La pandemia de influenza de 1918 vs. coronavirus en 2020: las enseñanzas del pasado

El 1918, la pandemia de gripe cobró la vida de casi 100 millones de personas hasta 1919, es decir casi en un año desde que este virus se desató.

Medicina y Salud Pública

    La pandemia de influenza de 1918 vs. coronavirus en 2020: las enseñanzas del pasado

    Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública

    La pandemia de COVID-19, en este momento, ha ocasionado que más de 32 millones de personas alrededor del mundo se contagien y hasta el momento, haya casi un millón de muertes a causa de la enfermedad. Y la frase de que es sin precedentes es bastante cierta, desde el siglo pasado, exactamente en 1918, el mundo no vivía una pandemia como la que aqueja actualmente a todas las naciones del mundo.

    El 1918, la pandemia de gripe cobró la vida de casi 100 millones de personas hasta 1919, es decir casi en un año desde que este virus se desató. Especialistas del mundo han analizado similitudes entre la gripe española y el COVID-19: infinidad de síntomas, falta de tratamientos específicos, los obstáculos que ambas patologías han ocasionado a la salud pública, entre muchos otros factores. 

    Durante 102 años, los estudiosos de la influenza y los expertos en enfermedades infecciosas han intentado educar a la gente con la esperanza de prevenir futuras pandemias. Sin embargo, aquí estamos.

    ¿Qué lecciones dejó la pandemia de 1918 que puede ayudar actualmente?

    CNN realizó una ardua investigación en la que reunió a científicos, académicos y expertos en el control de pandemias, quienes aclararon las dudas relacionadas a ambas pandemias. Entre el panel se encuentran John M. Barry, autor de «The Great Influenza: The Story of the Deadliest Pandemic in History«; el Dr. Jeremy Brown, médico de urgencias y autor de «Influenza: The Hundred Year Hunt to Cure the Deadliest Disease in History«; y Gina Kolata, reportera de ciencia y medicina de The New York Times y autora de «Flu: The Story of the Great Influenza Pandemic of 1918 and the Search for the Virus That Caused it».

    Al indagar al Dr. Barry sobre las lecciones de la pandemia del 2018, asegura que la verdad e informar a los ciudadanos con información veraz es indispensable. Además:

    Las intervenciones no farmacéuticas funcionan. Los países asiáticos, Nueva Zelandia, Alemania y Senegal han hecho un trabajo increíblemente bueno debido a la transparencia. Pero hemos demostrado que realmente se puede controlar el brote si se realizan intervenciones no farmacéuticas (distanciamiento físico y máscaras). En EE.UU. no las hemos hecho. No nos hemos adherido a ellas; hemos jugado con ellas”, dijo Barry.

    Al anterior punto de vista, se suma el del Dr. Jeremy Brown quien considera que la mascarilla fue y sigue siendo un método efectivo contra los virus a pesar de sus opositores. 

    “Hubo una reacción violenta contra el uso de máscaras en San Francisco a fines de 1918 y principios de 1919. La gente esencialmente estaba harta. Hubo un grupo de libertarios que sugirió que era una violación de sus derechos y libertades ser obligados a usar máscaras, y de hecho terminaron impidiendo que la junta de salud de allí renovara el mandato de usar máscaras”, dijo el galeno a CNN. 

    ¿En el manejo del COVID-19 no se ha tenido en cuenta la experiencia de anteriores pandemias?

    Durante esta emergencia sanitaria se ha dicho que se tiene que evaluar el manejo de anteriores problemas de salud pública para evitar los mismos errores. ¿Es esta premisa válida?

    “Tenemos que tener mucho cuidado al decir: «Bueno, era obvio, haz esto, haz aquello». Pero creo que estaba bastante claro que la próxima amenaza pandémica iba a ser un virus y no una bacteria, hongo o parásito. La mayoría de la gente pensó que sería una pandemia de influenza y yo era uno de ellos. (...) En lo que creo que necesitábamos dedicar más tiempo fue en considerar que podría ser la influenza y otras cosas. Realmente no importa, porque si hubiéramos planificado con anticipación cómo manejaríamos una pandemia de influenza, también tendríamos un plan de juego sobre cómo manejaríamos una pandemia de otro virus”, expresó Brown.

    El experto afirma además, que “si se hubiera mantenido la planificación para la pandemia en el centro, entonces creo que habríamos estado en un lugar mucho, mucho mejor. Pero cada año que financia la planificación para una pandemia, está diciendo no a financiar otra cosa. Cuando no hay una pandemia en el horizonte, es muy fácil decir: «¿Por qué no tomamos estos millones de dólares y los invertimos en curar la enfermedad de Alzheimer?»”.

