Son más de 100 jóvenes en instituciones carcelarias juveniles los que están en un riesgo mayor en comparación con los jóvenes de la población general a cometer actos de suicidio
Belinda Zorielie Burgos González
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
Son más de 100 jóvenes en instituciones carcelarias juveniles los que están en un riesgo mayor en comparación con los jóvenes de la población general a cometer actos de suicidio y tienen una salud mental deteriorada.
Por tal razón, es urgente la intervención interdisciplinaria del gobierno pues hasta el momento, han sido 23 jóvenes hospitalizados por intento de suicidarse o automutilarse y esta cantidad podría aumentar.
Así fue advertido a la Revista de Medicina y Salud Pública (MSP) por parte de la Dra. Karen Martínez, psiquiatra de adolescentes, a raíz de la decisión del juez presidente del Tribunal Federal Gustavo Gelpí, debido a la radicación de una demanda por parte del gobierno federal contra la Administración de Instituciones Juveniles (AIJ), por violaciones a los derechos civiles de los jóvenes recluidos.
De la decisión se desprendió que también es “incomprensible” el que el Estado Libre Asociado (ELA) no haya emitido una acción inmediata e “ignorar” el estado mental de estos jóvenes que han tenido diversas conductas que atentan contra sus vidas y que como Corte Federal no pueden “permanecer tranquilamente sentada por más tiempo e ignorar a estos jóvenes que exhiben ideas suicidas, intentos de suicidio o automutilación”.
“Hemos visto que se ha exacerbado la ansiedad y la depresión desde que comenzaron las medidas para controlar la pandemia. La población adolescente precisamente en su desarrollo depende de socializar, hacer actividades nuevas, ir a sitios nuevos, y todo esto está en pauso. Muchos de los adolescentes que yo trato me trae ese sentimiento de desesperanza de no ver un futuro para ellos siendo jóvenes que ya sobrevivieron el 2017 con el huracán María, los terremotos y otras situaciones como también la interferencia en su educación”, describió la Doctora.
“Cuando hablamos de poblaciones de instituciones juveniles, añadimos unos factores sociales adicionales. Sabemos que las faltas en la población juvenil usualmente vienen de unas necesidades en el área social que se ven entonces involucrados en este tipo de actividades. Se ha descrito a través de la literatura médica que hay unas necesidades de salud mental aumentada a la población general porque vienen de unas situaciones sociales que predisponen al desarrollo de trastorno de salud mental”, aseguró.
De hecho, un estudio publicado este año por el “Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry”, revisó de manera sistemática y heterogénea la prevalencia de desórdenes mentales tales como -psicosis, depresión mayor, Trastorno de Déficit de Atención/Hiperactividad, problemas de conducta y estrés postraumático (PTSD)- en adolescentes entre 10 a 19 años en instituciones carcelarias juveniles analizando bases de datos electrónicas entre enero 1966 a octubre 2019.
De los 47 estudios evaluados entre 19 estados, se identificaron 28,033 varones y 4,754 con una media de rango de edad de 16 años. El 61.7% tenía ADHD, 59% reportó tener problemas o desórdenes de conducta, el 25.8% enfermedad psicótica, el 17.5% depresión mayor, entre otros trastornos de salud mental. Véase https://jaacap.org/article/S0890-8567(20)30061-7/fulltext
“Lo que ha ocurrido con las instituciones juveniles es que no están recibiendo los servicios de salud mental para esta población. Por eso vemos entonces que llegan al punto de una crisis de intento suicida que como muy bien el juez expresó, un caso de un intento suicida es demasiado porque eso significa que no está funcionando el tratamiento para prevenir las crisis”, puntualizó la Dra. Martínez.
“Esta situación que se describe es ver cómo el sistema no está buscando la manera de que esta población tenga acceso directo a los servicios de salud mental. La literatura es clara. En estas instituciones juveniles hay una alza en la prevalencia de trastornos de salud mental. Es una población que lo mismo que lo lleva a actos delictivos, existen factores sociales que también aumentan la probabilidad de desarrollar trastornos de salud mental. Se debe tener un equipo integral de psicólogo, psiquiatras y otros para manejarlos en estas instituciones”, abundó.
Precisamente un estudio publicado en el 2005 por la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, precisamente habla sobre la necesidad de los servicios de salud mental en las instituciones carcelarias, debido a que los trastornos “mentales y abuso de sustancias” constituyen un problema significativo de salud pública en estos centros penitenciarios. Por lo tanto, los mismos deben contar con un plan comprensivo para manejarlo y evitar situaciones comórbidas. (Véase https://www.jaacap.org/article/S0890-8567%2809%2961774-3/pdf )
“Lo más importante es que estos jóvenes a través de estos servicios puedan rehabilitarse tanto de su situación mental como de la situación que lo llevó a la institución juvenil. No hay que reinventar la rueda. Existen muchísimos programas basado en evidencia de cómo tu integras los servicios de salud mental en las instituciones juveniles”, concluyó. Para las recomendaciones sobre programas basados en evidencia para atender los trastornos mentales y/o prevenirlos en instituciones penitenciarias juveniles presione aquí. https://www.aacap.org/App_Themes/AACAP/docs/clinical_practice_center/systems_of_care/JJmonograph1005.pdf )