Por: Andrea Ramos León Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
El grupo de investigación de Vasculitis Sistémicas ha publicado dos estudios en el New England Journal of Medicine, estas investigaciones revelan nuevas opciones de tratamiento para dos tipos de vasculitis, enfermedad rara que se caracteriza por la inflamación crónica de los vasos sanguíneos. El placebo es un fármaco vital para que estos tratamientos propuestas tengan éxito.
Las vasculitis sistémicas son un grupo heterogéneo de enfermedades huérfanas que afectan vasos de diferentes tamaños, para las que los tratamientos actuales no consiguen remisiones sostenidas en el 60% de los pacientes y se acompañan de muchos de efectos secundarios.
Pueden afectar arterias, venas o capilares y se producen cuando el sistema inmunitario los ataca.
Según la zona afectada y el tipo de inflamación, las manifestaciones clínicas pueden variar mucho y ser más o menos graves.
"Pueden provocar desde infartos, ceguera o parálisis de manos y pies, hasta mala irrigación en los intestinos", señala Cid.
Una de las principales dificultades es el diagnóstico precoz ya que los síntomas son muy variables y al principio se pueden confundir con otras afecciones menos graves.
Por otra parte, los tratamientos, basados ??fundamentalmente en la administración de corticoides y otros inmunodepresores, han evolucionado muy poco desde los años 50 y 60 y desde entonces, básicamente aprendido a dosificar el tratamiento y prevenir los
efectos secundarios.
El primer estudio publicado en NEJM propone una alternativa de tratamiento que permite reducir la dosis de corticoides y mejorar los síntomas en un tipo de vasculitis de pequeño vaso, la poliangiitis granulomatosa eosinofílica.
Participaron 136 pacientes refractarios.
Esta enfermedad se caracteriza por tener un recuento muy elevado de eosinófilos, un tipo de glóbulos blancos.
El objetivo del estudio era saber si dar mepolizumab, un anticuerpo monoclonal dirigido contra los eosinófilos que se utiliza para el tratamiento del asma eosinofílica grave, reducía el nivel de eosinófilos y mejoraba los síntomas.
Así, la mitad de los pacientes recibió el anticuerpo y la otra mitad placebo, además del tratamiento habitual.
Los resultados demuestran que más del 30% de los pacientes refractarios que fueron tratados con mepolizumab y sólo un 3% de los que recibieron placebo se mantuvieron en remisión durante el periodo de estudio (objetivo primario) explica María Cinta Cid.
Los cuestionarios de asma y manifestaciones nasosinusales fueron significativamente mejores a lo largo del estudio en los pacientes que recibían mepolizumab los que recibieron también dosis significativamente inferiores de corticoides.
De otro lado, el segundo estudio, se centra en la arteritis de células gigantes, una vasculitis de vaso grande, la vasculitis sistémica más común en nuestro entorno.
Demuestra que el tratamiento con tocilizumab, un anticuerpo monoclonal que bloquea el receptor de la IL-6, una de las citoquinas que está relacionada con una mayor actividad de la enfermedad, aumenta de forma muy significativa la tasa de remisión.
En el estudio participaron 251 pacientes y se hizo un seguimiento durante un año.
En los grupos que recibieron el anticuerpo con una pauta de corticoides de 6 meses de duración la tasa de remisión llegó al 56%, mientras que en los que recibieron placebo, fue, como mucho, del 18%.
"Estas opciones de tratamiento suponen una mejora muy importante en cuanto al manejo de los pacientes con vasculitis, ya que la tasa de remisión de la enfermedad aumenta en los dos casos", afirma María Cinta Cid.
"Además, permiten que la dosis de corticoides que reciben los pacientes sea menor, con lo que disminuyen los severos efectos secundarios y mejora la calidad de vida", concluye.