El dolor pélvico puede generarse por condiciones ginecológicas como la endometriosis o también por condiciones gastrointestinales, urológicas, musculo-esqueletales
En Puerto Rico, las mujeres que presentan dolores pélvicos recurrentes, suelen transitar entre uno y otro especialista hasta encontrar el tratamiento más efectivo que elimine las molestias ocasionadas en la realización de actividades diarias de esta población femenina.
Ante dicha necesidad, la doctora Yolianne Lozada, una vez terminó su residencia en Puerto Rico, se trasladó a la Universidad de Rochester en Nueva York, donde se entrenó por dos años en una subespecialidad en cirugía ginecológica mínimamente invasiva, con enfoque en dolor pélvico crónico.
En conversación con este medio, la galena recordó que, cuando estaba en la isla, durante su residencia en ginecología, recibió muchas pacientes con estos dolores frecuentes, pero nunca supo cómo tratarlas; esto, debido a que no había un entrenamiento formal sobre esa parte de la ginecología.
“Es difícil encontrar un especialista en dolor pélvico crónico aquí en Puerto Rico. Ahora mismo yo no sé de ningún ginecólogo que se especialice en esta área. Todo esto surge cuando me fui a Rochester. Ellos tienen un centro especializado en donde más del 90% de mis pacientes eran de dolor pélvico crónico. Durante mi tiempo allá, recordé muchas pacientes que vi en la residencia que no supe cómo ayudar. A muchas pacientes con dolor pélvico se les hace un examen físico de rutina y estudios de imagen en donde muchas de estas condiciones no se evidencian. Si todo parece estar negativo, a veces hasta se le dice a la paciente que no tiene nada y así siguen rodando por especialistas. Aquí en la isla, entiendo que muchos fisiatras son quienes finalmente terminan tratando a estas pacientes. Es muy común que pasen años con dolor antes de encontrar a alguien que las pueda ayudar”,
mencionó la doctora, quien regresó a Puerto Rico hace un año y comenzó a trabajar con esta población a inicios de 2019.
Ante preguntas sobre estadísticas de incidencia en la isla, respondió que no conoce de estudios a nivel local, pero a nivel mundial hay una prevalencia de hasta un 25%. Sin embargo, tiene que tomarse en consideración cuál definición de dolor pélvico crónico se está usando.
“Creo que, en general, no hay tanto conocimiento ni en nuestra población de mujeres ni entre la misma comunidad médica acerca de las diferentes condiciones de dolor pélvico crónico. Precisamente por esto, sería fantástico poder hacer un estudio. Muchas de estas pacientes han pasado por múltiples especialistas tratando de conseguir una razón para sus síntomas y nunca son diagnosticadas. Parte de esto se debe a que el examen físico que se les debe hacer a estas pacientes es diferente al examen ginecológico convencional; es más detallado y extenso. Estamos súper necesitados en la isla”,
aseveró.
De hecho, es precisamente el examen físico el que ayuda a determinar la condición y el tratamiento que requiere cada paciente. Por ende, si no se diagnostica correctamente, es complicado estimar la prevalencia en la población.
El dolor pélvico puede generarse por condiciones ginecológicas como la endometriosis o también por condiciones gastrointestinales, urológicas, músculo-esqueletales, o del sistema nervioso. De la misma forma, hay condiciones de la vulva que están asociadas al dolor crónico. De todas las causas, es posible que la endometriosis sea la que se trabaje con mayor frecuencia, porque es más conocida en la comunidad médica.
Sin embargo, mientras la doctora recibía su entrenamiento, se realizó un estudio en esa institución donde encontraron que más de la mitad de las mujeres con dolor pélvico crónico, tenían síndrome miofascial, que se comporta como un tipo de espasmo severo de los músculos del piso pélvico y puede resultar debilitante.
Otras causas del dolor están relacionados a condiciones neurológicas; por ejemplo,"está la neuralgia del pudendo, que es un nervio que lleva la sensación al área pélvica y puede ocurrir por diversas razones, entre ellas, atrapamiento del nervio”. Otras causas incluyen las urológicas como la cistitis intersticial, que es una condición en donde la paciente persistentemente tiene síntomas similares a los de una infección de orina. Sin embargo, sus cultivos siempre están negativos. Además, puede haber pacientes que tengan más de un diagnóstico. El síndrome de dolor miofascial, por ejemplo, es común encontrarlo en conjunto con otras condiciones. Muchas veces este es precedido por un historial de menstruaciones dolorosas por muchos años.
Como nota adicional, la serie de medicamentos y tratamientos a explicarse no son nuevos y son bien aceptados en países como Estados Unidos y Europa, pero en Puerto Rico son tratamientos que no se utilizan comúnmente, lo que lo convierte en novedoso para las puertorriqueñas.
Para el síndrome miofascial, los tratamientos comienzan con terapia física, pero no se trata de la terapia usual. La salubrista narró que, en el centro especializado en Nueva York, había terapistas entrenadas para el dolor pélvico, y se trata de una terapia interna y especializada. En la isla existe únicamente un centro, en donde se ofrecen algunas de estas terapias. Lozada indicó que, adicionalmente, una vez llegan pacientes con esta condición, existe un libro que explica la anatomía, cómo sobrellevar la condición y un resumen de ejercicios y técnicas que son efectivas y mejoran la calidad de vida de estas pacientes. "Esto no sustituye visitar a un terapista, pero es un punto de partida”, agregó.
Otro tipo de tratamiento disponible para las condiciones musculo-esqueletales del piso pélvico son los medicamentos orales y los relajantes musculares. También hay medicamentos que pueden ser administrados por vía vaginal. Las inyecciones de tipo “trigger point injections” (como se conocen en inglés) proveen un alivio casi inmediato y se pueden realizar en una visita a la oficina. Las mismas se pueden aplicar a los músculos que estén afectados, incluyendo aquellos del piso pélvico. Asimismo, las inyecciones de bótox son sumamente efectivas y ofrecen resultados que, por lo general, son de más larga duración.
Para el dolor relacionado al nervio pudendo, se realizan bloqueos que pueden realizarse en una visita. Además, existen otros métodos que usan estudios de imagen como CT Scans o fluoroscopias para identificar el nervio e inyectar los medicamentos. Por otra parte, hay una serie de medicamentos que son efectivos. Como último recurso, hay un subgrupo de pacientes que son candidatas a cirugía. Es una cirugía laparoscópica bastante compleja que consiste en limpiar el área alrededor del nervio en un punto específico a través de su curso en la pelvis.
Existe una gran variedad de manejos disponibles para las pacientes con dolor pélvico crónico. No obstante, es vital hacer el diagnóstico correcto para evitar tratamientos innecesarios que pudieran terminar causando más dolor y frustración. Si se promueve el conocimiento y la concientización sobre las diferentes condiciones de dolor pélvico, podremos ayudar a estas pacientes y mejorar su calidad de vida.