Los trasplantes de corazón de donantes con hepatitis C pueden ser seguros y podrían ayudar a disminuir la escasez de órganos.
Los trasplantes de corazón de donantes con hepatitis C pueden ser seguros y podrían ayudar a disminuir la escasez de órganos. La supervivencia de un año fue similar para los adultos con insuficiencia cardiaca grave que recibieron un trasplante de corazón de un donante con hepatitis C, en comparación con los que recibieron corazones de donantes que no tenían este tipo de hepatitis. Así lo afirmó una nueva investigación publicada en la Journal of the American Heart Association, la revista de acceso abierto de la Asociación Americana del Corazón.
En los Estados Unidos, más de 6 millones de personas tienen insuficiencia cardiaca y cada año se diagnostican más de 900.000 nuevos casos, según la American Heart Association. El trastorno se produce cuando otros tipos de enfermedades cardíacas debilitan el corazón hasta que éste es incapaz de bombear la sangre de forma eficaz por todo el cuerpo. Los cambios en el estilo de vida y los medicamentos pueden ayudar a controlar la insuficiencia cardíaca leve; sin embargo, los casos graves pueden requerir un trasplante de corazón.
Es una infección viral del hígado que se propaga a través del contacto con sangre contaminada. La infección se propaga a través del uso de agujas compartidas, de la madre al bebé durante el embarazo y el parto, o a través de un trasplante de órgano de alguien infectado con la hepatitis C. Si no se trata, la hepatitis C puede dañar el hígado, sin embargo, con la reciente llegada de nuevos medicamentos antivirales de acción directa, la hepatitis C es mucho más manejable que en el pasado. En muchos casos, la hepatitis C es curable, lo que ha llevado a un mayor uso de órganos de donantes con hepatitis C, ya que la necesidad de trasplantes de corazón sigue excediendo el suministro.
En este estudio, casi todos los pacientes sobrevivieron un año después del trasplante de corazón, sin importar si recibieron un corazón de un donador con o sin este tipo de hepatitis. Específicamente, el 90% de los pacientes cuyos donadores tenían hepatitis C sobrevivieron, en comparación con un índice de supervivencia del 91% para los pacientes cuyos donadores no tenían la infección. De manera similar, las tasas de rechazo de órganos tratados con medicamentos, diálisis renal para eliminar toxinas de la sangre y apoplejía fueron similares entre los dos grupos de pacientes.
"Nos sentimos alentados por estos resultados y creemos que este es un cambio histórico en nuestra capacidad para satisfacer mejor la demanda de trasplantes de corazón al aumentar el suministro de donantes", dijo Arman Kilic, M.D., autor principal del estudio, profesor asistente de cirugía cardiotorácica, director de calidad y análisis de cirugía, y codirector del Centro de Resultados e Innovación Cardiovascular del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh en Pensilvania. "Tenemos la esperanza de que más centros usen donantes positivos para la hepatitis C para el trasplante de corazón".
En el estudio participaron 7.889 pacientes estadounidenses de 128 centros médicos, a partir de los 18 años, que recibieron un trasplante de corazón entre el 1 de enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2018. Los investigadores compararon la supervivencia a un año, el rechazo de órganos, la diálisis y la apoplejía entre los receptores de trasplantes de corazón de donantes con hepatitis C y los de donantes sin hepatitis C. Poco más del 4% de los pacientes, o 343, recibieron trasplantes de corazón de donantes con este tipo de hepatitis.
Algunas limitaciones del estudio son que los investigadores no tenían información acerca del tipo de infección de hepatitis C de los donadores, el tratamiento anterior y si los receptores de trasplantes de corazón desarrollaron posteriormente la infección. Además, este estudio examinó sólo la supervivencia de un año e incluyó un número relativamente pequeño de pacientes con trasplantes de corazón de donantes con hepatitis C.
Los investigadores señalan que la ampliación de la implementación de protocolos para usar órganos de donantes con hepatitis C y una evaluación de los resultados a largo plazo serán importantes para ayudar a reducir la escasez nacional de donantes de órganos.
Los coautores son Gavin Hickey, M.D.; Michael Mathier, M.D.; Ibrahim Sultan, M.D.; Thomas G. Gleason, M.D.; Ed Horn, Ph.D.; y Mary E. Keebler, M.D. Las divulgaciones de los autores se encuentran en el manuscrito. El manuscrito no menciona las fuentes de financiamiento.