El fallecimiento de 5 personas en penitenciarias revela un serio problema del acceso de esta población a sustancias controladas
El Departamento de Justicia de Puerto Rico encendió una alerta ante cinco confinados que perdieron la vida en una de las penitenciarías de máxima seguridad de la Isla, y de acuerdo a las investigaciones, se debió a una sobredosis de sustancias controladas derivadas de la morfina, opiáceos.
La reciente noticia valida la importancia de llevar controles dentro de las diversas correccionales y sobre todo, asistir a aquellas personas que presentan altos índices de adicción, una directriz que se debe solidificar para garantizar la salud pública en Puerto Rico.
En entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública (MSP), el Dr. Carlos Rodríguez Mateo, secretario de ASSMCA, da una perspectiva especializada de cómo la adicción puede generar un problema serio de salud y de qué forma puede incrementarse en aquellos individuos que se encuentran aislados de la sociedad.
Explicó que muchas veces el individuo crea un tipo de adicción por la cantidad irreconocible de determinados componentes que puede tener cierto medicamento, lo que los salubristas ejemplifican claramente, ya que ciertos químicos pueden generar a nivel sistémico ciertas respuestas ya sean de manera leve o crónica.
“No basta con llevar un control dentro de las instituciones penitenciarias, ya que todos estos productos derivados de los opioides no contienen un control riguroso de calidad y se desconoce los niveles de concentración de determinadas sustancias, (...) esto es lo que puede llevar a la sobredosis, esto es un ejemplo de que si queremos erradicar este problema se deben unir varias instituciones y catalogar como un problema de salud pública”, argumentó.
La necesidad de ampliar programas de seguimiento son de gran importancia para disminuir notablemente niveles de adicción en penitenciarias, ya que como afirma el secretario es imperante tomar en cuenta estos casos como problemas de salud y asignar el respectivo tratamiento y darle la prioridad que se requiere.
“Tenemos programas dentro de las correccionales, nuestra meta es poder ampliarlos, para que todos tengan acceso a tratar casos de adicción con metadona o buprenorfina (...). Se busca que cada uno de los confinados pueda tener este tipo de beneficios, así como cuando una de estas personas ingresa con alguna afección como diabetes o hipertensión y se trata en el primer día lo mismo debe hacerse con estos casos adictivos”, concluyó.
No tan solo en las instituciones penales del País se ha identificado este problema del acceso a sustancias controladas por parte de los confinados, sino que también han surgido brotes de COVID19 entre confinados.
El problema de la adicción a los opiáceos es un problema serio, como afirma la Organización Mundial de la Salud existen aproximadamente 15 millones de personas que poseen dependencia a estas sustancias.