El diario El País ha hecho una publicación en la que señala que Joan Albanell (Barcelona, 1964) es un tipo contenido, pero se puede atisbar cierto orgullo cuando saca el ordenador para enseñar una presentación escrita en 1992. En ella se menciona la necesidad de distinguir a las pacientes de mama que debían recibir quimioterapia para evitar recaídas de las que podían ahorrarse la quimioterapia y sus efectos secundarios sin riesgo para su vida. Entonces, cuando aún se estaba preparando para ser oncólogo, ya definía la necesidad de un test validado en ensayos clínicos, sencillo de realizar y asequible para que llegase a la mayoría de los pacientes.
En la publicación de El País destacan que casi tres décadas después, Albanell, que ahora es jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital del Mar en Barcelona, acaba de salir de una de las sesiones plenarias de la reunión anual que la Asociación Americana de Oncología (ASCO) celebra en Chicago en la que se han presentado los resultados de TAILORx. Este amplio estudio, financiado por el Instituto Nacional del Cáncer de EE UU, muestra que, aplicando el test molecular Oncotype DX, es posible librar de la quimioterapia y sus efectos secundarios al 70% de las mujeres que sufren el cáncer de mama de mejor pronóstico (hormonodependiente, sin extensión a los ganglios de las axilas y negativo a la proteína HER-2). “Aproximadamente la mitad de las mujeres que se diagnostican en España tienen estas características”, apunta el médico.
De acuerdo a la nota periodística, este tipo de pruebas se hacen necesarias para evitar tratamientos tan duros como la quimioterapia en miles de mujeres ya se aplicaba en España. Albanell, que también es coordinador del comité científico de GEICAM (Grupo Español de Cáncer de Mama), cuenta que “en 2011 se empezó a plantear que la plataforma Oncotype DX, que ya se utilizaba en EE UU, se pudiese traer a Europa”. “En GEICAM hicimos un estudio pionero en Europa en el que aplicamos la plataforma Oncotype a 107 pacientes", continúa Albanell, que lideró este trabajo.
Resaltan además que, “Antes de aplicarla, nosotros nos preguntábamos si por las características convencionales le daríamos quimioterapia a una mujer concreta. Luego aplicábamos el test y veíamos si modificábamos o no la decisión. Y la modificamos en un 32% de mujeres. Este estudio luego fue replicado en otros países de Europa, y en España nos fue útil porque nos ayudó a convencernos a nosotros mismos y a la administración de que se empezara a aplicar el test Oncotype”, explica. “España fue un país pionero en la aplicación de este test, pero no ha sido una aplicación universal y ahora creo que con los datos de un estudio clínico tan robusto, con el máximo nivel de evidencia, tenemos que buscar la manera de hacer más general la incorporación de estas plataformas”, concluye.
El periódico El País además destaca una serie de preguntas que permiten conocer mucho mejor la importancia de este alcance científico y los cambios para las personas con esta condición médica.
Pregunta. ¿Qué nos dicen los resultados de este estudio sobre el tratamiento del cáncer de mama?
Respuesta. Hasta hace unos años, sabíamos que en las mujeres con estos tipos de tumores más comunes, añadir una terapia hormonal después de la cirugía reducía el riesgo de recaída y metástasis y también sabíamos que añadir quimioterapia reducía un poco más este riesgo, pero no sabíamos cómo seleccionar a las pacientes a las que dábamos o no dábamos quimioterapia, cuál de ellas realmente se beneficiaba. Todas recibían terapia hormonal, porque había un beneficio muy establecido, pero la quimioterapia se hablaba con la paciente. Dependía de una serie de características clínicas y moleculares tradicionales, pero estábamos un poco en la oscuridad. En general se tendía a sobretratar a las pacientes.
Desde hace unos años se han desarrollado plataformas genómicas con las que se coge un trozo del tumor, se analiza la expresión de un número de genes [en el caso de Oncotype son 21] y con esta información tenemos una mejor visión del pronóstico de las pacientes y en algún caso de ayudar a predecir qué pacientes se pueden beneficiar de añadir quimioterapia. Este estudio se diseñó en 2003 y en él han participado 6.000 mujeres a las que dividieron en terapia hormonal sola y terapia hormonal más quimioterapia. El objetivo era ver si omitir la quimioterapia no era inferior a dar terapia hormonal sola y los resultados demuestran de manera concluyente que omitir la quimioterapia no es inferior.
La entrevista de El País continua señalando que cree que dentro de la oncología hay otros tumores que están experimentando avances muy notables, como el melanoma o el cáncer de pulmón. En cáncer de pulmón, que hace ocho o diez años solo se disponía de la quimioterapia, ahora se cuenta con muchas terapias moleculares dirigidas frente a mutaciones y está en franco desarrollo y en uso clínico rutinario la inmunoterapia. En cambio, en cáncer de mama, la inmunoterapia va retrasada. Yo creo que cada tumor tiene sus avances y veo un avance general.
Hay fórmulas ya muy creativas para que el coste no sea el que es en EE UU, porque sería inasumible en España. En España hay modelos, como los techos de gasto, que consiste en que se den medicamentos y si se alcanza una cantidad, el resto del año no se cobra. O hay acuerdos de riesgo compartido en el que el laboratorio recibe una cantidad por el fármaco en función de que tenga el efecto esperado.
También están apareciendo muchos fármacos con la misma indicación. Esto está generando una competencia entre compañías que ayuda a reducir los precios. Como están saliendo tantas cosas y siempre parece que el sistema no va a aguantar, habrá que hacer un cambio global de mentalidad por parte de todos. Pero yo creo que en la innovación farmacológica en oncología, el fármaco nuevo que aparece ahora es más barato que si hubiese aparecido hace cinco años, porque ya saben que si no el sistema no aguantará.