Entre 45% y 50% de las participantes han sufrido algún tipo de alteración en su ciclo como consecuencia de haber padecido Covid-19 o al vacunarse.
Coincidiendo con el inicio de la campaña de vacunación frente a la COVID-19 a nivel mundial, muchas mujeres empezaron a manifestar cambios o alteraciones de distinto tipo en sus ciclos menstruales. El aumento de la casuística hizo que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) analizara esta cuestión en la reunión de su Comité de Evaluación de Riesgos de Farmacovigilancia (PRAC), concluyendo que "hasta el momento (agosto de 2021), no se han establecido una asociación causal entre las vacunas COVID-19 y los trastornos menstruales".
La EMA anunció entonces la intención del PRAC de continuar trabajando en esta línea (revisión de informes y literatura científica sobre estos presuntos efectos adversos), sin que hasta el momento se haya emitido ningún comunicado o conclusión al respecto.
Sin embargo, la percepción de los profesionales (atención primaria, ginecología y obstetricia, urgencias ginecológicas…) es muy distinta, con base en la frecuencia de las consultas recibidas en este sentido. En este marco se están llevando a cabo numerosos estudios dirigidos a arrojar más luz sobre el nexo ente el ciclo menstrual femenino y la infección/vacunación anti-COVID-19.
Uno de ellos es la investigación llevada a cabo por las doctoras Cristina Carrasco y Ana B. Rodríguez, del Grupo de Neuroinmunofisiología y Crononutrición de la Universidad de Extremadura, en España, en colaboración con la ginecóloga y obstetra Dra. Miriam Al Adib Mendiri, cuyos resultados preliminares acaban de hacerse públicos.
"Se trata de un estudio transversal, puesto en marcha en diciembre de 2021 cuyo objetivo principal es conocer el posible impacto de la pandemia de la COVID-19 —tanto la infección por SARS-CoV-2 como la vacunación— en el ciclo menstrual femenino", declaró a Medscape en español la Dra. Al Adib Mendiri.
Metodología online y más de 17.000 participantes
Para ello, las investigadoras diseñaron y lanzaron una encuesta online basada en un estudio previo similar llevado a cabo en la University of Illinois-Urbana-Champaign, en Champaign, Estados Unidos.
Concretamente, se trató de una encuesta realizada en redes sociales a la que respondieron voluntariamente, en un periodo de 15 días, un total de 17.515 mujeres mayores de edad, tanto menstruantes como con amenorrea, la mayoría de ellas residentes en España, "aunque este no era un requisito establecido para participar en la encuesta", apuntó la especialista.
Entre otros datos de interés, la encuesta permitió recabar información sobre la ocurrencia de alteraciones en el ciclo menstrual posteriores a la infección por SARS-CoV-2 o a la vacunación, en términos de duración, patrón de sangrado menstrual, aparición de spotting o sangrado eventual, y sintomatología premenstrual.
"También hemos recogido datos sobre otros potenciales efectos adversos como la aparición de ganglios en las axilas o de pequeños bultos en las mamas. Las respuestas nos han permitido además conocer una serie de aspectos referentes al historial de salud estas mujeres, como, por ejemplo, el patrón de sangrado previo a la vacunación o a la enfermedad", comentó la Dra. Al Adib Mendiri.
"De todos estos datos hemos extraído unos resultados preliminares que demuestran que casi la mitad de las mujeres han sufrido alteraciones en su patrón de sangrado menstrual como consecuencia de la pandemia de la COVID-19", añadió la especialista.
Concretamente, según detallaron las doctoras Carrasco y Rodríguez en la comunicación de estos resultados preliminares, entre un 45 % y un 50 % de las participantes han sufrido algún tipo de alteración en su ciclo como consecuencia tanto de haber padecido la enfermedad COVID-19 (17 % de ellas) como de recibir las dosis vacunales.
Para las investigadoras, "es destacable que un 49 % haya referido alteraciones en las variables analizadas (patrón de sangrado, duración…), así como que en un 44,8 % de los casos estas alteraciones se mantengan hasta el día de hoy (varias semanas después de la vacuna o infección)".
