Un equipo de investigación español ha detectado el conjunto de proteínas de este polen, incluyendo sus alérgenos, aportando así información relevante para el diagnóstico de la alergia.
La identificación de doscientas proteínas alergénicas de las casi dos mil del polen del olivo que conforman su proteoma permitirá mejorar el diagnóstico de esta alergia tan común y arrojar nuevas pistas sobre la biología básica de este árbol, según una investigación liderada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la cual fue publicada en Agencia SINC.
El olivo cultivado (Olea europaea variante europaea) es fundamental para el consumo de aceite de oliva y aceitunas por la población de los países mediterráneos. Además, la promoción de la dieta mediterránea ha hecho que el cultivo del olivo se extienda a muchos otros países, como Estados Unidos, China o Australia.
“De hecho, fue el enorme interés por comprender los mecanismos biológicos de la producción del aceite de oliva lo que llevó a la identificación del conjunto de genes, o genoma, del acebuche, la variante silvestre de la que proceden los olivos cultivados. La reciente publicación de esos datos y su fácil acceso nos brindó una oportunidad excelente para poder dilucidar el proteoma del polen de olivo’’
explica Pablo San Segundo, investigador predoctoral del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la UCM y coautor principal del trabajo, que se ha publicado en Journal of Proteome Research.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores tuvieron acceso a una tecnología de alto rendimiento conocida como espectrometría de masas acoplada a cromatografía líquida a través de la Unidad de Proteómica y Genómica del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC. Con esta técnica, los científicos han conseguido identificar casi dos mil proteínas diferentes, la mayoría implicadas en procesos metabólicos que ocurren durante la polinización.
“Se trata de una técnica compleja y altamente sensible en la que las proteínas se escinden primero en partes más pequeñas llamadas péptidos, para luego identificar su secuencia de aminoácidos comparando con una base de datos, que en este caso fue el genoma del acebuche’’
señala Rodrigo Barderas, científico titular del Instituto de Salud Carlos III.
Por su parte, Mayte Villalba, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la UCM, explica que cuando se liberan elevados niveles de polen al ambiente y entran en contacto con el sistema inmunitario de personas con predisposición a sufrir alergia, este deja de reconocer determinadas proteínas del polen como inocuas, desarrollando entonces frente a algunas de ellas una reacción alérgica con sus consiguientes síntomas.
“Esas proteínas que provocan la alergia se conocen como alérgenos, y pertenecen a grupos de proteínas muy concretos, generalmente con funciones esenciales para la planta’’
añade la investigadora de la UCM. Comparando las proteínas identificadas con las bases de datos de alérgenos, los investigadores encontraron 200 proteínas distribuidas en 43 grupos de alérgenos, 20 de las cuales no se habían descrito previamente en el polen de olivo.
Para finalizar el estudio, los científicos utilizaron suero de pacientes alérgicos al polen de olivo para confirmar la importancia clínica de alguno de los nuevos potenciales alérgenos detectados. Así, encontraron que un 15 % de los pacientes analizados, en su mayoría niños con síntomas respiratorios graves, estaban sensibilizados frente a una proteína que pertenece al grupo de alérgenos de las ciclofilinas y al que se ha denominado como Ole e 15, siguiendo la nomenclatura oficial de alérgenos.
El estudio, que cuenta con la participación de dos hospitales que colaboran en la red temática de investigación cooperativa en salud Aradyal, el Reina Sofía de Córdoba y la Fundación Jiménez Díaz, concluye que el haber identificado el catálogo completo de alérgenos del polen de olivo permitirá determinar específicamente a qué alérgenos están sensibilizados los pacientes y mejorar así su diagnóstico y tratamiento.