El especialista fue enfático en las pruebas de cernimiento.
“Más del 95 por ciento de los pacientes con el tratamiento adecuado puede recuperarse, incluso estamos hablando de cura de la hepatitis C”, este es el alcance más importante que indica el Dr. Iván Antúnez, gastroenterólogo del Centro de Trasplante de Auxilio Mutuo.
La palabra hepatitis, significa una serie de condiciones que pueden causar inflamación, y aunque normalmente se asocia a las infecciones virales, lo cierto es que cualquier enfermedad que genere que el hígado se inflame es hepatitis.
Hay condiciones metabólicas, enfermedades autoinmunes y enfermedades virales, que con más frecuencia se ven. “Es importante aclarar, que la mayoría de estas condiciones van dañando este órgano hasta llevar al paciente a la etapa de cirrosis”.
“La mayoría de las enfermedades de hígado en etapas temprana no tienen síntomas, de modo que cuando aparecen los síntomas es porque la enfermedad está avanzada. Por eso siempre hablamos de prevención y de hacer pruebas de cernimiento”, explicó.
El especialista destacó que las enfermedades virales que afectan al hígado ocurren de dos maneras diferentes, ya que la hepatitis A y la E están provocadas por la ingestión de agua o alimentos contaminados, mientras que la hepatitis B, C y D se deben al contacto con humores corporales infectados.
Por su parte, indicó que el hígado también se puede ver afectado por las enfermedades autoinmunes, mejor conocida como la hepatitis autoinmunitaria, la cual es una enfermedad crónica en la que el sistema inmunitario del organismo ataca el hígado y causa inflamación y daño al hígado.
“Al igual que los virus, esta condición puede llevar el hígado a la cirrosis, y se conoce que esta condición la padecen en mayor proporción las mujeres que los hombres. Esta condición también puede debutar con falla fulminante, pero la mayoría van a tener pruebas alteradas de hígado”, indicó el Dr. Antúnez.
También está presente el componente genético, conocido como la hemocromatosis hereditaria, la cual está presente al nacer, pero que la mayor parte del tiempo presenta signos y síntomas hasta más tarde en la vida, generalmente después de los 40 años en los hombres y después de los 60 en las mujeres.
“No obstante, hay unas menos comunes que se ven en los pacientes pediátricos. Todo paciente debe tener su cita anual, y en sus laboratorios anuales incluir sus exámenes de hígado. Los pacientes de riesgo también deben hacerse pruebas de cernimiento”, explicó.
Las complicaciones de la enfermedad hepática son variables, dependiendo de la causa de los problemas hepáticos. Las enfermedades hepáticas sin tratar pueden avanzar y convertirse en insuficiencia hepática, una enfermedad que pone en riesgo la vida.
El especialista, también se refirió a la enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) es una afección en la cual se acumula exceso de grasa en el hígado. El hígado graso no relacionado con el alcohol y la esteatohepatitis no alcohólica son tipos de EHGNA. Si el paciente tiene EHNA, tiene inflamación y daño hepático, junto con grasa en el hígado.
“Este grupo de pacientes, si su equipo médico no logra controlar la inflamación, este paciente, al igual que aquellos que tienen cirrosis, son candidatos para trasplante de hígado. Porque esta es la etapa final de todas las condiciones mencionadas anteriormente”.
Mencionó que las complicaciones son cáncer de hígado o fallo renal, “es importante que el paciente junto a su equipo médico sepan en qué estadio se encuentra para tomar las decisiones y trasladarlo a un centro médico especializado en trasplante”.
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