Katherine Padilla
Con información de El país
El COVID-19 puso en jaque a los gobiernos del mundo y la economía global se vio afectada a gran escala, lo que, por consecuencia, afectó aún más a las poblaciones vulnerables terriblemente golpeadas por la inequidad social. Este es el caso de las niñas de poblaciones africanas casadas a una edad muy temprana.
Emergencias de salud anteriores a la pandemia, como los brotes del ébola, demuestran que las niñas enfrentan un mayor riesgo de matrimonio y embarazo precoces, debido a que pierden el acceso a la escuela, las redes sociales y los servicios de salud reproductiva. Con estos antecedentes se cree que la difícil situación económica, agravada por la COVID-19, podría hacer que el número de niñas obligadas a casarse aumente en todo el mundo, pues frente a la situación difícil los padres deciden arreglar una boda para librarse de la responsabilidad de cuidar de sus hijas.
“En 2017 asistí por primera vez a una boda, no lo olvidaré nunca. Cuando termine mis estudios y cumpla 25 años, quiero casarme y tener una familia, para que mis padres tengan nietos”. La que habla es una joven llamada Esta, de 15 años, de Níger, que tiene claro que su prioridad, ahora, es su educación.
"Con 16 años, o a veces; incluso con 14. Porque los padres quieren deshacerse de responsabilidad lo antes posible. Quizá porque no tienen dinero, conciertan una boda para que el marido cuide de su hija”. Así explica Antsa, de Madagascar, cómo funciona el matrimonio infantil en su región. Pero a pesar de las muchas razones por las que las chicas se ven obligadas, la idea de que su vida cambiará significativamente una vez casadas está muy extendida entre ellas.
Una consecuencia del matrimonio temprano es que a menudo las adolescentes no pueden terminar sus estudios, pero también que se pierden las alegrías de la infancia. Los recuerdos que estas chicas atesoran son un claro recordatorio de cuánto está en juego. Algo que muchas de ellas han visto por sí mismas.
El matrimonio temprano a menudo causa deserción escolar y una maduración antes de tiempo de las niñas quienes se ven enfrentadas a nuevas responsabilidades, por lo que deben dejar su infancia de lado.
Por todas estas razones sus voces se unen pidiendo un mejor futuro para las mujeres y los niños, pues su situación social y económica tan precaria parece no darles una salida más que esta, casarse, no estudiar y repetir el ciclo.
"Quiero un sistema social donde las mujeres y los niños estén completamente seguros”, reclama, con 15 años, en Bangladés. “El matrimonio infantil es una maldición para nuestra sociedad. Cuando una niña es víctima de él, se ve afectada física y emocionalmente", añade