Un grupo de expertos de las Universidades de Sevilla y Granada, en colaboración con el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y la Università Politecnica delle Marche de Italia, ha trabajado para prevenir infartos tanto en personas sanas como en pacientes con patologías cardiovasculares.
Las personas sanas tienen riesgo de sufrir estas enfermedades debido a estilos de vida poco saludables, como la ausencia de actividad física y las dietas con alta ingesta calórica caracterizadas por consumo de grasas, azúcares y sodio. Por el contrario, en los pacientes que han sufrido un infarto estos factores de riesgo disminuyen si se siguen programas de rehabilitación cardíaca y otras estrategias para inducir cambios.
Sin embargo, aunque los valores de los tradicionales marcadores de riesgo sean bajos, tanto unos como otros pacientes (sanos y postinfartados) manifiestan un aumento en el nivel de actividad del complejo NLRP3-inflamasoma.
Esto supone por tanto que el inflamasoma –un complejo multiproteico responsable de la activación de los procesos inflamatorios y que en ocasiones está implicado en procesos de muerte celular– podría ser una diana farmacológica para evitar el riesgo cardiovascular.
Mejorar el estilo de vida
Para esta investigación se han estudiado hombres sin antecedentes de enfermedad cardiovascular y 150 pacientes con infarto agudo de miocardio que acudían a un programa de rehabilitación.
Se han evaluado diversos parámetros como índice de masa corporal, circunferencia abdominal, valores de presión arterial, colesterol total y colesterol LDL, costumbres nutricionales, así como el estado del complejo inflamasoma y autofagia. Además se evaluaron dos conocidos test de riesgo cardiovascular: el Fuster Bewat y el Framinghan.
“Los sujetos sanos presentaron un alto porcentaje de índice de masa corporal, circunferencia abdominal, presión arterial, niveles de colesterol total y LDL. Los sujetos infartados mostraron una considerable mejora de los tradicionales factores de riesgo como muestra del éxito de los programas de rehabilitación cardiovascular. Sin embargo, la alta activación del complejo inflamasoma no sufrió mejora, mostrando un posible marcador de riesgo como consecuencia, posiblemente, del daño de los tejidos postinfarto”, explica el investigador de la Universidad de Sevilla Mario D. Cordero.
“Aunque hayamos demostrado que la inflamasoma podría ser una diana farmacológica para evitar el riesgo cardiovascular, urge tomar medidas de mejora de los estilos de vida en la población para reducir este tipo de enfermedades”, hace hincapié Cordero.
Este estudio, publicado en Antioxidants & Redox Signaling, forma parte de un proyecto en el que se pretende evaluar el papel del complejo NLRP3-inflamasoma en el envejecimiento y patologías cardiovasculares y metabólicas asociadas a la edad.
Referencia bibliográfica:
Bullón Pedro, Cano-García Francisco J., Alcocer-Gómez Elísabet, Varela-López Alfonso, Roman-Malo Lourdes, Ruiz-Salmerón Rafael J., Quiles José L., Navarro-Pando José M., Battino Maurizio, Ruiz-Cabello Jesús, Jiménez-Borreguero Luis J., and Cordero Mario D.. Could NLRP3–Inflammasome Be a Cardiovascular Risk Biomarker in Acute Myocardial Infarction Patients? Antioxidants & Redox Signaling. January 2017. DOI: 10.1089/ars.2016.6970