La resección tumoral resolvió de forma inmediata las alteraciones cardiovasculares y neuropsiquiátricas, lo que sugiere una secreción hormonal atípica responsable de la desregulación metabólica y clínica.
Una mujer de aproximadamente 60 años ingresó por hipertensión arterial refractaria y síndrome metabólico severo con inicio de diabetes que requirió insulinoterapia.
La paciente, con obesidad mórbida e historia de hipertensión e insuficiencia cardíaca no descompensada, y un aumento de peso rápido de 20 kg en seis meses.
Durante la hospitalización presentó un brote psicótico con delirio persecutorio, ansiedad intensa y alucinaciones visuales que requirió manejo en una unidad psicogeriátrica y terapia farmacológica aguda.
El estudio por imagen mostró una masa suprarrenal izquierda bilobulada y la adrenalectomía confirmó carcinoma adrenocortical oncocítico (pT2 pN0 R1, Ki-67 10%).
Tras la resección y el inicio de tratamiento adyuvante con mitotano y radioterapia, la hipertensión y los síntomas psiquiátricos se resolvieron, apoyando la hipótesis de una posible lesión endocrina secretora.
Los incidentalomas suprarrenales son frecuentes en la población general (3–10%), pero el carcinoma de la corteza adrenal (ACC) es una entidad poco común, con una incidencia de aproximadamente 0,7–2 casos por millón por año.
Dentro de los ACC, las neoplasias oncocíticas suprarrenales (ACON) constituyen alrededor del 10% y la evidencia publicada es limitada: series y revisiones sitúan la prevalencia de actividad hormonal entre el 17% y el 34%.
Los ACON predominan en mujeres, suelen ser tumores de gran tamaño y, cuando son malignos, presentan riesgo relevante de recurrencia y mortalidad, por lo que su manejo exige un enfoque multidisciplinario y seguimiento prolongado.
Las pruebas hormonales mostraron DHEAS ligeramente elevado (9,17 µmol/L) y catecolaminas urinarias con elevaciones marginales de metanefrinas (metanefrina 1.283 nmol/24 h; normetanefrina 4.218 nmol/24 h; metoxitiramina 2.107 nmol/24 h).
La relación renina/aldosterona fue informada como normal, aunque su interpretación pudo verse afectada por la medicación antihipertensiva en uso.
La tomografía computarizada con protocolo suprarrenal demostró una masa suprarrenal izquierda bilobulada de gran tamaño (8 × 5 cm y un foco adicional de 1,8 × 2,2 cm), con densidad nativa de 32 HU y realce vascular sin calcificaciones; no se identificaron metástasis a distancia en los estudios iniciales.
La imposibilidad de realizar ciertas pruebas dinámicas (por ejemplo, supresión con dexametasona) y el acceso limitado a técnicas avanzadas como PET-CT —circunstancias agravadas por la pandemia— fueron limitantes diagnósticas relevantes.
Se realizó adrenalectomía izquierda laparoscópica transabdominal sin complicaciones intraoperatorias; en el postoperatorio requirió soporte adrenérgico hasta el día 4.
La anatomía patológica confirmó carcinoma adrenocortical oncocítico maligno (pT2 pN0 R1) que cumplió criterios de Lin-Weiss-Bisceglia (mitosis atípicas, invasión capsular, necrosis) con Ki-67 del 10% e inmunohistoquímica positiva para sinaptofisina, inhibina, calretinina, Melan-A y CD56 (negativa para cromogranina).
Por la resección incompleta y el comportamiento histológico se indicó tratamiento adyuvante con mitotano y radioterapia dirigida al lecho quirúrgico, además de reemplazo glucocorticoideo.
Adicionalmente, la TC de control a los dos meses mostró una imagen infiltrativa de 2,8 × 2 cm en relación con la cola pancreática y el polo medial renal izquierdo y engrosamiento peritoneal adyacente, hallazgos compatibles con remanente tumoral y posible diseminación local, que justificaron la estrategia adyuvante y la vigilancia estrecha.
De acuerdo con Bastien Picut et al., tras la resección la paciente mejoró rápidamente, la hipertensión refractaria remitió y el episodio psicótico desapareció, permitiendo suspender la mayoría de los antihipertensivos salvo un ß-bloqueante, esto respalda la hipótesis de secreción tumoral, probablemente de catecolaminas o sus precursores.
Las elevaciones hormonales fueron discretas y los paneles convencionales no documentaron una secreción esteroidogénica clara, por lo que cuando la sospecha clínica es alta conviene ampliar el estudio con determinaciones de precursores y pruebas dinámicas.
La elección del abordaje quirúrgico debe ponderar tamaño y experiencia del equipo, ya que la vía laparoscópica en tumores voluminosos puede aumentar el riesgo de resección incompleta.
En conjunto, la rara presentación exige manejo multidisciplinario y seguimiento prolongado por el riesgo de recurrencia y diseminación.