César Augusto Sutachán Daza
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Un trastorno que aqueja a un importante número de mujeres en el mundo es el prolapso de órgano pélvico, el cual se produce cuando los músculos o tejidos que soportan los órganos pélvicos (útero, vejiga, recto) se debilitan o se aflojan.
Las mujeres que presentan esta condición tienen como alternativa la intervención quirúrgica para reconstruir el apoyo del piso pélvico. Sin embargo, y debido a los riesgos que implica una cirugía, hay técnicas que alcanzan a aliviar hasta en 80% este trastorno en mujeres de edad avanzada que -debido a condiciones médicas- prefieren no optar por el quirófano. No obstante, este procedimiento también es utilizado por mujeres jóvenes que por motivos médicos no pueden acceder a la cirugía.
Las técnicas no quirúrgicas para el manejo de prolapso se centran en ejercicios y terapias del piso pélvico que combinados con el uso de un pesario vaginal, dispositivo que ayuda a sostener los órganos pélvicos, otorga resultados favorables.
Según el Dr. Fidel Santos, director del Departamento de Ginecología del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico y uroginecólogo, “los ejercicios de piso pélvico ayudan e inclusive alivian los síntomas, además de disminuir significativamente el tamaño del prolapso. El uso de los aditamentos que se llaman pesarios mejora el trastorno con una alta efectividad entre los pacientes”, explicó el galeno.
El material de los pesarios ha evolucionado a través del tiempo. En la actualidad son fabricados con silicona, no producen alergia, irritación o infección, y su limpieza es fácil de realizarse, los pacientes los toleran bien porque prácticamente no pesan.
Toda persona que sufra del prolapso pélvico encuentra en estas técnicas resultados favorables en un periodo de seis meses.
“Hay estudios a corto, mediano y largo plazo que estiman la efectividad de la técnica de un 60% a 80%, según la duración del tratamiento”
afirmó Santos a MSP.
El Dr. Fidel Santos considera que el mejor momento para acudir a estas técnicas es cuando las personas experimentan dificultades al caminar, perciben dolor o el trastorno afecta la autoestima, su vida diaria y actividad sexual. Los síntomas son casi siempre presión vaginal, afecciones urinarias, incontinencia; en algunos casos, retención de líquidos, debido a que el prolapso impide el normal funcionamiento de los órganos pélvicos.
“Aunque esta condición no provoca la muerte, es incómoda, a veces causa dolor. Estamos viendo mujeres que llegan a cierta edad con la dificultad de caminar y de cumplir con sus actividades diarias a causa del prolapso. Comparando con la cirugía, la ventaja mayor de la técnica de terapia física y pesario es que el paciente no se somete a los riesgos de una intervención quirúrgica como son los sangrados, las infecciones, etc., esa es la gran ventaja de estas técnicas y más si tenemos en cuenta que estudios indican que 13% de cirugías hechas a adultos mayores de 80 años pueden terminar fatalmente”
puntualizó Santos a MSP.