"Cuando tenemos una bacteria que desarrolla resistencias, en cuestión de unas diez horas podemos tener más de un millón", refieren los especialistas.
Los virus y las bacterias comparten la particularidad de ser microorganismos que producen infecciones, con la diferencia de que los primeros no están vivos y solo se pueden multiplicar dentro de una célula infectada, y los segundos sí y son capaces de duplicarse.
Carnero explica que "en el futuro vamos a hablar mucho más de bacterias que de coronavirus. Ya hemos visto lo que pasa cuando un virus se expande. Las bacterias se expanden igual de rápido que el coronavirus por los viajes... Están en todos los países. Hay resistencia de antibióticos en todos los países del mundo". Y España no es ajena a ello. De hecho, una de cada 10 muertes por resistencia a antibióticos en Europa se produce en nuestro país.
"Es un dato muy preocupante. En EEUU ya hay más de 35.000 muertes anuales por resistencia a antibióticos, una cifra considerable teniendo en cuenta que todos somos candidatos", apunta.
Colonia bacteriana de salmonella bajo el microoscopio.
De hecho, el autor del prólogo de este libro, Víctor Jiménez Cid, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), asegura que "parece que el coronavirus ha borrado del mapa otra emergencia sanitaria del siglo XXI, pero no es así". Y recuerda que son precisamente los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos (UCI) quienes son "carne de cañón para las superbacterias".
La autora argumenta que si bien no es un tema nuevo, la opinión pública está mucho más abierta a entender este tipo de problemas de salud global. "Estamos en un momento crítico y hay que transmitir un poco esa urgencia. Probablemente a partir de ahora tendremos que cambiar muchas de las prácticas que teníamos, como presionar al médico para que prescribiera, que ya hemos visto que hay que abandonar", sostiene.
Aun así, subraya cómo hay que atajar la sobreprescripción de antibióticos, que también ha ocurrido durante la pandemia, como evidencia un estudio reciente de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), que aseguraba que un tercio de pacientes con covid-19 recibió antibióticos sin justificación clínica.
Célula del virus de la gripe COVID-19 bajo el microscopio en la sangre.
De hecho, el libro 'Antibióticos vs Bacterias', menciona cómo en los primeros meses de la pandemia se recomendaba azitromicina para los casos menos graves, cuando en enero de 2021 ya hay evidencia de que no se debe incluir en los protocolos para tratar la covid: "Este sobreconsumo de azitromicina hará que el uso de este antibiótico de la familia de los macrólidos se vea comprometido seguramente en el futuro. Pero puede que no solo de los macrólidos...".
En el día a día, destaca que "muchas veces no se acaban los tratamientos, no se cumple la pauta, o se recomiendan los antibióticos de un paciente a otro. Hay quienes creen que todo debe tratarse con antibióticos en cuanto hay fiebre.... Se ha presionado mucho al farmacéutico para que los dispense sin receta, que esto ya no ocurre, pero sigue siendo un tema muy complicado detrás del mostrador".
La autora señala que "hay mucho helicobacter pylori resistente a la eritromicina, ya muy difícil de erradicar. También la gonorrea. Ahora hay un repunte de enfermedades de transmisión sexual y hay una gonorrea muy crítica resistente a cefalosporina y fluoroquinolonas".
Por ello, el libro incluye un listado de las bacterias más buscadas, para las que se necesitan urgentemente nuevos antibióticos.
"La OMS publica todos los años un listado con las bacterias que suponen una amenaza para la salud global. La última es del 2017. Esa lista se va actualizando y ahí están las que necesitan urgentemente nuevos antibióticos, con tres niveles de prioridad: crítica o prioridad 1 (hay tres), elevada o prioridad 2 (hay seis) y media o prioridad tres (hay tres). Son muy ubicuas, están en muchísimos hospitales y son conocidas en casi todos".
Prioridad 1: CRÍTICA
-Acinetobacter baumannii, resistente a los carbapenémicos
-Pseudomonas aeruginosa, resistente a los carbapenémicos
-Enterobacteriaceae, resistentes a los carbapenémicos, productoras de ESBL
Prioridad 2: ELEVADA
-Enterococcus faecium, resistente a la vancomicina
-Staphylococcus aureus, resistente a la meticilina, con sensibilidad intermedia y resistencia a la vancomicina
-Helicobacter pylori, resistente a la claritromicina
-Campylobacter spp., resistente a las fluoroquinolonas
-Salmonellae, resistentes a las fluoroquinolonas
-Neisseria gonorrhoeae, resistente a la cefalosporina, resistente a las fluoroquinolonas
Prioridad 3: MEDIA
-Streptococcus pneumoniae, sin sensibilidad a la penicilina
-Haemophilus influenzae, resistente a la ampicilina
-Shigella spp., resistente a las fluoroquinolonas
Carero asegura que parte del problema es el poco interés de la industria farmacéutica: " Estamos en un momento de mucha sequía. En los últimos ha ido abandonando las áreas de investigación en antibióticos porque no eran atractivos económicamente. El retorno que obtenían de la inversión era pequeño. Había pocos pacientes a los que tratar frente a otras patologías más prevalentes, cono el colesterol, hipertensión, depresión... Estos antibióticos necesitan de un incentivo por parte de las autoridades regulatorias y los gobiernos. La FDA, en 2019, aprobó un antibiótico de un nuevo grupo, pero hacía muchísimos años que no había habido ninguno".
Búsqueda de antídotos en el entorno natural
Por ello, en el libro también hablan de la existencia de muchos programas para impulsar el estudio de nuevos antibióticos. Uno de ellos es Micromundo, donde participan muchas universidades de España y también centros de educación secundario. "Es un proyecto global, mundial, de búsqueda de nuevos antibióticos en el suelo. Es decir, bacterias que estén en el medio ambiente y pueden ser unas aliadas contra las bacterias patógenas, porque producen antibióticos. Nuestros aliados están en el propio entorno. Víctor Jiménez Cid, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), es el director que coordina el proyecto en España y quien nos ha escrito el prólogo del libro".
Sobre la búsqueda de aliados en el entorno para luchar contra las bacterias, el libro se refiere al ecosistema marino, donde habitan los bacteriófagos "unos virus que infectan solo bacterias. A lo mejor en los bacteriófagos encontramos unos buenos aliados para la lucha contra bacterias resistentes a los antibióticos".
Esta sería una de las claves para hacer frente a las denominadas superbacterias. "El término se acuñó hace unos años y se refiere a bacterias que tienen mecanismos de defensa frente a muchos antibióticos. Según vamos avanzando con antibióticos (de primera, segunda, tercera línea...) es mucho mayor para el sistema el coste de tratar a ese paciente y el riesgo de reacciones adversas, complicaciones, más tiempo de hospitalización. Si estamos viendo que ya hay bacterias a las que no podemos hacer frente y no hay nuevos antibióticos, estamos en un momento muy crítico".