Detectar la hepatitis a tiempo disminuiría los casos de cirrosis hepática en Puerto Rico

Las células del cuerpo como en cualquier otro tipo de cáncer se empiezan a deteriorar y a luchar contra su propio cuerpo.

Belinda Burgos Belinda Burgos
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Detectar la hepatitis a tiempo disminuiría los casos de cirrosis hepática en Puerto Rico

La doctora Ángeles Rodríguez infectóloga y ex epidemióloga del estado enfatizó una vez que previniendo el virus de la hepatitis C disminuirían los casos de cirrosis en Puerto Rico, al tiempo que precisó que no se trata solo de decirlo, sino de actuar en todos los niveles de responsabilidad frente a este flagelo que afecta a la isla. 

La experta precisó  que la prevalencia de hepatitis C en los puertorriqueños es alta, es por eso que, desde la Universidad de Puerto Rico y el Puerto Rico Public Health Trust se han dedicado durante veinte años a hacer investigación clínica con el fin de encontrar una cura eficaz para este padecimiento que aún se sigue estudiando. 

En este particular la Dra. Rodríguez recordó que los pacientes no van a presentar síntomas en los primeros estadios de la condición, y que pasarían entre 10 y 15 años, lo que afianza más la importancia de la prueba de manera que se pueda prevenir un estado de gravedad que lleve a la muerte. 

Recordó que el CDC estudio la prevalencia de la enfermedad en Puerto Rico, la cual está cerca de un 6 por ciento, lo que se considera un número muy alto, ya que es un punto 1 más de lo que se  tiene en Estados Unidos, así como el triple de hepatitis C, donde la gran mayoría de personas no saben que tienen hepatitis C.

Agregó que la cirrosis es el estadio más avanzado de la enfermedad hepática, debido a una infección o inflamación constante, causada por infección como hepatitis B, hepatitis C, otras hepatitis virales, condiciones de hígado graso, toxicidades por uso de alcohol o medicamentos o condiciones genéticas.

“Básicamente es una sustitución del tejido normal del hígado por un tejido de fibrosis que va achicando el tamaño del hígado y va obstruyendo la filtración que produce el hígado de las toxinas del cuerpo que es su principal función, y es impedida por esa sustitución de las células hepáticas por esta cicatriz”, explicó la Dra. Rodríguez.

Esto, puede generar acumulación de sangre que se conoce como varices esofágicas, que traen como consecuencia sangrado gastrointestinal, vómito y excreción de sangre, baja en plaquetas y retención de líquido, lo que evidencia condición grave y que requiere trasplante de hígado.

Causa de la cirrosis

La causa está asociada a infección por hepatitis C, ya que la hepatitis A y la hepatitis B han sido prevenidas por vacuna desde hace 20 años.

Por ello, la hepatitis C está asociada a una serie de acciones especialmente en jóvenes que realizan actividades de riesgo como tatuajes o perforación sin la debida protección, y en adultos nacidos entre el 49 y 65 que pueden tener la infección sin saberlo, debido a que no se cumplían estrictos controles de sanidad, relató.

Un 25% de los pacientes infectados por hepatitis C terminan en cirrosis, que tiene tres estadios. En el primero, no muestra muchos síntomas por lo que es difícil diagnosticarla, pero puede presentar picor en el cuerpo, cansancio, malestar si consume alcohol o tras ingerir comidas grasosas, sostuvo.

En el segundo estadio pueden desarrollar aumento en el radio del abdomen por acumulación de agua, bajan los niveles de plaquetas, desarrollan ictericia en piel y ojos, desarrollan coluria en excreción o cáncer de hígado, que es la presentación más severa de la cirrosis y durante esta etapa, el paciente solo tiene opción de trasplante, lo que muchas veces no es fácil, pues hay dificultad al conseguir un órgano compatible y adicional a ello, es un procedimiento costoso, explicó.

La cirrosis es la sustitución del hepatocito de la célula del hígado por tejido de cicatriz (fibrosis), en algunos casos, si el estadio es temprano y si la persona no tiene fibrosis terminal puede con tratamiento mejorar un poco la histología, pero el tratamiento no devuelve al paciente a un hígado normal.

Tratamiento

Dependiendo de las fases que pueden ser A, B y C y en la que cada una de ellas es más severa, si el paciente retiene amoniaco, se sugieren medicamentos para excretar el amoniaco en la orina, porque su acumulación puede ocasionar síntomas de confusión.

El tratamiento de plaquetas sólo debe administrarse si está en niveles críticos (este trata de evitarse por sus efectos adversos para el paciente).

Muchas personas progresan a cáncer de hígado, a hepatoma o cáncer hepatocelular como consecuencia de la inflamación crónica del virus de la hepatitis C, indicó.

Relación del cáncer del hígado con la hepatitis C 

Las células del cuerpo como en cualquier otro tipo de cáncer se empiezan a deteriorar y a luchar contra su propio cuerpo, generando cambios malignos, y cuando llega al punto de generar metástasis ya es inoperable. 

Aunque la hepatitis C es una enfermedad nombrada recientemente, no fue hasta el 1989 cuando se identificó y recibió el nombre. Sus tratamientos iniciales presentaban muchos efectos adversos, pero hoy se cuentan con antivirales de acción directa e incluso algunos alcanzan a cubrir los 6 genotipos del virus con una eficacia por encima del 90% por lo que son efectivamente curativos.

Las personas tratadas se pueden olvidar de la hepatitis una vez recibe la antiviral sostenida no detectable y, si el paciente acude a tratamiento con enfermedad avanzada, aunque tenga las funciones hepáticas comprometidas, tendrá una mejor calidad de vida y un mejor pronóstico para su futuro, estableció.

En el caso de la cirrosis, dependiendo de cuán avanzada esté la condición, si la infección se trata a tiempo y no tiene otras condiciones hepáticas, tendrá un buen pronóstico de vida, aseguró. 

En condición avanzada el paciente debe aspirar a un trasplante y la atención se centra en tratar de prevenir un rechazo o complicación, culminó.



Periodista y MPH, Bachillerato en Periodismo y Prejurídico de la Universidad del Sagrado Corazón y graduada de la Maestría en Salud Pública, de la Escuela de Medicina San Juan Bautista, Jefa de Redacción con 11 años de experiencia y líder de Redacción de la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP).

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