Resulta necesario ampliar los conocimientos de los especialistas para una mejor atención.
La comunidad LGBTIQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales, queer y otras minorías dentro de este colectivo) comprende diversos grupos de personas con necesidades sanitarias distintas. Para optimizar su atención, a finales de 2017 el Sistema Nacional de Salud de Inglaterra publicó una guía que recomendaba a los profesionales preguntar a todos los usuarios sobre su orientación sexual.
Porque todavía queda mucho por mejorar en este aspecto. Un informe de 2020 de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) reveló que hasta uno de cada diez europeos LGBTIQ+ había sufrido experiencias personales de discriminación en los sistemas sanitarios.
En el caso del cáncer, un estudio publicado en 2011 y otros posteriores apuntan cómo la carga en estos grupos sugiere la existencia de disparidades en el riesgo y resultados de la enfermedad.
“Esta comunidad presenta una mayor incidencia de cáncer con respecto a la población global, dada la mayor presencia de ciertos factores de riesgo (tabaquismo, consumo de alcohol y drogas, infección por VPH y VIH, obesidad, cabinas de bronceado…), y una menor adherencia a los programas de cribado de cérvix, mama o próstata”, explica a SINC Isabel Echavarría, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
“Estos programas de cribado pueden tener dificultades añadidas, especialmente en pacientes transgénero por efecto de los tratamientos hormonales”, añade Echavarría, oncóloga médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. “Además, está el miedo a la estigmatización, que en ciertos casos supone una barrera para el acceso al sistema sanitario”.
Falta de conocimiento en los profesionales
El pasado septiembre, la revista Annals of Oncology publicó un estudio sobre actitudes, conocimientos y necesidad de educación sobre los pacientes LGBTIQ+ con cáncer a partir de una encuesta realizada entre los miembros de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) y la Sociedad Europea de Oncología Pediátrica (SIOP Europa).
“Los oncólogos están mal preparados para atender las necesidades de los pacientes LGBTIQ+ con cáncer”, afirma a SINC Emmanouil Saloustros, oncólogo en el Hospital Universitario de Larissa (Grecia) y uno de los autores. “Dado que ajustarse a las necesidades de cada paciente es importante para proporcionar la mejor atención posible, creemos firmemente que nuestros resultados son importantes tanto para los médicos como para los pacientes”.
Los resultados, extraídos de las respuestas recibidas de 672 oncólogos médicos, oncólogos pediátricos y cirujanos de 75 países, muestran una gran falta de conocimiento sobre cuestiones clínicas y psicosociales, así como un alto interés en recibir educación específica sobre LGBTQ y directrices de práctica clínica. Estos datos coinciden con los de trabajos anteriores realizados en EE UU y Reino Unido.
“Esta encuesta es el mayor y primer esfuerzo de investigación internacional sobre este tema hasta la fecha, sacando a la luz que hasta tres cuartas partes de los oncólogos participantes se consideran actualmente poco informados sobre los problemas de salud y las necesidades psicosociales de los pacientes LGBTIQ+”, continúa Saloustros.
Así, la mayoría no pregunta por la orientación sexual y la identidad de género en la primera visita (64 y 58 %, respectivamente). Solo una minoría de los encuestados se considera bien informada sobre la salud de los pacientes gays/lesbianas y transgénero (44 y 25 % respectivamente), y sobre sus necesidades psicosociales (34 %).
Sobre los posibles contrastes entre los distintos países de Europa, el especialista griego, presidente del Grupo de Trabajo de Adolescentes y Adultos Jóvenes de la ESMO/SIOPE, subraya: “Aunque el estudio no fue diseñado para mostrar diferencias entre los distintos estudios europeos, es poco probable que existan discrepancias notables”.
La necesidad de mayor formación
Aunque se necesita más investigación para comprender la epidemiología, prevención y tratamiento del cáncer en las poblaciones LGBTQ+, para los autores del trabajo unos simples cambios en la formación y la práctica de los profesionales de la oncología ayudarían a optimizar su atención hoy en día.
“Diversos estudios han puesto de manifiesto el desconocimiento que existe entre la comunidad médica sobre las necesidades específicas de esta población, tanto médicas como psicosociales”, indica Echavarría. “No obstante, existe un interés entre los oncólogos y resto de profesionales sanitarios por ahondar en este tema y mejorar la atención de esta comunidad”.
De hecho, la ESMO ha elaborado un módulo educacional al respecto para ofrecer mayor conocimiento sobre las características y condiciones de esta comunidad “tanto en programas de cribado, tratamientos y posibles efectos secundarios, como para elaborar estrategias que permitan minimizar las disparidades sanitarias que sufren”, puntualiza la especialista española.
“Me sorprendió gratamente el interés generalizado de mis colegas (73 %) por recibir más formación en esta área. Mi esperanza es que la comunidad médica inicie un debate abierto sobre los desafíos únicos a los que se enfrenta este grupo demográfico”, sostiene por su parte Saloustros.
A pesar de esto, los autores del estudio de ESMO-SIOPE señalan que la investigación sobre la incidencia del cáncer, la atención y las necesidades psicosociales y de salud únicas dentro de la población LGBTQ sigue siendo limitada.
Sus datos confirman la necesidad de un cambio de actitud de los médicos en este ámbito, ya que el alto nivel de consenso entre los oncólogos participantes sobre la necesidad de conocer la identidad de género de sus pacientes (75 %) y el sexo de nacimiento (78 %) se redujo (al 54 %) en lo que respecta a su orientación sexual. De hecho, solo una minoría de los encuestados (42 %) declaró haber hecho estas preguntas a sus pacientes durante la primera visita.
Más apoyo para estos pacientesEn 2021, la Red Nacional de Cáncer LGBT de EE UU publicó la mayor encuesta realizada a supervivientes de cáncer LGBTQIA+. El informe se basa en los resultados de más de 2.700 personas para valorar cómo esta comunidad experimenta el cáncer y la atención de la enfermedad.
La encuesta reveló que al 82 % de los participantes no se les habían ofrecido opciones de preservación de la fertilidad antes de someterse al tratamiento, y algunos declararon que les habría gustado que su médico abordara mejor las cuestiones de la función y la salud sexual desde el principio.
Por otra parte, la mayoría de los participantes (58 %) consideraba importante incluir recursos específicos para personas LGBTIQ+ en los planes de atención posterior al tratamiento y el 85 % veía la necesidad de contar con recursos de salud mental adaptados.
“Creemos que lo único de lo que debe preocuparse un superviviente de cáncer es de mejorar. Nadie debería sentir miedo de ser tratado de forma diferente por quién le lleva de la mano mientras espera la llegada del médico”, declaran desde la organización.
Según Saloustros, “lo primero y más importante que debemos hacer es recopilar datos sistémicos, para comprender mejor los factores de riesgo de cáncer de la población LGBTIQ+ y mejorar la prevención y el tratamiento del cáncer. Y enfatizar la importancia de la educación sobre las necesidades especiales de esta población”.
“Los pacientes necesitan sentirse comprendidos por sus médicos. Por tanto, solicitar proactivamente la información sobre la identidad de género y la orientación sexual garantizará que el colectivo LGBTIQ+ reciba una atención oncológica digna y respetuosa”, concluye.