Los efectos de la COVID-19 van más allá del sistema respiratorio, provocando secuelas por varios meses luego de la infección original.
Los efectos de la COVID-19 van más allá del sistema respiratorio, provocando secuelas por varios meses luego de la infección original.
En el marco de la Serie Conferencia Magistral llevada a cabo por Puerto Rico Public Health Trust, varios especialistas de la salud, realizaron diferentes intervenciones sobre la enfermedad de la COVID-19, la importancia de su detección temprana y su impacto en el organismo. En particular, la Directora de Endocrinología, de la Escuela de Medicina - RCM, la doctora Margarita Ramírez, se refirió al sistema endocrino y cómo el virus lo ha afectado.
Se han publicado varios reportes de casos con apoplejía pituitaria al ser diagnosticados con la COVID-19 y aunque la mayoría tenían factores de riesgo, en algunos casos se dieron en microadenomas y sin evidencia de tumor.
La COVID relacionada con la tiroides, se cree que tenga un efecto directo del virus desde la parte más central en la pituitaria, causando un hipotiroidismo secundario. Adicionalmente, se ha encontrado un daño severo en las células foliculares de la tiroides luego de la infección.
"Desde temprano, en la pandemia, se reportaron varios casos de tiroiditis subaguda ocurriendo de dos a cuatro semanas luego de resolverse los síntomas del covid", señaló Ramírez.
Esta tiende a ser atípica, ya que en la mayoría de los casos no causa dolor en el área del cuello, sino que causa linfopenia en vez de linfocitosis. De igual manera, se ha evidenciado que los infectados con la COVID-19 tenían más probabilidad de desarrollar hipertiroidismo.
"No es una destrucción de las células, sino un daño mediado por la respuesta inmune", afirmó la Dra. Margarita Ramírez. Se han reportado algunos casos de tiroiditis subaguda asociados a la vacunación contra el SARS-Cov-2
Enfermedad de Grave´s
Se han reportado varios casos en relación con la infección de la COVID-19, ya que esta genera una respuesta exagerada de citoquinas, provocando una reacción desencadenante a la enfermedad autoinmune en las tiroides.
Es importante resaltar que los reportes del desarrollo de la enfermedad de Grave´s es de seis a ocho semanas luego de la vacuna, específicamente de la vacuna de mRNa para el Sars- cov-2
Síndrome de enfermedad no-tiroidea
Esta ocurre como una respuesta fisiológica durante una enfermedad crítica y no se debe a la disfunción tiroidea.
Esta condición va a progresar a una disminución de T3, T4 y TSH durante el periodo de estrés; es necesario aclarar que si el paciente se recupera de esta enfermedad, sus pruebas tiroideas regresarán a la normalidad. Este tipo de patrón se evidencia en aquellas personas a las que esta condición se relaciona con la COVID.
En caso de que la COVID se presente con mayor carga viral y severidad, los resultados de las pruebas tiroideas en los pacientes regresan a la normalidad en tres a seis meses después de la infección.
Por otro lado, si el paciente presenta el tipo de variante conocido como COVID-19 persistente, el cual se caracteriza por cansancio, mialgias y confusión mental, estos podrían provocar una confusión con los síntomas propios de la tiroides.
"Hasta el momento no es conocido por parte de ningún endocrinólogo que se hayan tenido pacientes con alteraciones en sus pruebas de tiroides secundario luego de una infección de COVID-19", puntualizó la Dra. Margarita Ramírez.
Glándula Adrenal
Durante el primer brote de la COVID-19 se reportó que casi un 40% de los infectados presentaban en sus pruebas de laboratorio insuficiencia adrenal, luego de más de tres meses de la infección. Por otro lado, en las autopsias realizadas se evidenciaron hemorragias, necrosis e inflamación en las adrenales.
Adicionalmente, se reportaron infartos y hemorragias adrenales en la infección aguda, en muchos casos las causas podrían deberse a otras condiciones y no al COVID.
En la mayoría de los pacientes la función adrenal tiende a estar preservada durante las primeras 48 horas de la admisión, sin embargo, se va a evidenciar un aumento en el cortisol esperado para la enfermedad crítica, lo cual se va a relacionar con la severidad y un desenlace peor de la enfermedad. No obstante, hasta el momento no se han confirmado por laboratorio casos de insuficiencia adrenal.
