Dr. Josué Castresana, un líder para los nefrólogos puertorriqueños

El Dr. Josué Castresana con más de 20 años de experiencia se ha convertido en un líder para los nefrólogos puertorriqueños.

Medicina y Salud Pública

    Dr. Josué Castresana, un líder para los nefrólogos puertorriqueños

    Daniela Pinto M
    Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública

    Desde muy niño el nefrólogo Josué Castresana supo que quería ser doctor. Hoy este médico puertorriqueño se ha convertido en un líder para los nefrólogos de la isla como presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Nefrología y en los múltiples cargos que ha desempeñado en sus más de 20 años de experiencia.

    En entrevista con la Revista Medicina y Salud Pública (MSP) el Dr. Castresana explicó que, aunque no se lo esperaba, en noviembre de 2018 le propusieron un nuevo reto: ser presidente de la sociedad

    “Yo empecé a trabajar en la sociedad hace como cuatro a cinco años porque realmente me ha caracterizado el liderazgo y participar de forma educativa, yo siempre he sido muy progresista en este sentido de unirme y trabajar en grupo. Empecé como vocal de la sociedad y luego de eso pasó algo que yo nunca ni soñé ni pensé. De la noche a la mañana apareció la oportunidad y me lo pidieron de forma que no me dieron otra alternativa que aceptarlo”.

    Al Dr. Castresana le gusta hacer su trabajo de manera correcta y dar todo de sí para que sea excelente. En su nuevo rol logró realizar una convención con un programa académico atractivo para los nefrólogos, así como envolverse más en políticas públicas para los mismos. La visión que tiene para la sociedad es la participación de todos los nefrólogos, de los cuales, estima, serían aproximadamente 100 en la isla.

    Una carrera con mucho esfuerzo y dedicada al liderazgo

    El Dr. Josué Castresana nació en 1960, proveniente de una familia agricultora. A los 14 años trabajó como gondolero (acomodador de mercancía) en un supermercado, luego en una gasolinera donde vendió piezas de auto y proveía gasolina hasta llegar a la parte administrativa del negocio, siempre para proveerse a sí mismo ayudar a su familia y cumplir su sueño.

    Por eso, cuando ingresó a la Universidad de Puerto Rico también continuó trabajando incluso en turnos de 12 horas los sábados y domingos en una empresa farmacéutica, el que solo dejó cuando ingresó a la Escuela de Medicina.

    Luego, decidió especializarse en nefrología en el Hospital de Veteranos pues siempre le resultó interesante desde el punto de vista científico los procesos y el manejo de la orina así como el transporte de los solutos. Al terminar se dirigió a Aibonito, Puerto Rico donde en 1991 no había ningún otro doctor con su especialidad.

    Desde el 1991 hasta 1995 fue director médico de la unidad de diálisis en el Hospital Menonita de Cayey y presidente de facultad médica. Desde 1995 hasta 2004 se desempeñó como director médico del hospital. También fue presidente del Comité de Utilización y el programa de utilización médica donde evaluaban a los expedientes de los pacientes y determinaban qué necesitaban para hacer un correcto uso de los recursos del hospital. También fue miembro de la junta de síndicos por seis años donde definía en grupo los proyectos y los planes de proyecto que tenía el hospital, los presupuestos, entre otros.

    Cambios en su práctica médica 

    Uno de los notorios cambios que ha sufrido la práctica del doctor es el uso de la tecnología y la relación médico paciente. Antes, explica el nefrólogo, los doctores tenían total libertad para realizar al paciente los estudios y recetar medicamentos que consideraban necesarios. Sin embargo, ahora el tipo y la cantidad de estos solo se realizan de acuerdo a un plan médico.

    “Se ha complicado un poco el ambiente porque ahora uno en vez de estar completamente dedicado al cuidado del paciente, uno tiene que dedicar la gran mayoría del tiempo a conocer cuales son las plataformas médicas, qué le cubren al paciente y que no, qué tu puedes hacer con este paciente dependiendo del plan médico que tenga”,

    contó a MSP y agregó que ante esta situación los pacientes también interpretan que los médicos son los responsables de resolver esas situaciones administrativas.

    Una situación que permanece en sus años de práctica es la falta de un registro de enfermedad renal en la isla. Ese es uno de los proyectos en los que está trabajando para conocer el impacto de esta condición en Puerto Rico y la necesidad de nefrólogos para cubrirla.

    “Vivimos de la satisfacción de saber que hicimos un buen servicio”

    La nefrología es la inspiración en la vida del Dr. Josué Castresana. Su lema, explica a MSP, es tratar a los pacientes como si fuera un familiar. “La mejor satisfacción que uno puede tener es el agradecimiento de las personas que reciben el servicio. Y esa es una de las cosas que más ayuda a uno a continuar para adelante porque he tenido muchas oportunidades gratas de recibir recíprocamente el reconocimiento y la constancia de lo que hago, lo hago bien y que pues le sirvo a la gente”, contó el Dr. Josué Castresana.

    “Eso es muy importante cuando nosotros elegimos estas carreras que son de servicio. Uno, vivir para servir y dos, vivimos de la satisfacción de saber que hicimos un buen servicio y que la gente lo puede agradecer”,

    concluyó el presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Nefrología.

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