el olfato. La pérdida de sabor puede hacer que los alimentos no sean tan apetecibles. La pérdida de olfato puede ser peligrosa si no se puede olfatear humo en un fuego. El tacto también se afecta al envejecer. Puede reflejarse en la dificultad para pasar las páginas del periódico o de un libro. Los dedos pierden sensibilidad, lo que provoca que se le caigan los objetos de las manos.
El balance también se afecta, y dificulta ponerse la ropa o los zapatos. Frecuentemente hay que apoyarse en el borde de la cama o de una silla. Las caídas son más frecuentes y el viejo comienza a caminar lento. “Ahora ya camina lento”, canta Alberto Cortés. Los zapatos y la ropa tienen que ser cómodos; ya no nos importa si nos vestimos combinados-- eso era una preocupación de la juventud.
Cuando salimos del hogar acompañando de algún familiar, lo primero que hacemos es identificar dónde está el baño, debido a la frecuencia urinaria. Muchos estamos tomado diuréticos y tenemos la próstata grande lo que nos obliga a ir al baño más frecuentemente que los jóvenes.
A los de mayor edad se nos olvidan algunas cosas como los nombres de algunos compañeros de clase que hace tiempo no vemos. Pero eso no significa que tenemos una demencia. El término demencia senil ya no se utiliza en la medicina. Se nos pueden olvidar las citas médicas, tomar los medicamentos, dónde pusimos el celular, etc. No somos tecnológicos como nuestros nietos, por eso es que cada abuelo necesita un nieto para que lo ayude con la computadora y el celular.
Otro aspecto importante es la pérdida de masa muscular y por consiguiente la disminución de la fuerza lo que predispone a las caídas. También las vértebras se tornan osteoporóticas, algunas colapsan y la estatura disminuye o desarrollamos curvaturas en la columna vertebral o jorobas. La debilidad y la osteoporosis frecuentemente resultan en fracturas, siendo más peligrosa la de cadera.
La actividad sexual también disminuye. Sin embargo, la actividad intelectual continua siendo productiva aun a edad muy avanzada. Entonces llega el temor a morir. Cicerón dijo: “la vida es una pieza teatral con un acto final muy mal escrito”. Envejecer es el único medio que se ha encontrado para vivir mucho tiempo—Charles Augustus Sainte-Beuve. Cuando alguien te llame “viejo”, contéstale: ya yo llegué, preocúpate tú por llegar a viejo.
Enrique Vázquez Quintana, MD