Un estudio de IrsiCaixa muestra que el virus utiliza un receptor celular para invadir las células mieloides del sistema inmunitario, desde donde se expande hacia otros tejidos.
PUBLICADO EN 'NATURE MICROBIOLOGY'
Itziar Erkizia, Víctor Urrea Gales, Susana Benet Garrabé, Jakub Chojnaki, Nuria Izquierdo-Useros, Daniel Pérez-Zsolt y Javier Martínez-Picado. / IRSICAIXA
Jano
Un estudio de IrsiCaixa muestra que el virus utiliza un receptor celular para invadir las células mieloides del sistema inmunitario, desde donde se expande hacia otros tejidos.
Científicos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, impulsado conjuntamente por “la Caixa” y el departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña, han descubierto que los filovirus, familia que engloba a virus como el del ébola, comparten con el VIH una de las rutas de entrada a las células mieloides del sistema inmunitario. Los expertos han diseñado anticuerpos que bloquean totalmente esta vía en células humanas. El trabajo se publica en la revista Nature Microbiology.
El principal obstáculo a la hora de diseñar terapias contra virus con una gran variabilidad genética, como el VIH, es la necesidad de actuar simultáneamente contra múltiples dianas para que el tratamiento no pierda eficacia. En el caso del ébola, no se puede prever qué especie va a emerger en cada brote.
“Una forma de evitar este escollo es diseñar una terapia contra los receptores virales de la célula, que no cambian –explica Nuria Izquierdo-Useros, investigadora asociada de IrsiCaixa y colíder del artículo–. Pero para ello hay que conocer cuáles son esos receptores, y ahora hemos encontrado uno nuevo y diseñado distintos anticuerpos que pueden bloquearlo”.
El trabajo ha demostrado que los virus de la familia Filoviridae, que engloba las distintas especies del ébola y otros virus que causan fiebres hemorrágicas, como el de Marburgo, utilizan la proteína Siglec-1 para penetrar en las células mieloides del sistema inmunitario, encargadas de iniciar la respuesta de defensa del organismo frente a una infección. Siglec-1 es la misma puerta de entrada que utiliza el VIH para invadir estas células y fue descubierto en 2012 por el mismo equipo del grupo de Retrovirología y Estudios Clínicos de IrsiCaixa.
En este estudio, los científicos han trabajado con Virus-Like Particles (VLP) del ébola, que son partículas virales sintéticas que imitan la estructura del virus pero no tienen su capacidad infecciosa, por lo que pueden manipularse en laboratorios de forma segura. Así, han demostrado que los anticuerpos bloquean la entrada del ébola en las células mieloides, experimentando con células dendríticas, monocitos y células inmunitarias del tejido linfoide. Estas son las primeras dianas celulares a las que afecta el virus, antes de expandirse hacia otros órganos y tejidos.
Según Daniel Perez-Zsolt, investigador de IrsiCaixa y primer autor del trabajo, la clave de los nuevos anticuerpos es que “serían útiles independientemente de la especie del virus que surgiera. Hemos experimentando con VLPs de la especie Zaire del ébola y con VLPs del virus de Marburgo, y en todas las ocasiones vemos un efecto bloqueante”.
Al mismo tiempo, el estudio ha detectado que “otros receptores que se suponía que tenían un papel importante no tienen una contribución tan clara en la infección de las células mieloides del sistema inmunitario”, añade. El próximo paso, señalan los científicos, será probar los anticuerpos con virus reales en modelos animales y en laboratorios de nivel 4 de bioseguridad, el máximo existente y necesario para trabajar con un virus de la capacidad infecciosa del ébola.
De confirmarse los resultados, los anticuerpos podrían utilizarse para prevenir o tratar la infección, en terapias combinadas con otros fármacos porque Siglec-1 no es la única ruta de entrada en las células. “Un antiviral contra el ébola tiene que ser eficaz contra todas las puertas de entrada, y estas aún no han sido identificadas. Hay que cerrar todas las vías de entrada, y de momento ya lo hemos conseguido con una”, señala Javier Martínez-Picado, investigador ICREA y autor principal.
Otra ventaja de los nuevos anticuerpos es que un estudio previo, publicado por IrsiCaixa en 2016 en la revista Nature Communications, identificó a personas portadoras de una mutación que hace que carezcan de Siglec-1 y que, aparentemente, no presenten ninguna afección como consecuencia de ello. Este hecho ya convertía a esta molécula en una candidata segura para desarrollar nuevos fármacos antivirales de amplio espectro.