Identificado con sus pacientes el cirujano Bolívar Arboleda

El doctor Bolívar Arboleda Osorio tiene una carrera de 29 años como cirujano general, dedicado mayormente a cirugía oncológica del seno.

Medicina y Salud Pública

    Identificado con sus pacientes el cirujano Bolívar Arboleda

    El doctor Bolívar Arboleda Osorio tiene una carrera de 29 años como cirujano general, dedicado mayormente a cirugía oncológica del seno. Sin embargo, esos años de práctica no han logrado afectar la fibra humana que hace que se conduela con las personas a quien tiene que notificarles que un familiar ha fallecido, o informarle a un paciente que sufre una enfermedad catastrófica, como el cáncer.

    Desde niño, quiso ser médico, aún desde antes del recuerdo que puede alcanzar su memoria. “Mi abuela me decía que desde que era bien pequeño, decía que iba a ser doctor”, recordó con nostalgia el médico natural de Vieques, quien completó su bachillerato en la Universidad de Cornell, en Nueva York, y prosiguió estudios en la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.

    Aunque originalmente le tocó definir si iba a ser médico o arquitecto, porque fue admitido en varias universidades de los Estados Unidos, tomó los pasos que siempre quiso caminar. Luego, aunque consideró la ciencia pura, optó por lo que fue su primer deseo, que es la Medicina. Sin embargo, su experiencia en ambas áreas le han dado la oportunidad de diversificar su práctica, ya que actualmente colabora en estudios clínicos en su centro de trabajo.

    Además, es profesor universitario en el Sistema Ana G. Méndez y en la Universidad Central del Caribe. Y diseñó un aparte de su casa, con la ayuda de un arquitecto.

    Al principio de su carrera hizo mucha cirugía vascular. Después de que el Hospital HIMA de Caguas, donde trabaja, conformara un equipo de especialistas en el área, se concentró en la cirugía del seno, narró Arboleda Osorio.

    Esto lo combina con la realización de la biopsia de tumores del seno por aspiración con aguja, y la cirugía, que puede variar entre la luperectomía o eliminación de la porción del seno donde se encuentra el tumor, que combina con una reconstrucción que él mismo realiza en sala de operaciones al acomodar el tejido mamario existente, de manera de que no se note que se sacó un pedazo, hasta mastectomía con reconstrucción, que lleva a cabo una cirujana plástica en sala.  

    Una paciente especial

    “Voy a contar la experiencia más íntima”, expresó el médico, cuando la entrevista nos hizo adentrarnos en su aspecto personal, con el fin de que los lectores lo conozcan mejor. “Hace tres meses me tocó operar a mi mamá”, relató.

    Una mamografía reflejó la presencia de un tumor en uno de sus senos. ¿Y en qué mejores manos que en las de su hijo, a través de las cuales centenas de mujeres han puesto recuperar su salud? “Lo hice igual que con mis otros pacientes, con la misma dedicación y profesionalismo, pero con un afecto especial”, confesó, al mencionar que también operó a su bisabuela, quien sufrió cáncer de colon, y es el médico de cabecera de su familia.

    Después de que regrese de un viaje, la madre del médico recibirá tratamiento de radioterapia. “No fue necesaria la quimioterapia porque los nódulos salieron negativos”, explicó el hijo.

    Su tiempo libre, lo dedica a otras de sus pasiones, como la literatura, el tiro al blanco y el vino. “Leo mucho. La literatura me apasiona. Siempre hay algún libro que estoy leyendo”, indicó. Uno de sus autores favoritos es Arturo Pérez Reverte. Y entre sus títulos, Las aventuras del capitán Alatriste, y Hombres buenos.

    Poseedor de un alma inquieta en búsqueda de conocimiento y experiencias, además de sus estudios conducentes a ser médico, tomó cursos de elaboración y cata de vino. Aunque en un tiempo puso en práctica esos conocimientos para compartirlos con aficionados a la cata, en años recientes lo ha mantenido para uso personal y en la mayoría de sus viajes de placer, visita regiones vinícolas, como Napa, Mendoza y Rioja, compartió.

    Una situación de salud lo alejó de las canchas de tenis, actividad que disfrutó gran parte de su vida.

    Aún se mantiene activo en el deporte de tiro con escopeta, el cual une a tres generaciones de su familia. Lo aprendió de su padre, Bolívar Arboleda, quien fue campeón y se mantiene activo en el Equipo Nacional como entrenador. Éste también enseñó al hijo menor del médico, Fernando, quien tiene 34 años y es diseñador gráfico.

    El doctor es padre de dos féminas, una de las cuales es sicóloga y la otra, ingeniera. El mayor de los varones es asesor financiero. “Y tengo dos nietos”, destacó, orgulloso Arboleda, sobre la familia establecida con su esposa, Diana Margarita Otero Castro.

    Acerca de su futuro, aclaró que aún no piensa en el retiro. “A mis 60 años me siento capaz y seguro de continuar haciendo lo que sé hacer mejor, no tengo deseos de dejar de trabajar. Siento que seré productivo pasada la séptima o la octava década”.

    Y concluyó que “mientras tenga salud y sea capaz de seguir haciendo lo que aprendí a hacer, sería triste que deje de hacerlo. No siento que deba privar al Pueblo de mis conocimientos en momentos en que hay menos médicos, que la cantidad se ha reducido constantemente en los pasados 15 años. Los que podamos, tenemos que seguir brindando cuidados de salud a la población, hay que colaborar con eso en la medida en que se pueda”.

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