Un nuevo análisis global proyecta que, para el año 2050, 360 millones de niños y adolescentes de todo el mundo vivirán con obesidad, lo que representa aproximadamente 1 de cada 3 jóvenes entre 5 y 24 años.
Los expertos alertan sobre la creciente prevalencia del sobrepeso y la obesidad, instando a los gobiernos a tomar acción colectiva para abordar sus causas.
Según un análisis reciente publicado en la revista Lancet, la obesidad está proyectada a afectar a una proporción alarmante de la población joven mundial.
Se estima que, para el año 2050, aproximadamente 360 millones de niños y adolescentes vivirán con esta condición. A nivel global, se prevé que 1 de cada 3 jóvenes de entre 5 y 24 años serán diagnosticados con obesidad o sobrepeso.
Esta tendencia plantea grandes desafíos para los sistemas de salud pública, con impactos directos en la prevención de enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos.
Aunque la obesidad afecta a jóvenes de todo el mundo, el análisis revela que existen marcadas diferencias geográficas.
Las regiones de Norte de África, el Medio Oriente, América Latina y el Caribe se perfilan como las áreas con las tasas más altas de obesidad juvenil.
En estas zonas, la combinación de factores socioeconómicos, cambios en los patrones alimentarios y falta de acceso a actividades físicas saludables contribuyen a la acelerada prevalencia de esta enfermedad.
Por ejemplo, en América Latina, los hábitos alimenticios están cambiando rápidamente debido a la urbanización, el acceso más fácil a alimentos baratos y ultraprocesados, y la disminución de la actividad física en los niños.
Estos factores, combinados con la falta de políticas públicas efectivas, están contribuyendo a que cada vez más niños y adolescentes sufran de sobrepeso u obesidad, lo que plantea un serio desafío para la región en términos de costos para los sistemas de salud.
Los autores del estudio destacan que, aunque los individuos pueden tomar decisiones para equilibrar su actividad física, dieta y descanso, la realidad es que el entorno en el que viven muchos jóvenes es un "entorno obesogénico".
Los gobiernos tienen un papel crucial en la creación de políticas que regulen la publicidad de alimentos poco saludables, mejoren la accesibilidad a alimentos frescos y promuevan espacios urbanos para la actividad física.
Sin un enfoque integral y colectivo, las tasas de obesidad seguirán en aumento, dejando a las generaciones futuras vulnerables a las enfermedades crónicas.
El estudio hace un llamado urgente a la acción colectiva, pidiendo a los gobiernos que actúen en la raíz del problema. Si bien las intervenciones individuales son importantes, es fundamental que las políticas públicas tomen un enfoque preventivo y transformador a nivel global.
"La obesidad no es solo un problema personal, es una crisis de salud pública que requiere una respuesta organizada y coordinada", afirman los expertos.
Este análisis, junto con las crecientes tasas de obesidad en los jóvenes, debe servir como un fuerte recordatorio de la necesidad de cambiar las políticas y los hábitos que están dando forma a la salud futura de las generaciones venideras.