Mujeres infectadas y vacunadas (con o sin pauta completa)
En cuanto a las participantes en el estudio vacunadas contra la COVID-19 (96 % de ellas con una dosis y 87 % con la pauta completa), un 46,8 % informó de alteraciones en la duración del ciclo menstrual y un 44,5 % en el flujo del periodo tras recibir la primera dosis, porcentajes que se ven incrementados hasta en un 49 % y 47 %, respectivamente, al recibir la segunda dosis.
"En ambos casos, las participantes manifiestan seguir experimentando estas alteraciones hasta el día de hoy en un 25 % de los casos tras la primera dosis de la vacuna y en un 30,5 % después de la segunda", señalaron las investigadoras.
Respecto a si estos datos han mostrado alguna diferencia en cuanto al tipo o frecuencia de alteración menstrual entre las mujeres que se habían infectado del coronavirus y las que se vacunaron, la Dra. Al Adib Mendiri afirmó que en ambos grupos se ha visto afectación en el patrón de sangrado, "pero se trata de datos que hay que depurar en los próximos meses, en el marco de la siguiente fase de la investigación, para comprobar si hay diferencias significativas en cuanto a la severidad de este impacto en unas y otras".
Para la ginecóloga, estos resultados, aunque preliminares, ya reflejan un claro impacto de la COVID-19 en el patrón de sangrado menstrual y son el punto de partida de lo que realmente sería el estudio como tal:
"Nuestra idea es ir desglasando más detalles sobre el tipo de alteración que estas mujeres experimentan en el sangrado (si es por exceso o por defecto), así como estructurar estadísticamente los resultados por grupos: cuántas han tenido ciclos más/menos abundantes; qué número de mujeres han notado pequeños sangrados inter menstruales; la duración media de estas alteraciones o en qué casos éstas han sido relevantes, ya que, por ejemplo, no es lo mismo una mujer en la que los cambios en el patrón de sangrado asociados a esta circunstancia se ha reducido a un retraso de tres días en la menstruación que otra que está sufriendo hemorragias desde el día en que se puso la vacuna" .
En el mismo sentido, las investigadoras de la Universidad de Extremadura anunciaron que en los próximos meses se van a analizar en profundidad los datos recogidos, "de forma que nos permitan extraer conclusiones científicas y con el objetivo de identificar posibles factores diferenciales que influyan en la aparición de estos efectos secundarios".
Entre los aspectos que está previsto dilucidar en esta segunda fase de la investigación, la Dra. Al Adib Mendiri destacó la intención de determinar el porcentaje de mujeres en el que estas alteraciones revisten gravedad, delimitar la duración media de esta afectación y comprobar si estos cambios en el ciclo son similares en las que solo tienen una dosis de la vacuna y en las de pauta completa, y también entre las mujeres vacunadas y aquellas que han pasado la COVID-19.
"Estos datos nos permitirán definir un perfil de las mujeres que sufren estas alteraciones que aún no podemos perfilar al no disponer de resultados definitivos, los cuales esperamos manejar en los próximos meses".
Tercera dosis e impacto en embarazadas
Asimismo, la Dra. Al Adib Mendiri explicó que en la siguiente fase, además de analizar en profundidad estos resultados preliminares, está previsto realizar una nueva encuesta con el objetivo de conocer el impacto de la tercera dosis de la vacuna a nivel menstrual y también obtener datos sobre el impacto de la vacunación y la infección en las mujeres embarazadas.
"Son dos nuevos brazos de la investigación que nos gustaría desarrollar en un futuro próximo, una vez analicemos y estructuremos los datos con los que estamos trabajando actualmente", señaló la ginecóloga.
Por su parte, las doctoras Carrasco y Rodríguez incidieron en que el principal objetivo de esta investigación es extraer conclusiones que permitan incrementar la escasa evidencia científica disponible hasta el momento sobre esta cuestión, publicando los resultados definitivos en una revista especializada de forma que tengan una potencial aplicabilidad en las políticas sanitarias en todo el mundo.
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