La perimenopausia y la menopausia no son una sentencia de vejez o deterioro, sino fases naturales que, bien acompañadas, pueden vivirse con vitalidad y plenitud.

Los sofocos repentinos, los cambios en el estado de ánimo y los ciclos menstruales irregulares son solo algunas de las señales que anuncian una nueva etapa en la vida de las mujeres: la transición hacia la menopausia. Lejos de ser una "pérdida de juventud", la perimenopausia y la menopausia representan un proceso biológico natural que, con el acompañamiento adecuado, puede vivirse con equilibrio y plenitud.
Por eso la revista Medicina y Salud Pública tuvo una conversación exclusiva con la Dra. Stephanie Flores, ginecóloga y obstetra, abordó los síntomas, tratamientos y mitos alrededor de la perimenopausia y la menopausia.
"La menopausia es un periodo de 12 meses calendario sin ni una gota de sangrado. En ese momento decimos que una paciente está en menopausia de ahí en adelante."
Por otro lado, la perimenopausia "son todos los cambios hormonales, todas las adaptaciones que las mujeres vamos a vivir en algún momento antes de que la menopausia se presente."
El uso ambiguo de los términos "perimenopausia" y "menopausia" genera frecuentemente confusión entre las pacientes. Para la Dra. Flores, la precisión semántica resulta fundamental:
Perimenopausia:
Menopausia:
Aunque cada cuerpo es distinto, existen manifestaciones comunes que suelen aparecer en la perimenopausia:
"Las pacientes usualmente dicen que tienen alteración del sueño, disminución del líbido. Las alteraciones menstruales son típicas. Comienzan a ganar peso, tienen cambios en piel, en el ánimo. Hay una cantidad de cosas que podemos presentar." Algunos de ellos son:
Alteraciones del sueño y fatiga crónica
Modificaciones en la libido
Ciclos menstruales irregulares
Aumento de peso y redistribución de la grasa corporal
Alteraciones en la piel y el cabello
Cambios emocionales y cognitivos
Si bien ningún síntoma por sí solo es exclusivo de la perimenopausia, la combinación de varios de ellos y su persistencia en el tiempo debe motivar una valoración ginecológica.
La Dra. Flores enfatiza que el abordaje de la perimenopausia y la menopausia debe partir de la aceptación de este proceso como un tránsito natural, no como una enfermedad.
"Lo primero es empoderarnos. Esto no es vejez, y siempre se lo digo a mis pacientes: vamos a pasar por un proceso de madurez. Es algo natural que en algún momento a todas nos va a tocar. Y hay una cantidad de estrategias. Obviamente, estas estrategias van a depender de cada paciente, de lo que sientan, de qué tan graves sean esos síntomas, de qué tanto esté afectando eso la calidad de vida."
A partir de esa base mental, la especialista propone un plan multidimensional:
Actividad física: Ejercicio aeróbico y fortalecimiento muscular al menos 3 veces por semana.
Dieta equilibrada: Aumento de frutas, verduras, cereales integrales y disminución de alimentos ultraprocesados, azúcares refinados y grasas saturadas.
Cese de hábitos nocivos: Dejar de fumar y moderar el consumo de cafeína y alcohol.
Control de estrés: Técnicas de relajación, meditación o terapia ocupacional.
Sofocos y calores: Un síntoma sin tregua
Uno de los quejas más persistentes en consulta son los calores ("bochornos") y sudoraciones que, en ocasiones, aparecen sin relación directa con la temperatura ambiental. La Dra. Flores reconoce su impacto en la vida diaria:
"Son desesperantes, eso me dicen mis pacientes. Los calores, hay muchas maneras de evaluarlos. Hay, de hecho, tablas que nos guían a los ginecólogos sobre qué tanto están afectando. Y hay terapia para manejarlos, con hormonas. Si la paciente no quiere hormonas, hay una cantidad de cosas que podríamos discutir en consulta. Pero volvemos a lo mismo: los cambios básicos en el estilo de vida, la dieta, el ejercicio, el manejo del estrés, son fundamentales."
De allí que, más allá de ofrecer opciones farmacológicas, la atención debe contemplar la eliminación de desencadenantes (cafés muy calientes, habitaciones mal ventiladas, estrés crónico) y la implementación de medidas prácticas: ventiladores portátiles, ropa de algodón y respiración diafragmática para disminuir la intensidad de los episodios.
La perimenopausia y la menopausia suelen ocasionar un descenso en el deseo sexual, pero ese no es el único factor que influye en la satisfacción íntima de la mujer. La Dra. Flores enfatiza la importancia de desmontar mitos y tabúes.
"Es uno de los retos más importantes de este periodo de transición hacia la madurez. Básicamente, hay que educarnos sexualmente. Tenemos que tener conversaciones. La sexualidad no solamente depende del deseo."
Entre las intervenciones posibles destacan:
Terapia lubricante y humectantes vaginales: Para combatir la sequedad y el adelgazamiento de la mucosa vaginal.
Osteopatía pélvica y fisioterapia del suelo pélvico: Mejora del tono muscular episódico y prevención de incontinencia urinaria.
Asesoría en comunicación de pareja: Facilitar el diálogo acerca de los cambios corporales, las expectativas y las nuevas prácticas que puedan resultar placenteras.
Evaluación de libido: En ocasiones, la disminución del deseo tiene un componente psicológico o relacional que conviene tratar de manera conjunta con el ginecólogo y el terapeuta sexual.
Eliminar el estigma asociado a la sexualidad de la mujer madura contribuye a fortalecer la autoestima y la conexión íntima.
Como broche del evento, la Dra. Flores presentó el nuevo Instituto de la Mujer del Hospital Universitario Mayor Méderi, diseñado para brindar un cuidado multidisciplinario y centrado en la persona:
"El objetivo del Instituto de la Mujer es cuidar mujeres, brindarles un apoyo desde muchos puntos de vista. Tenemos endocrinólogos, ginecólogos, cirujanos bariátricos, psiquiatras, nutricionistas... Darles un enfoque absoluto y completamente integral para el cuidado de la salud."