El movimiento contra la administración de algunos fármacos fue impulsado hace algunos años, en específico a finales de los 70 y 90 por efectos secundarios que solían desarrollarse.
Movimientos antivacunas tienen origen desde hace varios años.
Eduardo Najar
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
El miedo actualmente se ha empoderado de varias personas que ponen en duda el acceso o la administración a la nueva vacuna contra el SARS-CoV-2, la razón es la manifestación de algunos efectos secundarios que puede producir la misma ya sea largo o corto plazo.
Muchos han sido los especialistas que han hecho énfasis en aquellos pacientes que padecen algún cuadro alérgico y los diversos protocolos que se deben llevar a cabo cuando estas personas son vacunadas, ya que es importante que se mitiguen medidas para evitar posibles complicaciones, no obstante, la recomendaciones de acceder al beneficio de la inmunidad sigue latente.
Hace algunos años se creó un movimiento que iba en contra de la accesibilidad a fármacos vía intravenosa y es porque algunos de estos en específico los que combatían afecciones como la tosferina crearon efectos secundarios son la población pediátrica, que incluso llegaron a afectar el sistema cognitivo del menor y manifestar diversos tipos de retraso mental.
Es así como surge y se origina el movimiento moderno de los antivacunas, que iban en contra de los principios gubernamentales donde enfatizaban en aquellos fármacos que no eran probados al 100% sino que solían usarlos y administrarlos de emergencia; esta es una iniciativa que tiende a generar conmoción ante las vacunas circundantes como la de Pfizer.
En un primer momento se evidenció un grupo pequeño y organizado en el año de 1955 donde el medicamento contra el polio solía originar algunas repercusiones graves o extremas como la muerte de 11 individuos y parálisis de diversa índole. Es así como en el Reino Unido la consecución de estos casos fortaleció la creación de la Asociación APVCD (Asociación de Padres de Niños Dañados por las Vacunas por sus siglas en inglés) encabezada por Osemary Fox y Renne Lennon que culpaban el daño cerebral que padecían sus hijos a causa de la vacuna.
Estos grupos pueden amenazar el proceso de inmunización de las nuevas vacunas contra el SARS-CoV-2, teniendo en cuenta que se llegarán a manifestar o se desarrollar algunos síntomas o repercusiones que puedan afectar a gran escala la integridad de los vacunados. Es por eso que, las diversas recomendaciones son bastantes rigurosas para que determinadas personas con cuadros clínicos bases no tengan complicación alguna.