Acompañantes de pacientes con psoriasis están predispuestos a sufrir de ansiedad

Según los investigadores, cerca del 57% de convivientes con pacientes de psoriasis, presentaban síntomas asociados a la ansiedad.

Alexander Triana Yanquén

    Acompañantes de pacientes con psoriasis están predispuestos a sufrir de ansiedad

    Los doctores Salvador Arias, Agustín Buendía y Eliseo Martínez, y su grupo de investigación, realizaron el estudio llamado Quality of life in persons living with psoriasis patients, en la que revelan que el impacto de la psoriasis sobre el bienestar psicológico y la calidad de vida se extiende más allá del propio paciente, afectando también a sus convivientes.

    La Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), con motivo de la celebración del Día Mundial de la Psoriasis, informa que, además de sus manifestaciones físicas, la psoriasis puede traer consigo una carga para la salud psicológica y la vida social de los pacientes y sus convivientes. Cifras de diferentes organizaciones como la OMS, estiman que en el mundo hay 125 millones de personas afectadas con psoriasis. 

    La observación de los investigadores

    El director de la Fundación Piel Sana de la AEDV, Agustín Buendía, comenta que "la atención al paciente de psoriasis debe basarse en una valoración holística muy completa que nos permita identificar su total grado de afectación y demandas no puestas de manifiesto, sin olvidar a familiares o convivientes".

    “Para comprender la psoriasis y ofrecer un tratamiento adecuado, resulta fundamental tomar conciencia del profundo impacto negativo que, en muchos casos, esta enfermedad ejerce sobre el día a día de los pacientes y su entorno más cercano”, explica Salvador Arias, director de campañas de la Fundación Piel Sana de la AEDV.

    Diversos estudios han demostrado que las personas con psoriasis tienden a manifestar más síntomas de ansiedad y depresión. Los síntomas asociados a las lesiones de psoriasis y su impacto en la relación con los demás, las incomodidades y efectos adversos asociados a algunos tratamientos, y un largo etcétera de complicaciones relacionadas con esta enfermedad, hacen que las personas con psoriasis estén en mayor riesgo de sufrir problemas psicológicos y sociales. 

    El coordinador del Grupo de Epidemiología y Promoción de la salud de la AEDV, Eliseo Martínez, afirma que: “durante las últimas décadas ha habido un cambio de paradigma en el que los médicos hemos aprendido que, en lugar de tratar enfermedades desde un punto de vista puramente biologicista, debemos ofrecer tratamientos teniendo en cuenta el impacto global de la enfermedad, tanto en el plano físico como en el emocional”, dice.

    El estudio y la muestra

    Durante la investigación, se pudo observar que más del 20 por ciento de los convivientes con psoriasis presentan elevados niveles de depresión. En tanto a la data sobre ansiedad, los resultados fueron más preocupantes: hasta el 47 % de los convivientes sufrían síntomas compatibles de trastorno de ansiedad

    La cifra de la calidad de vida de los convivientes, devela que el 57 % de ellos sufrían un deterioro entre moderado y grave debido a las dificultades asociadas a la psoriasis.

    Vivir con alguien que sufre un problema (cutáneo, en este caso), y ser partícipe de las limitaciones diarias que la enfermedad imprime sobre esa persona, nos puede generar sentimientos de malestar, tristeza, frustración, etc.

    La realidad de los pacientes y los convivientes

    Un paciente con psoriasis, necesita la ayuda de alguien que le aplique los medicamentos tópicos, le inyecte medicamentos y lo apoye con el tratamiento. Estas personas convivientes, en muchos casos, también son compañía en los desplazamientos a la consulta médica y actúan como consejeros de los pacientes a la hora de tomar decisiones sobre su tratamiento.

    Pero esto no se queda solo en ello, las actividades cotidianas de un hogar también pueden verse afectadas, y es que la descamación típicamente asociada a la enfermedad (particularmente en las situaciones más graves) puede obligar a lavar la ropa o pasar la aspiradora con mayor frecuencia, entre otras cosas del quehacer diario.

    Al momento de relacionarse en el ámbito social, algunos pacientes se sienten cohibidos y temen las miradas y la reacción de otras personas que, por falta de información, pueden rechazar el contacto debido a creencias erróneas (como, por ejemplo, pensar que se trata de una enfermedad contagiosa). 

    Esto puede conducir a conductas de evitación, disminuyendo sus actividades sociales o incluso anulándolas por completo lo que, a su vez, limita las actividades sociales de sus convivientes o parejas.

    Esto es apenas una pequeña reseña de los condicionantes que perjudican la calidad de vida de pacientes y convivientes, que surgen a nivel psicológico y social que trae consigo la psoriasis. Precisamente por ello las soluciones ofrecidas a estos pacientes y sus convivientes han de ser completas y exhaustivas.

    ¿Los acompañantes también necesitan una consulta?

    Esta patología tiene una particularidad y es el desconocimiento en muchos ámbitos, por ello se producen acciones de rechazo e indirectamente acrecienta el problema emocional del paciente con psoriasis. 

    Es por ello que los familiares y parejas de los pacientes pueden beneficiarse de ser informados sobre el proceso de la enfermedad, el tratamiento y el pronóstico. De este modo se evitan preocupaciones e incertidumbres innecesarias y se les facilita su labor de acompañamiento y ayuda al paciente. 

    Asimismo, el estudio recomienda en pacientes con psoriasis grave, o en aquellos en los que presentan un grave impacto de la enfermedad sobre su salud psicológica o su calidad de vida, que sus convivientes y/o parejas acudan a consulta para valorar su situación emocional y ofrecerles el debido apoyo.

    Fuente consultada aquí



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