La combinación de la extracción periódica de plasma y su sustitución por una solución de albúmina, una proteína plasmática, abre una nueva vía en el tratamiento de la enfermedad.
La combinación de la extracción periódica de plasma y su sustitución por una solución de albúmina, una proteína plasmática, abre una nueva vía en el tratamiento de la enfermedad.
La multinacional de hemoderivados Grifols ha presentado los resultados de un ensayo clínico que demuestra una ralentización del 61% en la progresión del alzhéimer en pacientes de estadio moderado, en un nuevo paso hacia una posible vía de tratamiento contra esta enfermedad neurodegenerativa en algunos pacientes. El ensayo, denominado Ambar (Alzheimer Management By Albumin Replacement), ha contado con la participación de 496 pacientes de 41 hospitales de Estados Unidos y España, y ha consistido en la combinación de la extracción periódica de plasma y su sustitución por una solución de albúmina, una proteína plasmática. Este tratamiento se basa en la hipótesis de que la mayoría de la beta-amiloide, una de las proteínas que se acumula en el cerebro de las personas con alzhéimer, circula en el plasma ligado a la albúmina. La extracción de este plasma podría desplazar la beta-amiloide del cerebro hacia el plasma, limitando el impacto de esta enfermedad en las funciones cognitivas del paciente. Según Grifols, en la población de pacientes con alzhéimer en estadio moderado, los resultados han demostrado, con significación estadística, una ralentización del 61% en la progresión de la enfermedad, mejorando tanto la capacidad cognitiva como de desarrollo de actividades cotidianas. En el grupo de pacientes en estadio leve los resultados no han alcanzado una significación estadística en la ralentización en el progreso de la enfermedad. Ambar es un ensayo clínico internacional, multicéntrico y doble ciego ¿los pacientes no saben si han recibido tratamiento o placebo¿ en el que han participado cerca de medio millar de enfermos de alzhéimer en estado leve y moderado de entre 55 y 85 años. El desarrollo del nuevo fármaco afronta así su última etapa, en la que deberá ratificar los resultados obtenidos hasta la fecha en muestras mucho mayores de enfermos y, posteriormente, obtener la aprobación de las autoridades sanitarias para su futura salida al mercado.