Muchos pacientes recurren al consumo de plantas medicinales para tratar la diabetes tipo 2, pero, ¿es realmente segura esta práctica?
Una cantidad considerable de plantas son usadas con fines medicinales para tratar condiciones como la diabetes mellitus tipo 2, que cada día afecta a más personas en el mundo.
Aunque la Organización Mundial de la Salud ha señalado que el uso de plantas medicinas forma parte de una terapia inocua, efectiva y con un costo asequible para las poblaciones, el uso se debe fundamentar en su correcta identificación.
Un estudio descriptivo, llevado a cabo en Paraguay, de corte transverso, incluyó a 41 pacientes, de los cuales, más de la mitad, manifestó ingerir algún tipo de planta medicinal para tratar la diabetes mellitus tipo 2.
La Diabetes Mellitus (DM) es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce.
Las plantas más usadas, según lo mencionado por los pacientes, fueron: Jaguareté po (Jungia floribunda Less.), Ajenjo (Artemisia absinthium L.), Moringa (Moringa oleífera L.), e Insulina (Cissus verticillata (L.).
Si bien las plantas medicinales han sido el punto de partida para el desarrollo de muchos medicamentos, permitiendo descubrir nuevas sustancias con actividad biológica, su empleo debe ser racional y nunca debe sustituir la opinión médica calificada.
En los países menos desarrollados, las plantas medicinales, al igual que los conocimientos populares, constituyen una fuente a la que recurren muchos pacientes. Se suele ingerir en infusiones o en formas farmacéuticas, como los fitoterápicos.
Tanto el Jaguarete po, como la planta comúnmente conocida como insulina son frecuentemente utilizados como hipoglucemiantes. Pero, no todas las plantas medicinales que comúnmente emplean los pacientes son específicas para el tratamiento de la diabetes, sino que, en algunos casos, se usan para tratar patologías asociadas a la diabetes, como la hipertensión arterial o la dislipidemia; o bien para tratar los problemas gástricos producidos por los medicamentos que consumen.
A pesar de que esta práctica terapéutica basada en el uso de plantas medicinales siempre ha existido, es necesario seguir la directriz de la OMS según la cual las terapias tradicionales y medicinas alternativas deben contar con eficacia científicamente comprobada.
Pues, la arraigada creencia de que lo natural equivale a lo seguro, esto podría llevar a un mal uso de las plantas, cuando lo cierto es que estas podrían ocasionar problemas como reacciones adversas o intoxicaciones, por lo que es necesario promover la cultura del uso seguro.
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