Un estudio publicado en la revista Nature, demuestra que al bloquear la proteína TNF se potencia la eficacia de un tratamiento contra el cáncer.
Un estudio experimental, publicado en la revista Nature, demuestra que al bloquear la proteína TNF se potencia la eficacia antitumoral de un tratamiento de inmunoterapia contra el cáncer. El siguiente paso será trasladar esta investigación a la clínica.
Un trabajo liderado por científicos del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) y de la Clínica Universidad de Navarra demuestra en ratones que, al bloquear la proteína llamada factor de necrosis tumoral (en inglés TNF) durante un potente tratamiento de inmunoterapia contra el cáncer (terapia que combina dos medicamentos: el anti-PD-1 y anti-CTLA-4), se consigue mejorar su eficacia y reducir la toxicidad. La investigación está publicada en la revista Nature.
El TNF sirve para mediar la inflamación, inducir la destrucción de algunas células tumorales y activar a los glóbulos blancos, las células del sistema inmunitario. El bloqueo de esta proteína en inmunoterapia no es nuevo pero sí su aplicación profiláctica en esta terapia anti PD-1 y anti CTLA-4.
Este estudio con ratones permite ajustar mejor las dosis de la medicación y conseguir así una eficacia antitumoral más robusta
“La evidencia en pacientes es escasa pero apunta a una excelente seguridad de la inhibición de TNF en cáncer avanzado. Hemos comprobado en ratones que el bloqueo profiláctico de TNF durante la inmunoterapia evita efectos adversos y mejora su respuesta al tratamiento. Esto nos permite ajustar mejor las dosis de la medicación y conseguir así una eficacia antitumoral más robusta”, añade Pedro Berraondo, investigador del Cima.
“Hemos identificado que la función inmunorreguladora de TNF es prescindible y, en cierta medida, daña la actividad antitumoral de esta inmunoterapia dual”, explica Ignacio Melero, investigador senior del Cima y codirector del departamento de Inmunología de la Clínica Universidad de Navarra.
Elisabeth Pérez Ruiz, del Hospital Costa de Sol y primera autora del trabajo, destaca la utilidad de esta aproximación “ya que supone utilizar en el contexto de la prevención lo que ya utilizamos en la práctica habitual como tratamiento de los efectos adversos autoinmunes rebeldes”. El siguiente paso, señalan los expertos, es trasladar esta investigación a la clínica.
Según Melero, “si los datos en los pacientes resultan análogos, se cambiará un importante paradigma en el abordaje terapéutico del cáncer. No obstante, a pesar de lo prometedor de estos resultados, hay que mantener mucha cautela sobre su interpretación, ya que se trata de observaciones en modelos animales que no sabremos con certeza si se reproducirán en los enfermos incluidos en los ensayos clínicos en curso o en los que van a iniciarse próximamente”.
La investigación en el tratamiento contra el cáncer busca ampliar los beneficios de la inmunoterapia a un mayor número de pacientes. Los últimos avances en este campo consisten en unir varios de estos tratamientos. Entre ellos, “la combinación de medicamentos de inhibición de PD-1 y de CTLA-4 consigue una extraordinaria eficacia contra el cáncer de piel más agresivo (melanoma), el de riñón y el de pulmón. Sin embargo, un 40% de los pacientes sufren serios efectos secundarios”, apunta Melero.
Si los datos en los pacientes resultan análogos, se cambiará un importante paradigma en el abordaje terapéutico del cáncer
PD-1 y CTLA-4 son unas proteínas que se encuentran en un tipo de células inmunitarias, los linfocitos T, y su misión es evitar que estas células destruyan otras células, como las cancerosas, actuando así como “frenos” en el control del sistema inmunitario. Al inhibir estas moléculas, se elimina la acción de esos “frenos” y se estimula la acción de defensa del organismo.
Melero recuerda que “esta inmunoterapia dual ha demostrado de forma patente su eficacia en pacientes que presentan metástasis en melanoma o cáncer renal. Actualmente, se está ensayando con resultados muy prometedores frente a otros tipos de cáncer. No obstante, el tratamiento debe ser interrumpido en más de un tercio de los casos por efectos adversos autoinmunes y de ahí que sea tan importante prevenir estos efectos secundarios en la manera que aporta nuestro estudio”.
“Nuestros resultados en el laboratorio junto con la experiencia clínica previa sugieren la realización de ensayos clínicos para comprobar la seguridad y eficacia del tratamiento”, señala Berraondo. De hecho, apunta Melero, “estamos evaluando un posible protocolo de ensayo clínico para estudiar el efecto del bloqueo profiláctico de TNF en el tratamiento con nivolumab (anti-PD-1) y ipilimumab (anti-CTLA-4) en humanos”.