En este sentido, muchas son las mujeres que están aportando en este proceso: el empoderamiento de la mujer
Podríamos afirmar que, aunque hay mucho camino por transitar, la brecha para la igualdad de género se estrecha cada vez más. En este sentido, muchas son las mujeres que están aportando en este proceso: el empoderamiento de la mujer -en todos los ámbitos- se encuentra en ascenso. Cada vez más mujeres se sumergen en la ciencia y el desarrollo de la humanidad, un sitio -anteriormente- reservado únicamente para hombres.
Tal es el caso de dos jóvenes empoderadas que están haciendo historia en el ámbito de las ciencias médicas: Dafne Almazán y Alexandra Franco.
La primera, Dafne Almazán, es una joven de origen mexicano. Y es, actualmente, la psicóloga más joven del mundo con apenas trece años de edad. La joven superdotada ya sabía escribir y leer con tan solo seis años y a los diez ya había terminado su licenciatura en Psicología.
Sin embargo, decidió seguir rompiendo las barreras de la inteligencia y empoderamiento de la mujer pues actualmente se prepara para su maestría en enseñanza de las matemáticas a sus diecisiete años. Estos estudios los realizará -nada más y nada menos- que en la Universidad de Harvard. Y esto, la convierte en la primera menor de dieciocho años en matricularse en una maestría en dicha institución. La joven señala que existen muchos mitos respecto a niños superdotados. Sin embargo, revela: “Yo estudiaba pero también jugaba; aprendí a tocar instrumentos, paseaba a mis perros”.
Por sus méritos, la joven es considerada por la revista Forbes México como una de las 50 mujeres más poderosas de México.
Por otro lado, nuestra Alexandra Franco O’Connell, otra joven superdotada recibió la aceptación en la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Desde ese instante, se convirtió ella en la persona más joven admitida en dicha institución. Con catorce años de edad, Alexandra se describe como una joven alegre, que disfruta la música y adora bailar y cantar.
“Yo no soy un número, ni un IQ ni una nota. Yo soy una joven como cualquier otra. Dios me dio un talento y lo agradezco; como cualquier otro joven que maximiza sus talentos”.
El próximo mes, la joven recibirá su título como graduada de High School, así como el diploma de Bachillerato en Ciencias Naturales con un Minor en Psicología de la Universidad de Sagrado Corazón.
Según entrevista realizada, la adolescente afirma que, desde muy pequeña, sintió particular interés por la ciencia. En cuanto al reto de ingresar a la universidad a tan temprana edad, Alexandra plantea la necesidad de proponerse metas, estudiar y tener un balance:
“Hay que estudiar y tener un balance. A mí me gusta aprender cosas nuevas, mi mayor pasión es la ciencia. Yo disfruto estudiar porque disfruto aprender. Yo tuve una infancia muy bonita, yo me disfruto cada etapa de mi vida. Desde chiquita siempre quise ser doctora, me gusta cuidar a la gente”.
Por el momento, la joven no tiene afinidad por ninguna área específica. Afirma que solo se enfocará en graduarse y disfrutar cada uno de sus logros en la medicina.
Lo cierto es que -estas jóvenes- son dos claros ejemplos de mujeres empoderadas en nuestro continente y que, probablemente, tienen mucho que aportar a la sociedad.