La corteza insular, o simplemente ínsula, es la parte del cerebro que advierte a otras zonas de la masa cerebral de eventos dolorosos, como golpear con la pierna accidentalmente a un objeto, para aprender de esas experiencias y evitar futuras situaciones similares de dolor, según han demostrado investigadores de la Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne, Suiza.
Este fenómeno se conoce como 'aprendizaje de la amenaza', y ayuda a los animales y a los seres humanos a sobrevivir. Hasta ahora, se sabía que la amígdala era importante en esta creación de recuerdos 'peligrosos'. Lo que se desconocía es que la ínsula es la responsable de enviar tales 'advertencias'. Las neuronas de la corteza insular se conectan con las neuronas de la amígdala, pero la función de esta conexión cerebral ha sido poco estudiada.
Siendo la corteza insular similar entre ratones y hombres, los científicos recurrieron a ratones para su trabajo, que se ha publicado en la revista Science. Los investigadores usaron canales de iones activados por la luz que fueron genéticamente modificados en neuronas específicas en los cerebros de los ratones. Esto les permitió desconectar la actividad eléctrica de las neuronas en la corteza insular mediante pulsos breves de luz láser durante el comportamiento de aprendizaje de la amenaza.
Al apagar la corteza insular durante el doloroso evento, los científicos descubrieron que los ratones se volvieron esencialmente intrépidos contra una leve descarga eléctrica en el pie. Además, la capacidad de los ratones para aprender del doloroso evento se redujo considerablemente.
El estudio demuestra que, además de informar a nuestro cerebro sobre los estados corporales, la corteza insular puede enviar una fuerte señal de advertencia a otras áreas cerebrales involucradas en la formación de un recuerdo del evento desagradable. "Debido a que silenciar la corteza insular elimina la desagradable sensación normalmente asociada con un evento doloroso, nuestro estudio sugiere que las neuronas en la corteza insular causan la sensación subjetiva de dolor, e inducen el aprendizaje sobre el dolor en otras áreas del cerebro", sugieren los científicos.