Miranda comprendió que la vocación que ama y valora viene de la mano de Dios, pues entiende que la Medicina no es tan solo una profesión, sino un ministerio.
A pesar de contar con una prestigiosa carrera como galeno, militar y maestro, no dudó en responder al llamado del Señor para estudiar en el Seminario Evangélico de Puerto Rico y convertirse en pastor de la Iglesia Luterana de Caguas durante 12 años.
Sin embargo, este hijo nacido y criado en el barrio Puerta de Tierra de San Juan ha llevado esperanza a través de la oración en más de seis décadas de servicio al prójimo, calmando el espíritu afligido de sus pacientes y sus respectivos familiares en momentos de dolor e incertidumbre.
“Siempre había participado en la religión desde Puerta de Tierra en una iglesia luterana. Ahí fue que desarrollé las cualidades de líder de los jóvenes y después fui líder entre Puerto Rico y luego a nivel nacional. Parte de las funciones que me dieron era de entrevistar a los candidatos a pastor. Ya yo estaba de médico y conociendo bien la iglesia, me tocaba determinar quién estaba con llamado a ser pastor y quién no. Afortunadamente, me enviaban buenos candidatos”, recordó el mayor de cuatro hermanos nacidos en el matrimonio de Mario, César e Isabel.
“Una de las preocupaciones era que los pastores luteranos tenían que ir a Estados Unidos a estudiar y cuando tenían grandes carreras y prácticamente tenían que separarse de su familia para ir a estudiar en un idioma que muchos no conocían. Hablé y establecimos un contacto de que los estudiantes luteranos pudieran empezar en el seminario evangélico en Puerto Rico y entonces entraban a universidad. Me matriculé y después de eso dije ‘anda, si esto es lo mío”, confesó el internista de 86 años.
Así se mantuvo cinco años en la preparación académica para pastorear una iglesia sin cerrar su consultorio médico ni renunciar a sus obligaciones tanto en el campo de la salud como en la milicia.
Pero su mayor satisfacción es haber contado siempre con el apoyo de su familia compuesta por esposa y cinco hijos, entre estos, dos pares de gemelos y otro ser que nació del corazón, pues fue adoptado.
“Ya no estoy pastoreando, sino que estoy como pastor retirado, estoy como miembro de una iglesia, ahora soy feligrés. Pero, ha sido una experiencia de pastor por 12 años en Caguas. Salir de aquí, de Bayamón a ir a pastorear a Caguas, más la oficina y mientras tanto, yo estaba en la Reserva Naval. Tenía cuatro cosas a la misma vez en un tiempo. No sé cómo lo hice”, dijo al señalar que culminó sus estudios en teología en 1985, cuando tenía 50 años.
“Yo estaba estudiando en el seminario evangélico, la otra era que estaba de miembro de la Reserva Naval, luego la oficina y tenía una iglesia asignada en Caguas. ¿Cómo lo hice? Primero, la familia mía que ha sido un apoyo extraordinario, así que tengo una suerte extraordinaria, no he tenido problemas de que mi familia me apoye en todos mis embelecos, porque cuidado que soy embelequero”, confesó el otrora ‘commander officer’ de la unidad de la Reserva Naval de Roosevelt Roads en Ceiba.
Miranda Torres reconoce que el llamado de Dios a su vida le ha abierto muchas puertas al decidir servirle a través de la vocación para la cual se preparó desde su juventud.
"Yo entiendo que la medicina no es una profesión nada más… la medicina es un ministerio y ese ministerio es al cual Dios te ha llamado a ti y te dice ‘esto es’. A mí en particular me ha abierto muchas puertas… ¿cómo un individuo de barriada se hace médico? Entonces, miro hacia atrás y digo ‘Señor, tienes algo para mí’. El Señor quiere que yo haga esto, pero es un llamado de esto, pero es un llamado de él a servirle a sus hijos. Entonces, ahí fue que entré como pastor”, señaló el esposo de Mayra Cora Camacho, con quien se casó tras enviudar luego de 49 años de matrimonio.
“En todo momento he tenido una familia que me apoya, con una iglesia en la cual refuerza mi fe en todo momento y con mis oraciones y mi espiritualidad directa con el Señor en la cual yo tengo que oír el mandato del Señor. ¿Qué es lo que él quiere que yo haga?”, agregó.
De otra parte, relató la importancia de orar por sus pacientes, aunque admitió que no lo hace con todos, además de cantar coritos de manera espontánea.
“Cuando estás viendo pacientes, que tú ves cómo empiezan y cómo se van poniendo mayores y cómo van perdiendo la capacidad, y finalmente cuando mueren. Te das cuenta de que necesitan apoyo y ese apoyo se lo tienes que dar tú. Ahora, en estos tiempos de la pandemia, todavía más, cuando tienes pacientes muy graves”, mencionó el egresado de la Universidad de Puerto Rico.
“Yo atendí a pacientes de COVID y esos pacientes no tienen a nadie que les apoye, alguien que le pregunte ¿cómo están? Entonces, ¿qué podemos hacer con ellos? Pues podemos orar con ellos. Yo no oro con todo el mundo, sino que busco la oportunidad de que el paciente, tú notas que tiene la necesidad y sale natural. Entonces, aunque tengo una voz que no es muy buena, hay un montón de coritos y cantamos y eso me hace sentir que estoy siguiendo los pasos del Señor”, continuó.
Asimismo, admitió que durante sus 63 años de trayectoria como médico internista ha visto muchos milagros; confesión que muchas veces suele reñir con la ciencia.
“Yo he visto milagros y, de hecho, uno de los pacientes de COVID que vi y dije que era cuestión como en tres o cuatro horas, y el paciente despertó de eso y está feliz de la vida y se fue de alta. Sencillamente, lo puse en sus manos (Dios) porque las medicinas que tenemos para muchas de las condiciones están; así que tienes que tener la ayuda del Señor para tú puedes ser un médico eficiente y entonces, sin tratar de adjudicarte los milagros, sino que el Señor interviene”, reveló.
“Entonces, si oro con mis pacientes y oro con alguno de sus familiares, le explico que es la voluntad del Señor, si él cree conveniente. Y le explico también que para que haya un milagro tiene que haber algún propósito en ese milagro. Le traigo a colación la resurrección de la salud”, argumentó.
En el marco de la solemnidad del Viernes Santo, este médico y pastor retirado habló de la pasión y crucifixión de Jesús, y su explicación sobre la vida de los seres humanos que esperan un milagro que les salve del peligro de muerte.
“Con Jesús ocurrió un evento y se demostró el poder del Señor, pero se murió, que no fue una cosa permanente, pero el Señor tenía un propósito para ese milagro. Si el Señor tiene un propósito para sus familiares, pues lo mantendrá vivo y nos dejará saber cuál es el propósito y nosotros aprendemos de ese propósito”, manifestó.
“La crucifixión es central porque es el sacrificio y entonces es algo que puedes ver, murió por nosotros. Entonces, cuando resucita, nos deja el Espíritu Santo para que vele y esté con nosotros como está en todo momento conmigo, contigo. Entonces la crucifixión no es solamente un evento, sino que tiene que estar acompañado con la resurrección; es la que celebramos el domingo”, concluyó.