¿Tu presión está bajo control? Nuevas guías reducen el objetivo a menos de 130/80 mm Hg

Las nuevas directrices del Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón marcan un cambio histórico en el diagnóstico y manejo de la hipertensión.

Laura Guio

    ¿Tu presión está bajo control? Nuevas guías reducen el objetivo a menos de 130/80 mm Hg

    El Colegio Americano de Cardiología (ACC) y la Asociación Americana del Corazón (AHA) presentaron una actualización de sus guías sobre hipertensión arterial, una de las condiciones crónicas más frecuentes y con mayor impacto en la salud global. 

    La gran novedad: el objetivo de presión arterial se reduce a menos de 130/80 mm Hg para casi todos los adultos, sin distinción por edad, sexo o presencia de factores de riesgo.

    Se trata de una recomendación respaldada por múltiples organizaciones médicas, aunque no por todas: la Academia Americana de Médicos de Familia (AAFP), el Colegio Americano de Médicos (ACP) y la Sociedad Internacional de Hipertensión (ISH) mantienen sus propios criterios, un poco más flexibles.

    Un cambio de paradigma: Diagnóstico más temprano y metas más exigentes

    De acuerdo con las nuevas guías, la hipertensión se clasifica así:

    • Normal: sistólica <120 mm Hg y diastólica <80 mm Hg.

    • Elevada: sistólica 120–129 mm Hg y diastólica <80 mm Hg.

    • Hipertensión en etapa 1: 130–139/80–89 mm Hg.

    • Hipertensión en etapa 2: =140/=90 mm Hg.

    • Hipertensión severa: sistólica >180 mm Hg o diastólica >120 mm Hg.

    Este último término sustituye al concepto previo de “urgencia hipertensiva”, con el objetivo de evitar visitas innecesarias a urgencias. Si el paciente no presenta daño agudo a órganos, el manejo puede hacerse de forma ambulatoria con seguimiento y ajuste de medicación.

    Las mediciones deben realizarse de forma cuidadosa, en al menos dos ocasiones distintas, y se recomienda complementar con monitoreo domiciliario, ya que este método predice mejor los riesgos cardiovasculares que las lecturas en el consultorio.

    Monitoreo en casa y nuevas pruebas de laboratorio

    Uno de los puntos más importantes de la nueva guía es la promoción del monitoreo de la presión arterial en el hogar. Este enfoque permite un diagnóstico más preciso, mejora la adherencia al tratamiento y motiva a los pacientes a involucrarse activamente en su cuidado.

    En el plano diagnóstico, las guías también incluyen por primera vez la relación albúmina/creatinina en orina (UaCr)como prueba rutinaria para todos los pacientes con hipertensión. Este examen permite detectar daño renal en etapas tempranas, una complicación frecuente de la presión alta y clave para prevenir la progresión hacia enfermedad renal crónica.

    Otros estudios recomendados son el hemograma completo, perfil metabólico, glucosa o hemoglobina A1c, perfil lipídico, TSH, examen de orina y un electrocardiograma de 12 derivaciones.

    Causas secundarias: Foco en el hiperaldosteronismo primario

    Las nuevas directrices hacen énfasis en la hipertensión secundaria, aquella que tiene una causa específica y tratable. Entre las más frecuentes se encuentran:

    • Hiperaldosteronismo primario, presente en hasta el 10 % de los pacientes hipertensos y en el 20 % de quienes tienen hipertensión resistente.

    • Apnea obstructiva del sueño, a menudo subdiagnosticada.

    • Enfermedad renal crónica.

    • Hipertensión renovascular y consumo excesivo de alcohol o fármacos.

    En el caso del hiperaldosteronismo, se recomienda una evaluación inicial mediante análisis de aldosterona y renina plasmática, salvo que el paciente esté tomando antagonistas de los receptores mineralocorticoides, que deben suspenderse antes del examen.

    Tratamiento: estilo de vida primero, medicación después

    El abordaje del paciente hipertenso debe comenzar siempre con cambios en el estilo de vida, que incluyen mantener un peso saludable, reducir el consumo de sal, aumentar el potasio en la dieta, hacer actividad física regular, moderar el consumo de alcohol y controlar el estrés.

    Si tras 3 a 6 meses no se alcanza la meta, se inicia tratamiento farmacológico.

    Las opciones iniciales incluyen diuréticos tipo tiazida, bloqueadores de los canales de calcio, inhibidores de la ECA o antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA).

    Para los pacientes con hipertensión en etapa 2 (=140/90 mm Hg), las guías recomiendan iniciar dos medicamentos de diferentes clases, preferiblemente combinados en una sola píldora, junto con las medidas de estilo de vida.


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