El caso evidencia los retos diagnósticos que surgen cuando una neoplasia rara coincide con los cambios fisiológicos del embarazo, así como la complejidad terapéutica que implica equilibrar la seguridad materno-fetal frente a las limitaciones de recursos.
La paciente, la mujer de 29 años en su segundo embarazo quien desarrolló un tumor desmoide de pared abdominal que causó compresión de la vena ilíaca externa izquierda, resultando en trombosis venosa profunda crónica.
Esta presentación inusual ilustra los desafíos diagnósticos que surgen cuando una neoplasia rara coincide con cambios fisiológicos del embarazo, así como las complejidades terapéuticas que imponen las limitaciones de recursos en la toma de decisiones clínicas.
El manejo requirió un abordaje multidisciplinario cuidadoso que equilibrara la seguridad materna y fetal con las restricciones económicas del contexto local.
La paciente acudió a consulta prenatal de rutina en la semana 28+6 de gestación con antecedente de obesidad mórbida e historia previa de trombosis venosa profunda diagnosticada dos años atrás.
En aquella ocasión, los estudios habían revelado una masa pélvica de dimensiones moderadas que comprimía la vena ilíaca externa, pero la paciente abandonó el seguimiento después de una semana de tratamiento anticoagulante. Durante la evaluación obstétrica actual, reportó hinchazón progresiva de la extremidad inferior izquierda sin dolor significativo asociado.
El examen ultrasonográfico demostró una masa heterogénea considerable en la pared abdominal izquierda que medía 10.7 por 6.5 por 10.6 centímetros. La lesión se originaba en el músculo recto abdominal izquierdo con posible extensión hacia el lado contralateral en su porción inferior, sin evidencia macroscópica de invasión intraperitoneal. Los estudios Doppler venosos confirmaron la presencia de trombosis venosa profunda crónica extensa desde la vena ilíaca izquierda hasta la vena poplítea.
Un equipo multidisciplinario conformado por obstetras, oncólogos, cirujanos generales y hematólogos planificó cuidadosamente la vía de nacimiento.
En la semana 38+5 de gestación se realizó una cesárea electiva con soporte quirúrgico oncológico de respaldo. La técnica quirúrgica se modificó deliberadamente realizando una incisión cutánea en línea media para evitar cualquier manipulación o daño a la masa tumoral.
Una vez alcanzada la capa muscular, no se intentó la resección de la lesión debido a la alta vascularización del tumor y el estado anticoagulado de la paciente, factores que incrementaban sustancialmente el riesgo de hemorragia masiva intraoperatoria. Se obtuvo un recién nacido femenino a término con puntuaciones de Apgar adecuadas.
La evaluación exhaustiva en el período posparto incluyó tomografía computarizada de abdomen completo con contraste endovenoso, que documentó un incremento del tamaño tumoral a 10.1 por 10 por 9.5 centímetros.
Las imágenes demostraron una masa heterogénea en la pared abdominal inferior izquierda con compromiso bilateral de los músculos rectos abdominales, extensión al músculo psoas izquierdo, obturador interno y pectíneo, con infiltración hacia el canal inguinal.
Significativamente, se confirmó invasión de la vena ilíaca externa izquierda y la vena femoral común, además de identificarse un ganglio linfático inguinal ipsilateral levemente aumentado de tamaño.
La biopsia guiada por ultrasonido proporcionó el diagnóstico histopatológico definitivo. El análisis microscópico con tinción de hematoxilina y eosina reveló una lesión mal circunscrita compuesta por células fusiformes con núcleos alargados y cromatina fina, organizadas en fascículos entrelazados dentro de un estroma colagenoso abundante.
Se observaron figuras mitóticas escasas sin evidencia de atipia citológica significativa ni necrosis tumoral. El estudio inmunohistoquímico demostró positividad citoplasmática difusa e intensa para vimentina en todas las células tumorales fusiformes, hallazgo compatible con el diagnóstico de fibromatosis tipo desmoide.
Después del parto, la paciente mantuvo estabilidad clínica bajo régimen anticoagulante continuo con monitoreo regular del índice internacional normalizado. Se documentó mejoría gradual de la tumefacción en la extremidad inferior izquierda durante los primeros meses.
Sin embargo, los estudios de imagen de control realizados seis meses después del nacimiento revelaron progresión a enfermedad localmente avanzada con afectación ganglionar confirmada.
Este caso según Monchai Suntipap et al., ilustra varios puntos de importancia práctica. Primero, demuestra que las masas abdominales firmes y de crecimiento progresivo durante el embarazo no deben atribuirse automáticamente a cambios fisiológicos gestacionales o diástasis de rectos, incluso en pacientes con obesidad. La sospecha diagnóstica temprana es fundamental para evitar retrasos que comprometan las opciones terapéuticas.
Segundo, la coexistencia de tumor desmoide con trombosis venosa profunda en el contexto del embarazo representa una constelación clínica extremadamente inusual que requiere coordinación estrecha entre múltiples especialidades.
La compresión mecánica de estructuras vasculares mayores por el tumor añade un elemento de complejidad que trasciende la hipercoagulabilidad fisiológica del embarazo.