Margarita Irizarry fue diagnosticada con psoriasis en 2018, desde entonces, ha ayudado a más pacientes a empoderarse de su condición.
Resulta bastante sencillo confundir la psoriasis con otras condiciones cuyos síntomas también se manifiestan en la piel, como el eczema, lupus, rosácea, herpes o culebrilla, dermatitis atópica y tiña, lo que termina en diagnósticos erróneos y tratamientos inefectivos para los pacientes.
Este fue el caso de Margarita Irizarry Santiago, paciente de psoriasis, enfermera y miembro de los grupos de apoyo de la Asociación Puertorriqueña de Ayuda al Paciente con Psoriasis (APAPP), quien fue diagnosticada con la condición en 2018, después de someterse a varias pruebas y de ingerir algunos medicamentos que le calmaban los síntomas pero no manejaban la enfermedad de raíz.
“Muchas veces por desconocimiento de los médicos, y mía también, me hacían pruebas y como resolvía con los medicamentos, lo dejaba. Después del huracán María, tuve una crisis, particularmente en mis manos, y pensé que se debía al antibacterial de manos. Fui al médico, me envió al especialista y al llegar, me diagnosticó con psoriasis”, relató a la Revista de Medicina y Salud Pública desde la Inauguración del mural “Abrazo Floral”.
¿Qué factores exacerban la condición y que complicaciones se pueden presentar?
El clima tiene una fuerte incidencia en las manifestaciones de la psoriasis, de hecho, se ha comprobado que el ambiente frío y seco favorece los brotes de la condición y hace que las placas estén más secas y generen mayor picazón, ardor o irritación.
Asimismo, infecciones como la amigdalitis estreptocócica o infecciones secundarias a lesiones, cortes, raspaduras, picaduras o quemaduras, el consumo de tabaco o la exposición al humo de segunda mano, ingesta de altos niveles de alcohol, administración de algunos medicamentos como el litio, fármacos para la presión alta, antipalúdicos, y la retirada rápida de corticoides orales o inyectables pueden exacerbar los síntomas de la psoriasis.
También es común que los pacientes de psoriasis sean referidos con especialistas de distintas áreas por el riesgo sistémico que supone la condición en ellos:
Psiquiatría (baja autoestima y depresión),
medicina interna (por el riesgo de desarrollar enfermedad celíaca, esclerosis o enfermedad inflamatoria intestinal),
cardiología (enfermedad cardiovascular e hipertensión arterial),
endocrinología (diabetes tipo 2 y obesidad),
oftalmología (conjuntivitis, blefaritis y uveítis),
dermatología (hiperpigmentación o hipopigmentación posterior a la inflamación en los lugares donde las placas se habían curado),
reumatología (artritis psoriásica que causa dolor, rigidez e hinchazón en las articulaciones y alrededor de ellas.
“Tenemos que estar conscientes que nos puede alterar la vista, generar hipertensión o síndrome metabólico”, comentó.
Tratamiento: un proceso “cuesta arriba”
“Hay que trabajar mucho con la mente. Entramos en un periodo de negación, pero gracias al apoyo de APAPP, me di la oportunidad de conocerlo y digo que mi calidad de vida cambió”, reconoció.
Y es que los tratamientos para las enfermedades crónicas, sea cual sea, supone un reto emocional para los pacientes, de ahí que la mayoría de tratamientos incluyan un enfoque multidisciplinario en donde se contemplen los síntomas físicos, pero también las secuelas psicológicas que pueden resultar de estos procesos.
El acompañamiento familiar también juega un papel importante y, afortunadamente, Margarita ha contado con el apoyo de su familia en todo momento, lo que le ha facilitado aceptar la condición.
“Como le digo a los pacientes cuando compartimos, nos tenemos que cuidar nosotros mismos, pero también buscar personas que nos ayuden y seguir hacia adelante”.
Paciente, enfermera y guía para los pacientes recién diagnosticados
Gracias a su profesión, Margarita siempre ha estado en contacto con pacientes, pero ha sido su condición la que le ha permitido sentirse mucho más cerca de ellos y empatizar mucho más.
“Ha sido una experiencia bonita y de crecimiento. Me gusta mucho compartir con ellos. Muchas veces cuando el paciente se acerca está un poquito limitado, pero al yo decirle que yo también soy paciente, le muestro mi piel, mi pelo, le hablo de mi tratamiento y de todas las situaciones que enfrentamos, poco a poco se van abriendo y me envían mensajitos de agradecimiento dándome las gracias por exponerles mi situación porque ahora ellos lo pueden hacer y eso es algo bien bonito porque el paciente coopera en su situación y tratamiento”.
Fuente de consulta complementaria aquí