Este camino le ha permitido al doctor ser sensible ante el sufrimiento de los demás e intentar ser cada vez mejor en la atención con sus pacientes.
El Dr. Rafael Bredy, es director Asociado de Asuntos Clínicos del Hospital Damas. Nació en Venezuela, pero lleva más de 20 años viviendo en Puerto Rico, la tierra que lo acogió y donde echó raíces.
Sus cerca de 37 años de práctica médica le han dejado grandes enseñanzas y la certeza de haber seguido su intuición al escoger la vocación de servicio para las comunidades desde el campo de la salud.
El Dr. Bredy se describe como un hombre de fe que vive su espiritualidad día a día. Ese camino ha sido para él un soporte en medio de los momentos de sufrimiento y adversidad que ha atravesado.
“Soy un hombre de fe y creo en Dios, creo en el Dios que me muestran los evangelios y me aferro a Dios lo más que puedo. Cada vez que entro a este hospital le digo que yo no puedo con todo lo que tengo que hacer, en ese sentido tengo una relación existencial con Dios”, expresó el médico.
Al hospital llegan los pacientes, los enfermos, quienes necesitan ayuda médica y allí está el doctor Bredy, quien agradece a su fe y sus creencias la oportunidad de poder comprender el sufrimiento de sus pacientes y apoyarlos en sus procesos, aunque muchos no tengan explicación.
“Esta práctica cuando se toma en serio es muy dura. Yo le digo a los estudiantes que vienen al hospital que esto es un sitio de sufrimiento, que las personas que vienen aquí es porque no tienen más remedio y enfrentar el sufrimiento con las fuerzas personales es muy difícil desde mi percepción de fe”.
Para el galeno, la fe le permite ver todos los días un milagro, por más pequeño que sea, y le recuerda el milagro de la vida, el asombro de estar vivo, de tener un propósito, especialmente en los momentos difíciles.
“La enfermedad es parte de la existencia misma. A mis 63 años miro para atrás y entiendo cosas que el pasado no entendía y no veo a Dios como alguien que se pone a jugar ajedrez para mirar a quien tumbo o qué alfil quito, es una dinámica entre la provisión y la libertad”.
Lejos de las sotanas y los actos litúrgicos, el galeno considera que la vida espiritual es personal y es una decisión propia de cada ser humano. Con sus pacientes, es igual, él respeta a cabalidad cada creencia que tengan.
“Mi política es preguntarle a la gente que es lo que creen y si dentro de la gente está la espiritualidad y la fe religiosa, les exhorto a que usen el mismo recurso que uso yo en mi fe religiosa. Que hagan uso de esa bendición que tienen para darle sentido al momento de dolor por el que están pasando”, resaltó.
También aclaró: “quiero defender que hay personas que no tienen fe, pero tienen una vida espiritual muy grande, que no necesariamente es una vida religiosa. Algo que a mí me ayuda personalmente es darle sentido al ejercicio de mi función y desde esta perspectiva la fe me ayuda en el servicio y en la identidad personal”.
En medio de las celebraciones por la Semana Santa para los cristiano-católicos, el doctor considera importante no quedarse en el sufrimiento, en la agonía y el acto de arrepentimiento, si no aprovechar estas fechas para estar alegres y compartir en familia.
“Lo mejor que puedo decir es algo que descubrí hace algunos 5 a 6 años. Yo me quedo con las palabras que más repite Jesús después de resucitar: estén alegres, en paz y no tengan miedo”, afirmó.