Un nuevo estudio revela el mecanismo detrás de la tormenta de citocinas durante la infección por coronavirus
La investigación adelantada por el grupo de científicos, indica que el COVID-19 induce una "tormenta de citocinas" inflamatoria prolongada y robusta que contribuye a una mayor morbilidad y mortalidad, particularmente en pacientes con diabetes tipo 2 (T2D).
En el documento presentado se indica que los macrófagos son una población de células inmunitarias innatas claves responsables de la tormenta de citocinas que se ha demostrado, en la diabetes tipo 2, promover el exceso de inflamación en respuesta a la infección.
Se conoció además que durante la pandemia de COVID-19, los médicos han notado que ciertos pacientes tienen un riesgo especialmente alto de desarrollar una enfermedad grave o morir a causa de una infección por coronavirus.
En este particular, una de las estadísticas que se obtuvo es que la diabetes tipo 2, una afección que afecta a más del 10 por ciento de la población de EE. UU., es uno de los principales factores de riesgo de la enfermedad grave por COVID-19. Una nueva investigación de la U-M descubre por qué podría ser esto y ofrece esperanza para una terapia potencial.
“El culpable parece ser una enzima llamada SETDB2. Esta misma enzima se ha relacionado con las heridas inflamatorias que no cicatrizan y que se encuentran en personas con diabetes”, explicó el investigador James Melvin, quien trabajo junto a otros expertos en los Departamentos de Cirugía y Microbiología e Inmunología de Medicina de Michigan.
"Creemos que tenemos una razón por la cual estos pacientes están desarrollando una tormenta de citocinas", dijo Melvin.
En conjunto, los resultados apuntan a una posible vía terapéutica. Los hallazgos anteriores del laboratorio demostraron que el interferón, una citocina importante para la inmunidad viral, aumentó la SETDB2 en respuesta a la cicatrización de heridas.
En su nuevo estudio, encontraron que el suero sanguíneo de pacientes en la UCI con diabetes y COVID-19 grave tenía niveles reducidos de interferón beta en comparación con los pacientes sin diabetes.
“El interferón se ha estudiado durante toda la pandemia como una terapia potencial, con esfuerzos que van y vienen entre tratar de aumentar o disminuir los niveles de interferón”, dijo Katherine Gallagher, investigadora principal, quien añadió que "Mi sensación es que su eficacia como terapia dependerá tanto del paciente como del momento".
Para probar esto, el equipo del estudio administró interferón beta a ratones diabéticos infectados con coronavirus y vio que podían aumentar SETDB2 y disminuir las citocinas inflamatorias.
“Estamos tratando de identificar qué controla SETDB2, que es una especie de regulador maestro de muchas de estas citocinas inflamatorias de las que se oye que aumentan en COVID-19 ”, explicó Gallagher.
“Mirando en sentido ascendente a lo que controla SETDB2, el interferón está en el extremo superior, con JaK1 y STAT3 en el medio. El interferón aumenta ambos, lo que aumenta SETDB2 en una especie de cascada".
Esto es importante, agregó, porque la identificación de la vía presenta otras formas potenciales de dirigirse a la enzima.
Los investigadores esperan que los hallazgos de este estudio sirvan de base a los ensayos clínicos en curso de interferón u otros componentes posteriores de la vía, incluidos los objetivos epigenéticos, para COVID-19.
Su trabajo también destaca la necesidad de comprender el momento y la especificidad celular de la terapia y adaptar su aplicación a las condiciones subyacentes de los pacientes, especialmente a los pacientes con diabetes.
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