La alimentación mediterránea fomenta la nutrición a partir de legumbres, verduras, frutas, carnes blancas como pescados, pasta, arroz, frutos secos, vino (es alto en antioxidantes) aceite de oliva (contiene omega 3 y 6) o canola, consumo de lácteos bajos en grasas y azúcares por su alto valor biológico y sobre todo el consumo de agua.
La dieta mediterránea tiene una gran influencia en la reducción de enfermedades como la psoriasis, gracias a sus alimentos ricos en nutrientes antioxidantes, antiinflamatorios y bajos en carbohidratos y a su componente social que permite que las personas se sientan más livianas reduciendo su estrés.
La doctora Céline Phan, del hospital francés universitario Henri Mondor de Créteil realizó una investigación desde el año 2009 sobre la relación de la dieta mediterránea y la psoriasis, de esta investigación hicieron parte 35.000 personas y de ellas 3500 padecen psoriasis a diferentes estadios de severidad, transcurridos dos años de esta alimentación por parte de las personas estudiadas se vio una reducción de psoriasis en las personas que adquirieron este tipo de alimentación.
Este estudio, publicado en JAMA Dermatology afirma además que, la alimentación mediterránea es una dieta basada en la agricultura y pesca de los países que se ubican cerca al mar mediterráneo como España, Italia, Francia, y que posee un gran componente social. Por su parte, la Unesco quién nombró la dieta mediterránea como patrimonio cultural inmaterial en el 2010, define lo siguiente:
“Este elemento del patrimonio cultural inmaterial pone de relieve los valores de hospitalidad, buena vecindad, diálogo intercultural y creatividad, así como un modo de vida que se guía por el respeto de la diversidad. Además, desempeña un papel esencial de factor de cohesión social en los espacios culturales, festejos y celebraciones, al agrupar a gentes de todas las edades, condiciones y clases sociales”.
Se caracteriza por evitar comidas precocidas y fomenta el consumo de alimentos locales, tiene una gran variedad de productos, sanos y que promueven una dieta equilibrada. Esto no quiere decir que los pacientes con psoriasis no pueden volver a consumir carnes rojas, hidratos de carbono, harinas refinadas, dulces, sal, sino que se debe reducir.
La alimentación mediterránea fomenta la nutrición a partir de legumbres, verduras, frutas, carnes blancas como pescados, pasta, arroz, frutos secos, vino (es alto en antioxidantes) aceite de oliva (contiene omega 3 y 6) o canola, consumo de lácteos bajos en grasas y azúcares por su alto valor biológico y sobre todo el consumo de agua.
Entre tanto, esta dieta contribuye a la riqueza en probióticos que fomenta la normalidad en la flora intestinal y fortalece el sistema inmune. Además, los antioxidantes ayudan a neutralizar los radicales libres asociados a la creación de enfermedades en el cuerpo como el cáncer.
En conclusión, en términos de la psoriasis esta alimentación contribuye a la reducción de inflamación de la zona cutánea y mantener el buen funcionamiento de todas las proteínas y antioxidantes del cuerpo.