Alejandra Martínez
Agencia Latina de Noticias en Medicina y Salud Pública
El manejo inadecuado del oxígeno en bebés prematuros podría desencadenar retinopatía de la prematuridad, la cual es una enfermedad visual que puede llevar a la ceguera. Ocurre en pacientes (bebés) prematuros y tiene unos factores de riesgo dentro de los cuales se encuentra la edad gestacional -la edad en la que nacerá el niño- menor a 32 semanas y que tenga un peso inferior a mil quinientos gramos.
Con respecto a Puerto Rico, “es una de las jurisdicciones de Estados Unidos con la mayor incidencia de nacimientos prematuros y aunque hemos mejorado bastante desde 2006, nuestras estadísticas siguen siendo altas”; detalló Alma Seda, directora ejecutiva de March of Dimes Puerto Rico.
No obstante, Puerto Rico sería una población que debe tener sumo cuidado, ya que, aparte de provocar problemas visuales en los bebés, la prematuridad afectaría otros problemas de salud y altos costos de salud pública.
Generalmente los bebés prematuros deben ser suplidos con esta medida terapéutica que administra oxígeno (a veces en concentraciones elevadas) con el fin de prevenir o tratar la deficiencia de oxígeno en la sangre, las células y tejidos del organismo.
No obstante, “el mal manejo de la oxigenoterapia podría predisponer a los prematuros a desarrollar la retinopatía”, afirmó el oftalmólogo fellow de último año de Retina de la Fundación Oftalmológica Nacional de Colombia FUNDONAL, Hernán Ríos, a la revista Medicina y Salud Pública (MSP).
Cuando los niños nacen antes de la semana 32 de gestación, la retina no se ha terminado de desarrollar; así mismo pasa con el sistema cardiopulmonar.
Entonces, el oxígeno que va llegando -el que el niño ingresa a sus pulmones- es un oxígeno con una condición diferente a las que tendría si estuviera dentro del útero aún en su proceso de gestación. Por lo tanto, dicho oxígeno ha de ser suplido por el médico a cargo en una unidad de cuidado intensivo neonatal.
“Esta medida debe ser en un nivel determinado y las oscilaciones son las que el neonatólogo deberá tratar de controlar al máximo para disminuir el riesgo de que el niño desarrolle la retinopatía de la prematuridad”,
expresó Ríos.
La retinopatía del prematuro consiste en un crecimiento o terminación del desarrollo anormal en la retina de los pacientes que nacen antes de tiempo. Es decir, una vez nacemos, entre las 36 a 40 semanas se da la terminación del crecimiento de la retina. Entonces, los pacientes prematuros nacen aún sin la totalidad de su retina desarrollada.
“En esa fase probablemente van a padecer muchos problemas debido a la oxigenación. Puesto que ellos están acostumbrados a que la retina espere una oxigenación determinada cuando están en útero, pero cuando el bebé tiene que salir por diferentes causas -y nace prematuro-, esa oxigenación que le falta en su retina va a ser anormal”,
dijo a MSP.
Esto daría como resultado la predisposición al daño vascular, al crecimiento neovascular y a los desprendimientos de retina posterior que se da en las fases más avanzadas y complicadas de la enfermedad.
La retinopatía de la prematuridad está ligada a las causas de parto antes de término, más que a otra situación. Entonces, una vez el niño nace con la prematuridad es muy importante el acceso altamente especializado en unidades de cuidados intensivos neonatales, sobre todo con una monitorización adecuada de la oxigenoterapia para poder prevenir y subsanar todas las consecuencias que se puedan presentar en lo que le queda de desarrollo a esa retina.
En cuanto a la prevalencia de esta enfermedad, Colombia tiene unos reportes parecidos a la de otros países, pero en cuanto al desenlace, el país muestra un peor pronóstico.
“En el país pueden oscilar desde un 14 a un 25% aproximadamente. Sin embargo, es lamentable porque el acceso a unidades de cuidados intensivos neonatal altamente especializadas no siempre se da”,
añadió Ríos.
Sin dudas, hay casos en los que puede haber intervención a tiempo, sobre todo cuando la madre del paciente tiene una regularidad en la consulta. De esta manera puede verse o monitorizarse esa retina que le falta por desarrollarse.
Existe entonces más probabilidad de que pueda observarse el momento en que la retina empieza a alterarse y, en ese momento pueden implementarse los tratamientos disponibles; además de prevenir las complicaciones que se dan a posterior donde el láser es uno de ellos.
En el tratamiento de la retinopatía no se mide tanto el tiempo sino los hallazgos. En este sentido, según el retinólogo “una vez nace el niño con la condición de prematuro tenemos que evaluarlo frecuentemente, a veces varias veces en una semana; y en el momento en el que vemos esas formaciones anormales en la vascularización de la retina, allí es donde hacemos el tratamiento¨. En ocasiones, entre más prematuro es el niño más pueden observar los daños en la retina.
Las recomendaciones para las madres que tienen un diagnóstico de prematuridad para sus bebés es que, después de nacer este, deben regularmente, de forma semanal, visitar al retinólogo pediatra.
Un caso podría ser, por ejemplo, que el niño haya nacido prematuro y después de sus 40 semanas de edad no haya desarrollado retinopatía. Sin embargo en un futuro sí podría evidenciar hallazgos en la periferia del ojo, “que son más como unas secuelas de sus factores de riesgo de la retina, pero ya no va a presentar retinopatía”, aseguró.
Por otro lado, para las personas que hayan nacido en condición de prematuras y hayan crecido sin ninguna complicación visual, no necesariamente puede que sufran de la vista más adelante.