"Es cuesta arriba, pero es posible": Daisyree enfrenta con valentía la dermatitis atópica desde pequeña

Daisyree, una niña que padece dermatitis atópica, enfrenta desafíos emocionales y sociales debido a su condición. Sin embargo, se mantiene con actitud positiva y avanza en su tratamiento.

Laura Guio

    Es cuesta arriba, pero es posible: Daisyree enfrenta con valentía la dermatitis atópica desde pequeña

    Durante el evento de cierre de la Alianza de Apoyo al Paciente con Dermatitis Atópica, en San Patricio Plaza, en Guaynabo, la Revista Medicina y Salud Pública tuvo la oportunidad de hablar con una de las pacientes, Daisyree Cortés, una niña que padece esta condición desde bebé y su madre, Coraly Santiago, quienes cuentan desde su experiencia cómo ha sido el proceso de tener dermatitis atópica.

    Desde los tres meses de nacida, la piel de Daisyree comenzó a mostrar signos de la enfermedad: heridas abiertas en las coyunturas, sangrados y un constante rascado que no le permitía dormir. Su madre, Coraly Santiago, recuerda cómo la situación se volvía insostenible: "Básicamente no dormía rascándose todo el tiempo, se rascaba y se rascaba y no podíamos literalmente dormir, así es como decidí buscar ayuda."

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    "Es bien cuesta arriba, pero es posible"

    La madre de Daisyree resalta cómo los pequeños detalles en la vida diaria tuvieron un impacto significativo en la salud de su hija. "Son cosas tan sencillas que uno no cree que afectan hasta que lo vive, el cambio de detergente, en mi casa nadie huele a nada..." señala Coraly. La conciencia sobre la importancia de los productos de higiene, como el detergente y el lavado de la ropa, fue un factor clave en el tratamiento de la dermatitis atópica.

    Esto debido a que el detergente puede afectar a las personas con dermatitis atópica, ya que puede empeorar la condición o provocar reacciones alérgicas, por lo cual se recomienda lavar la ropa y sábanas con jabón no detergente o detergente suave y no utilizar suavizantes y quitar las etiquetas de la ropa.

    Para Coraly, educarse sobre la enfermedad fue fundamental, no solo para tratar a su hija, sino para comprender cómo los hábitos diarios, como el lavado de ropa de cama y la ropa en general, son esenciales en el manejo de la afección. "Creo que hay mucho desconocimiento, no es la ropa de Daisyree que se tiene que lavar así, es toda la ropa que se tiene que lavar así y la ropa de cama es súper importante."

    Afrontando el estigma social

    Los desafíos no son solo físicos, sino también sociales. La madre de Daisyree comparte cómo la niña enfrenta la incomprensión de sus compañeros y las emociones que surgen a raíz de su condición. "En el colegio es un poco complicado que los niños entiendan lo que ella tiene, y siempre hay que educarse," afirma Coraly. 

     El dolor emocional de Daisyree es aún más evidente cuando expresa sus inseguridades. "Cuando ella dijo que se sentía fea, ella se sentía fea, literal. Escucharla llorar y decirme que no sería modelo porque era diferente a los demás, es un golpe fuerte para cualquier madre."

    El apoyo emocional y la comprensión de su familia han sido claves en su proceso. "Si ellos sienten apoyo, ellos mejoran," dice Coraly, quien ha trabajado incansablemente para ayudar a su hija a superar los momentos más difíciles.

    "Me siento feliz por lo que he logrado hacer"

    A pesar de los obstáculos, Daisyree muestra una actitud admirable. Al ser tan solo una niña, ha aprendido a lidiar con su enfermedad con valentía. "Me siento feliz por lo que he logrado hacer a pesar de mi condición," expresa Daisyree, reflejando su resiliencia al confirmar que cuando sea mayor quiere ser modelo.

    A través de las cremas y medicamentos prescritos por sus médicos, Daisyree tiene esperanza de que su condición mejorará con el tiempo. "Esa condición se va a quitar con las cremas y los medicamentos que le den sus doctores," afirma, compartiendo un mensaje de esperanza con otros niños que atraviesan por situaciones similares.

    La dermatitis atópica afecta a millones de personas en todo el mundo, y aunque no tiene cura, con el tratamiento adecuado y un enfoque integral, los afectados pueden llevar una vida saludable y plena.

    El caso de Daisyree es un ejemplo de cómo, a pesar de las dificultades físicas y emocionales que provoca la dermatitis atópica, el apoyo de la familia, el tratamiento adecuado y una actitud positiva pueden marcar la diferencia. Coraly y Daisyree son un testimonio de que, aunque el camino sea difícil y "cuesta arriba", la mejora es posible. 




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