    ¿Tendrá fin o al menos disminuirá la pandemia de COVID-19?

    Según Brown, la influenza de 1918 se extinguió a principios de 1919. Hoy en día, los virus de la influenza que circulan incluyen un descendiente del virus inicial H1N1 de 1918. Así que en realidad estamos expuestos a un descendiente de esa pandemia inicial.

    “En general, la enfermedad infecciosa termina cuando la gente huye de ella hasta que desaparece y cuando todas las personas que están expuestas a ella han muerto a causa de ella, por lo que no hay nadie más. Y cuando otras personas que están expuestas sobreviven y logran inmunidad, eso le brinda cierta protección”, concluye Brown. 

    Principales preocupaciones acerca del COVID-19

    Después de un análisis exhaustivo, se han evidenciado las difíciles comorbilidades que podría ocasionar el nuevo coronavirus. Después de analizar los efectos de antiguas pandemias, los expertos aseguran que los efectos secundarios del COVID son una de sus principales preocupaciones.

    Lo más perturbador sería que sabemos que el virus -COVID-19- daña el corazón y los pulmones, incluso si las personas no presentan ningún síntoma. Probablemente dañe otros órganos incluso en personas que no presentan síntomas. Entonces, no sabemos los efectos a largo plazo, si ese daño se curará y si los perseguirá y afectará sus vidas dentro de 10 o 25 años”, alertó Barry.

    Pero no solo los efectos físicos del virus, los expertos aseguran que la falta de empatía es determinante en estas situaciones de salud pública. 

    Lo que más me preocupa es el egoísmo de la gente y este pensamiento: «Si estoy bien, eso es todo lo que importa». Creo que el mensaje que hemos visto es que la gente es egoísta en un grado notable que no creo que hayamos visto antes. El egoísmo de las personas y su incapacidad para sentir empatía por otros que no son como ellos es uno de los aspectos muy, muy preocupantes que ha puesto de relieve la enfermedad. Creo que esta es una parte profundamente arraigada de la sociedad estadounidense”, aseguró Brown. 

    Al punto de vista anterior, se suma el de Gina Kolata, quien advierte que por la pandemia hay un déficit económico que traerá serias complicaciones. Y la dificultad de las familias que se ven afectadas por los demás factores.

    “Me preocupa la sociedad, el empleo, la gente que lo ha perdido todo y la gente que no tiene suficiente para comer. Me preocupan los niños de la escuela porque el aprendizaje a distancia no funciona. Y estudiantes universitarios que tienen que ir a la universidad de forma remota. Las personas que se acaban de graduar no pueden conseguir trabajo. Son como una generación perdida cuando deberían comenzar sus carreras. Me preocupan las personas que transportan largas distancias, simplemente nunca se recuperan. Me preocupo por las personas que pierden familiares”, expresó Kolata. 

    Esperanza durante el COVID-19

    Los expertos aseguran que en medio de la pandemia hay que analizar diversos factores para salir adelante y aprender para enfrentarse a próximas situaciones salubristas. 

    “Las sociedades de alguna manera han pasado, se han recuperado y sobrevivido a algunas pandemias bastante horribles en el pasado que fueron mucho peores de lo que estamos atravesando ahora. Ahora, al menos, tenemos la posibilidad de obtener una vacuna que realmente pueda detener este virus antes de que se propague a toda la población y afecte a todas las personas que podrían verse afectadas. Entonces, tengo algo de esperanza”, dijo Kolata. 

    Brown asegura que “el covid-19 sigue siendo una pregunta abierta si habrá un rebote económico y, lo que es más importante, un rebote emocional, en el que se nos recuerde de maneras que nunca antes nos recordaron que estamos sujeto a los caprichos de la naturaleza cuando se trata de enfermedades”. Además, concluye que: 

    “En primer lugar, la gente parece volver a la normalidad muy rápidamente. Ahora creo que eso se debe a que las enfermedades infecciosas eran una ocurrencia tan común en el cambio de siglo: no teníamos vacunas contra la difteria, el sarampión, la hepatitis o la meningitis, por lo que las oleadas de estas enfermedades eran muy comunes en Europa y EE.UU.. Las personas han estado lidiando con enfermedades infecciosas en sus vidas durante siglos. En 1918, se recuperaron con relativa rapidez”.

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