Por otro lado, a través del estudio Recovery, se demostró una disminución en la tasa de mortalidad con el uso de dexametasona en los pacientes que requirieron terapia con oxígeno, por esta razón es que se utilizó como parte de las terapias necesarias en esta condición.
Al igual que con los síntomas de tiroides, las señales propias del COVID persistente pueden confundirse con insuficiencia adrenal. Por el contrario, no se ha encontrado que estos síntomas se correlacionen con la deficiencia de glucocorticoides.
Sin embargo, cabe enfatizar que sí se han reportado algunos casos de insuficiencia adrenal luego de un episodio agudo de la enfermedad, en alguno de estos casos se puede deber a alteraciones transitorias al eje pituitario-adrenal por el uso de glucocorticoides como terapia para la COVID.
Las gónadas
Estas se pueden ver afectadas por la COVID-19, en especial los testículos. Esto debido a que se ha encontrado en las biopsias daño a los testículos por el SARS-Cov-2, provocando una pérdida significativa de las células germinales.
"Por lo tanto, aún no se conoce si esto puede tener unas implicaciones a largo plazo en la fertilidad de estos pacientes", aclaró la Dra. Margarita Ramírez
Con relación a los ovarios, no se ha podido evidenciar un efecto de la COVID, sin embargo, sí se ha visto un desarrollo de irregularidades menstruales a largo plazo en pacientes infectadas, "y es una de las condiciones que si hemos visto en clínica, de mujeres que luego de meses de desarrollar la infección por covid se ha mantenido la irregularidad menstrual", afirmó la Dra. Margarita Ramírez.
Hay que tener en cuenta que el eje reproductivo de una mujer también puede verse afectado por factores como el estrés, cambios de ánimo y ganancia de peso.
Por otro lado, no es clara la asociación del SARS-Cov-2 con los cambios de las hormonas sexuales en la mujer.
El páncreas
Se ha podido evidenciar desde inicios de la pandemia una relación bidireccional de la diabetes tipo 2 con la COVID-19.
El control de esta diabetes puede aumentar la severidad de la infección y se asocia con una mayor morbilidad, provocando en muchos casos un aumento en la tasa de mortalidad. Es importante aclarar que hay una mayor progresión de prediabetes a diabetes.
De igual manera, se vió un aumento en la diabetes inducida por esteroides que se han usado como parte del tratamiento de la infección.
Un factor que se debe resaltar es que la obesidad, que es frecuentemente asociada a la diabetes, predice las hospitalizaciones por la COVID, intubación y una mayor mortalidad, especialmente en pacientes con obesidad severa y visceral.
Por medio de las biopsias se ha detectado que en los pacientes infectados por COVID, el virus en las células Beta del páncreas: "y en aquellos que tienen el diagnóstico de diabetes ya sea tipo 1 o tipo 2 se necesitan dosis mucho más altas de insulina y la mortalidad ha sido mayor, especialmente si se encontraban descontrolados previos a la infección" comentó la Dra. Margarita Ramírez.
De igual manera, se han reportado varios casos de desarrollo de diabetes tipo 1 de novo, sin la detección de anticuerpos, sugiriendo que el virus pueda generar una destrucción de los islotes del páncreas. Igualmente, se ha podido evidenciar el desarrollo de cetoacidosis en poblaciones poco típicas, como son: pacientes con diabetes tipo 2, personas mayores y no caucasicos.
Debido a esto, no se sabe a ciencia cierta cuáles podrían ser los efectos a largo plazo de aquellos pacientes que desarrollan hiperglucemia de novo con la infección de SARS-CoV-2, sin embargo, un estudio encontró que un tercio persistieron con hiperglucemia seis meses luego de la infección y el 2% se quedaron con diabetes franca.
En conclusión, el sistema endocrino es particularmente vulnerable a ser perturbado por la infección de la COVID-19, especialmente en disfunción tiroidea e hiperglucemia. La COVID persistente puede ser un reto para el sistema de la salud y el grado de disturbios que puede causar en el sistema endocrino.