Con la llegada de las nuevas vacunas y la aprobación de una de ellas por el Reino Unido, las personas se siguen preguntando qué tan efectivas son
Con la llegada de las nuevas vacunas y la aprobación de una de ellas por el Reino Unido, las personas se siguen preguntando qué tan efectivas son, pues se ha escuchado de los diversos efectos secundarios que tienen y cómo puede afectar a las personas.
Los efectos secundarios de la vacuna contra el COVID-19 de Moderna y Pfizer, presentes hasta el momento han sido el dolor muscular, escalofríos, dolor de cabeza y fiebre. Aunque estas reacciones son similares a las de otras vacunas, de acuerdo a los anuncios de la compañía no hubo problemas de seguridad importantes.
De acuerdo con Pfizer, la eficacia es de casi 100% y se refleja a los 28 días después de la primera dosis. Sin embargo, el presidente de la compañía aseguró que no estaban seguros si la vacuna contra el coronavirus impedía finalmente la transmisión del virus, por lo que advirtió que era algo que tocaba examinarse.
Los efectos secundarios después de ser vacunado se conoce como reactogenicidad. Esta reacción suele ser leve, pasajera, muy rara vez tiene consecuencias médicas graves y son el resultado de que el sistema inmunológico esté respondiendo a la vacunación.
Las vacunas estimulan la producción de antígenos, pequeñas moléculas que inducen una respuesta inmunológica y son las que ayudarán a crear la protección o inmunidad contra la enfermedad.
La inmunidad tiene dos partes: una innata que actúa rápido y es menos específica; y una adaptativa, que se adapta al tipo de organismo que causa la enfermedad y es más eficiente. La respuesta innata es la que se deja llevar, como cuando escucha una canción por primera vez , empieza a bailar de manera espontánea, sin pensarlo, como por instinto. La respuesta adaptativa o adquirida es más cuando una persona hace una coreografía y practica varias veces de esta manera lo hace el sistema inmunológico.
Los antígenos de la vacuna estimulan el sistema inmunológico y desencadenan una serie de eventos como parte de la respuesta innata. Esos eventos pueden causar inflamación en el lugar de la inyección, dolor, enrojecimiento e inflamación. Muy similar a lo que ocurre cuando se tiene una cortadura. Otros efectos secundarios que se pueden producir en todo el cuerpo son fiebre, fatiga y dolor de cabeza. Estos eventos innatos son necesarios para llegar a crear la respuesta adaptativa y la memoria inmunológica que protegerá la infección.
Según la revista científica “Science”, solo dos de cada 100 personas que recibieron las vacunas de Pfizer y Moderna desarrollaron efectos secundarios más serios como fiebres severas. Más allá de la fiebre, entre los voluntarios que recibieron la vacuna Moderna en ensayos clínicos, los efectos secundarios más graves que presentaron incluyen fatiga en 9.7% de los participantes, dolor muscular en 8.9%, dolor en las articulaciones 5.2% y el 4.5% indicó que sufrió dolor. Por otro lado, entre los voluntarios que recibieron la vacuna de Pfizer en estudios clínicos, el 3.8% indicó que como efectos secundarios graves sufrieron fatiga y un 2% dolor de cabeza.
Lo que se dedujo es que la gran mayoría de las personas que recibieron las vacunas no enfrentaron efectos secundarios serios que impidieron su actividad diaria normal, aunque no son insignificantes, los efectos serios observados con ambas vacunas son tolerables.
Tanto la vacuna de Pfizer como la de Moderna requieren dos dosis y si una persona no recibe ambas dosis, esto llevaría a una protección incompleta en los individuos y la población, lo cual sería detrimental en la lucha contra la COVID-19. Por eso, es importante que se hable claro sobre los posibles efectos secundarios con total transparencia para generar confianza y evitar el miedo en la población.