Un inusual caso de malformación vascular mandibular (AVM) en una gestante de 39 semanas derivó en una hemorragia potencialmente mortal y parto por cesárea de emergencia.
Una mujer embarazada de 39 semanas sufrió una hemorragia oral severa causada por una malformación arteriovenosa en la mandíbula, una condición congénita poco frecuente y mortal. La paciente llegó a un hospital terciario en estado de shock hipovolémico tras una hemorragia oral masiva originada en la mandíbula inferior derecha.
La paciente había presentado durante los últimos tres meses hinchazón y sangrado periodontal, inicialmente atribuidos a un trauma dental. A pesar de tratamientos locales, extracciones dentales y el uso de ácido tranexámico, el sangrado persistía intermitentemente.
En el momento de su ingreso, había perdido aproximadamente 1,7 litros de sangre, presentaba hipotensión severa (57/30 mmHg) y taquicardia (130 lpm). El examen reveló un sangrado pulsátil activo en la cavidad oral, con dolor e inflamación de tejidos blandos mandibulares.
Los médicos lograron estabilizar parcialmente a la paciente mediante líquidos intravenosos y transfusión sanguínea, pero se evidenció bradicardia fetal persistente, indicativa de sufrimiento fetal agudo. Ante la gravedad, se decidió realizar una cesárea de emergencia de categoría 1 bajo anestesia general.
Durante la cirugía, el equipo de otorrinolaringología (ENT) observó vasos dilatados submucosos y una masa vascular difusa en el trígono retromolar derecho, lo que sugirió una malformación arteriovenosa mandibular (AVM).
Posteriormente, la paciente fue trasladada al servicio de radiología para una angiografía por tomografía computarizada (TC), que confirmó la presencia de una AVM de alto flujo alimentada por ramas de las arterias maxilar, lingual y facial, con drenaje hacia la vena facial común.
El equipo de radiología intervencionista realizó una embolización arterial selectiva, introduciendo partículas a través de las ramas de la arteria maxilar para obstruir el flujo anómalo. El procedimiento fue exitoso, reduciendo de forma significativa el sangrado.
El bebé nació con Apgar 3/8 y signos de acidosis metabólica severa (pH 6,89, lactato 13,6), atribuida al sufrimiento fetal secundario al shock materno. Fue intubado, ventilado mecánicamente y sometido a enfriamiento terapéutico por encefalopatía hipóxico-isquémica moderada.
Pese a la gravedad inicial, evolucionó satisfactoriamente y fue dado de alta junto a su madre tras 22 días de hospitalización. Los estudios de resonancia magnética cerebral no mostraron lesiones estructurales, y la función orgánica se mantuvo normal.
La paciente permaneció en la unidad de cuidados intensivos durante seis días por edema de vías respiratorias y riesgo de resangrado. Tras su recuperación, fue trasladada a la sala postnatal y se confirmó la trombosis completa del nido arteriovenoso en la angiografía de control.
El seguimiento neonatal con resonancia magnética cerebral fue normal, y ambos evolucionaron sin complicaciones mayores.
Las malformaciones vasculares son anomalías congénitas que surgen por un desarrollo anormal de los vasos sanguíneos durante la embriogénesis. Estas pueden involucrar arterias, venas, capilares o linfáticos, y su clasificación depende del tipo de vaso comprometido y su localización.
Dentro de este grupo, las malformaciones arteriovenosas (AVM) representan una alteración en la que existe una comunicación directa entre arterias y venas, sin la red capilar intermedia. Este cortocircuito provoca un flujo sanguíneo anómalo de alta presión que puede debilitar los vasos, predisponiendo a sangrados severos.
Las AVM mandibulares, en particular, son sumamente raras. Pueden confundirse con problemas odontológicos comunes, como granulomas o abscesos, y su diagnóstico suele retrasarse hasta que ocurre una complicación grave, como una hemorragia espontánea o postraumática. En algunos casos, su ruptura puede ser letal.
Según Katie Ryan et al., sólo se han reportado tres casos previos de AVM mandibular durante el embarazo. En todos, la presentación incluyó sangrado oral incontrolable y manejo con embolización o resección quirúrgica postparto.
Se desconoce el papel exacto del embarazo en la proliferación o ruptura de estas lesiones, aunque los aumentos del gasto cardíaco y del volumen sanguíneo, junto con los niveles elevados de estrógeno, podrían contribuir a su activación.
Este caso representa el primer reporte documentado de una AVM mandibular que se presenta con hemorragia severa a término, requiriendo cesárea inmediata y embolización arterial.
La intervención coordinada entre los equipos de obstetricia, otorrinolaringología, radiología y cuidados intensivos fue decisiva para el resultado favorable materno-fetal.