El hígado es el órgano más grande del ser humano, con excepción de la piel. Una extensión que favorece que sea también una de las principales víctimas del cáncer. Por lo que en los últimos años los avances terapéuticos, tanto a nivel farmacológico como quirúrgico, han contribuido a mejorar la supervivencia.
Así pues, el último aliado para combatir estos tumores es el uso de programas de modelización tridimensional para planificar de forma detallada y personalizada las cirugías, algo que por ejemplo ya se está haciendo con resultados muy esperanzadores en el Hospital General de Villalba en Madrid.
Concretamente, la Sección de Cirugía Hepatobiliopancreática del Servicio de Cirugía General y Digestiva de dicho hospital madrileño cuenta con una técnica que se basa en las pruebas de imagen realizadas al paciente para el diagnóstico de su patología, para realizar una reconstrucción virtual y física tridimensional del órgano y de los tumores que van a ser intervenidos, localizando las lesiones en los lugares exactos y reproduciendo al detalle la anatomía y vascularizaciones concretas de cada caso.
Esto permite planificar al milímetro, y de forma individualizada, la estrategia quirúrgica a realizar, sirve de guía durante la operación y facilita la extirpación de lesiones con localización compleja, aumentando la precisión, seguridad y eficacia de la intervención y, en este caso, pudiendo conservar la mayor parte del hígado sano, lo que, sin esta técnica, habría sido imposible; en otras palabras, posibilita que la cirugía obtenga un resultado óptimo sin comprometer el funcionamiento futuro del hígado.
Ese fue el caso de Ángel, que a principios de 2018 tenía una enfermedad muy extendida en el hígado, con múltiples lesiones, algunas de las cuales afectaban estructuras vasculares de vital importancia, inicialmente inabordable quirúrgicamente. «Una situación preocupante para la que hace años la única finalidad del tratamiento quimioterápico habría sido paliativa pero que, gracias a los avances de la Oncología y la Cirugía, y a la colaboración de ambas especialidades, logró una reducción considerable de las lesiones», según explica el Dr. Tihomir Georgiev Hristov, médico adjunto del Servicio de Cirugía General y Digestiva del hospital que participó en la operación.
Sin embargo, continúa el especialista, pese a la favorable respuesta de la pauta quimioterápica, la cirugía posterior seguía sin arrojar ninguna garantía de éxito, ya que «los ocho nódulos restantes se localizaban en zonas muy centrales del hígado, englobando venas que aseguraban su drenaje y muy próximas a otras igualmente vitales, y el tratamiento adecuado hubiera dejado muy limitada la reserva funcional de este órgano, por lo que no se podía plantear una intervención que supusiera una resección amplia».
«En estos casos, la quimioterapia reduce las lesiones facilitando el abordaje y resultado quirúrgico, pero perjudica el funcionamiento del hígado en un futuro, obligándonos a buscar un equilibrio para poder extirpar toda la enfermedad posible al paciente sin comprometer su seguridad y manteniendo la mayor reserva hepática posible, lo que se facilita con estas técnicas novedosas», apunta por su parte el Dr. Santiago González Ayora, médico adjunto del mismo servicio, quien también intervino en la operación.
Fue aquí donde «la planificación preoperatoria se evidenció como la clave de este abordaje», recuerda el Dr. Georgiev, ya que «la única opción era abordar cada lesión por separado preservando el máximo volumen hepático funcional, lo que requirió un estudio muy detallado de las estructuras anatómicas del hígado, solo factible mediante programas que puedan hacer reconstrucciones en tres dimensiones, e incluyó la solución ideal en este caso: un modelo físico de impresión en 3D y en tamaño real que reprodujo al detalle todas estructuras anatómicas del hígado y las lesiones localizadas en el sitio exacto.
Gracias a esta planificación entramos en el quirófano con una idea muy clara de lo que queríamos hacer, y de lo que, finalmente, hemos podido hacer
«Gracias a esta planificación entramos en el quirófano con una idea muy clara de lo que queríamos hacer, y de lo que, finalmente, hemos podido hacer: una cirugía muy compleja pero en la que, gracias a esta planificación previa, el paciente ha podido preservar el volumen máximo posible de hígado y al mismo tiempo se ha podido extirpar toda la enfermedad», concluye.
Y todo ello, continua el Dr. González Ayora, gracias al trabajo conjunto del Servicio de Cirugía General y Digestiva del hospital, a su coordinación con otros departamentos y a las nuevas tecnologías y abordajes quirúrgicos incorporados a su Unidad de Cirugía Hepatobiliopancreática Compleja, que han permitido «pasar de tener a un paciente con una enfermedad no curable, a tratarle con quimioterapia y poder intervenirle después, para que ahora mismo pueda estar libre de enfermedad».
En este sentido, con la incorporación de cada herramienta o técnica quirúrgica nueva aumentan las opciones de poder proporcionar el mejor tratamiento quirúrgico, con mayor seguridad y mejores resultados, aun en casos donde el tratamiento quirúrgico no era posible hasta hace unos años, explican los especialistas. «Nuestro compromiso es que estas cirugías se hagan en las mejores condiciones y que el paciente reciba el mejor tratamiento posible, lo que requiere una colaboración muy estrecha entre todos los servicios implicados del hospital», sentencian ambos especialistas.