Este fenómeno, conocido como Síndrome de la Bolsa de Orina Púrpura (PUBS), representa una manifestación visual distintiva de infección del tracto urinario por bacterias productoras de enzimas específicas.
La paciente de 46 años presentaba múltiples comorbilidades incluyendo parálisis cerebral con catéter Foley permanente, historia de infecciones urinarias recurrentes, cáncer de mama previamente tratado con mastectomía, trombosis venosa profunda y osteomielitis.
Su condición neurológica requería el uso crónico de cateterismo urinario permanente, lo que la predispone a episodios recurrentes de infección del tracto urinario.
La paciente acudió al departamento de emergencias con una historia de cuatro días de fuga urinaria alrededor del catéter y dos días de coloración púrpura notable en la bolsa colectora.
Durante el examen físico se encontró estable hemodinámicamente, presentando un catéter Foley con evidencia de cristales de sedimento blanco que explicaban la obstrucción, además de una película púrpura característica que recubría el tubo. La bolsa colectora contenía orina completamente púrpura, confirmando el diagnóstico visual de PUBS.
El análisis de laboratorio reveló un urocultivo positivo con más de 100,000 unidades formadoras de colonias de E. Coli acompañado de flora mixta.
Las características de la orina mostraron un color marrón con turbidez y pH neutro de 7. Los parámetros inflamatorios confirmaron la presencia de infección con leucocitos superiores a 100 por campo de alto poder y esterasa leucocitaria marcadamente positiva.
El antibiograma demostró que la cepa de E. coli era sensible a cefalexina pero resistente a sulfametoxazol/trimetoprima, lo que requirió un ajuste en la terapia antimicrobiana inicialmente prescrita.
El síndrome resulta de una cascada metabólica compleja y específica. Las bacterias intestinales metabolizan inicialmente el triptófano convirtiéndolo en indol. Este indol es posteriormente conjugado por el hígado con sulfato para formar sulfato de indoxilo, que se excreta normalmente en la orina.
Sin embargo, ciertas bacterias poseen enzimas específicas, particularmente indoxilsulfatasa y fosfatasa, que pueden transformar el sulfato de indoxilo en dos compuestos cromáticos distintos: el índigo, que proporciona coloración azul, y la indirubina, responsable de la coloración roja.
La combinación de estos pigmentos resulta en el precipitado púrpura característico que se deposita tanto en el catéter como en la bolsa colectora.
Las bacterias más frecuentemente asociadas con este proceso incluyen especies gramnegativas como E. coli, K. pneumoniae, Proteus mirabilis, M. morganii y especies de Providencia, así como algunas bacterias grampositivas incluyendo enterococos y Streptococcus del Grupo B.
El diagnóstico de PUBS es fundamentalmente visual, ya que no se han reportado otras causas de orina púrpura.
Una vez confirmado el diagnóstico, el manejo incluye la obtención de un cultivo urinario para identificar el patógeno responsable y determinar la sensibilidad antimicrobiana.
El recambio inmediato del catéter y la bolsa colectora es esencial para eliminar el material contaminado y los depósitos cromáticos. La antibioterapia debe dirigirse según los resultados del antibiograma, como se demostró en este caso con el cambio de sulfametoxazol/trimetoprima a cefalexina.
Las medidas preventivas incluyen la optimización de la higiene perineal, el manejo apropiado del estreñimiento, el mantenimiento de una hidratación adecuada y la consideración de cambios más frecuentes de catéter en pacientes particularmente susceptibles. En casos seleccionados, la transición a cateterismo intermitente puede ser factible y beneficiosa.
En el caso presentado, el tratamiento inicial con sulfametoxazol/trimetoprima fue posteriormente modificado a cefalexina basado en los resultados del antibiograma.
La paciente evolucionó favorablemente con resolución completa de la coloración púrpura y pudo ser manejada de forma ambulatoria. No se reportó recurrencia del fenómeno durante el seguimiento.
Aunque el PUBS es generalmente considerado un proceso benigno, según los investigadores, Kelsey Murray et al., puede ocasionalmente asociarse con complicaciones graves incluyendo sepsis o gangrena de Fournier, particularmente en pacientes inmunodeprimidos o con factores de riesgo adicionales. La condición también puede requerir cambios más frecuentes de catéter y serve como un indicador de colonización o infección activa del tracto urinario.