Sin duda, 2018 fue un año de hallazgos increíbles para la ciencia. Uno de los más sorprendentes ha sido el descubrimiento de nuevas estructuras que componen el ADN
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
Sin duda, 2018 fue un año de hallazgos increíbles para la ciencia. Uno de los más sorprendentes ha sido el descubrimiento de nuevas estructuras que componen el ADN, ya que la genética cada vez cobra un papel más importante en las investigaciones sobre un gran número de enfermedades y posibilidades de tratamiento de condiciones originadas en anomalías genéticas.
Hasta el día de hoy, los científicos y los profesionales de la salud han trabajado con el modelo de ADN descubierto por James Watson y Francis Crick en 1953. Pero, en una investigación publicada por la revista Nature Chemistry se afirma que el ADn -tal y como se conoce- posee unas extensiones que han sido nombradas por los científicos, a los que se atribuye el hallazgo, como i-motif. De acuerdo con Daniel Christ, uno de los líderes de la investigación, “Cuando la mayoría de nosotros pensamos en el ADN pensamos en la doble hélice. Esta nueva investigación nos recuerda que existen estructuras de ADN totalmente diferentes, y que podrían ser importantes para nuestras células”.
El nuevo modelo de ADN supera en complejidad al ya reconocido. La nueva estructura tiene forma de 'nudo retorcido' y fue observada en células vivas. Sin embargo, se desconoce su función dentro de las mismas, una labor que seguramente ya se habrá puesto en marcha. Cabe destacar que este descubrimiento pone fin a un debate en el que expertos cuestionaban las posibilidades de este tipo de estructuras que guardan códigos genéticos. Marcel Dinger, también investigador describe en la publicación al i-motif como "un 'nudo' de ADN de cuatro hebras. En la estructura del nudo, las letras C (citosina) de una misma hebra de ADN se unen entre sí, lo que es muy diferente de una doble hélice, donde las 'letras' de hebras opuestas se reconocen entre sí, y donde las C se unen a a las G (guaninas)"
Pese a que los i-motif ya se habían documentado en la literatura científica desde los años 90, gracias a experimentos in vitro nunca había sido visto en células vivas. Con el fin de identficar a estas novedosas y complejas estructuras, los científicos diseñaron un fragmento de anticuerpo llamado iMab, cuya función concreta era unirse a los i-motifs. Cuando esto ocurría, las estructuras se iluminaban de color verde fluorescente.
Una característica que llamó la atención de los investigadores era la intermitencia de este modelo de ADN. En palabras del investigador líder, Mahdi Zeraati para el diario ABC, "Estas conformaciones de ADN alternativas podrían ser importantes para que las proteínas de la célula reconozcan su secuencia de ADN análoga y ejerzan sus funciones reguladoras. Por lo tanto, la formación de estas estructuras podría ser de suma importancia para que la célula funcione normalmente. Y cualquier aberración en estas estructuras podría tener graves consecuencias patológicas"
Se cree que los i-motifs estarían relacionados con la comunicación intracelular acerca de los genes activados o desactivados o para corroborar si la lectura de los genes se realiza de manera adecuada.