La obesidad es la gran epidemia del siglo XXI. Así ha definido la OMS a esta condición luego de muchos años de seguimiento a pacientes afectados y a investigadores que buscan tratamientos efectivos
Por: Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
La obesidad es la gran epidemia del siglo XXI. Así ha definido la OMS a esta condición luego de muchos años de seguimiento a pacientes afectados y a investigadores que buscan tratamientos efectivos para erradicarla o garantizar una mejoría en la calidad de vida a largo plazo.
Lo que todavía no se conoce muy bien entre la población, es que varios estudios se concentran en la grasa corporal para averiguar sus posibles efectos curativos. Así lo afirma una investigación del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) de España y cuyos resultados se publicaron en la revista PLoS Biology. En medicina, el estudio de los tipos de grasa corporal se realiza desde hace más de una década.
De hecho, en cada metabolismo hay dos tipos de grasa corporal: la grasa blanca que es la responsable del sobrepeso y la grasa parda, encargada de mantener la temperatura corporal que obtiene de las calorías que recibe del organismo.
Los científicos del CNIC desarrollan una línea investigativa, cuyo interés está centrado en los mecanismos que activan la grasa parda y en últimas, para que sea un método viable de la grasa blanca en personas con sobrepeso y obesidad. En los resultados, las médicas encargadas examinaron 150 muestras de tejido adiposo humano y descubrieron que en las personas obesas, la proteína p38 alfa se encuentra en menor número.
Para demostrar la importancia de la proteína p38, las investigadoras trabajaron con ratones sin p38 alfa y cuyo ADN había sido modificado. A pesar de ser alimentados con una dieta alta en grasas, los animales no mostraron indicios relacionados con el sobrepeso, la diabetes o la obesidad. Es decir, el estudio evidenció que la ausencia de p38 resulta beneficiosa para los organismos.
Las investigadoras argumentan que «la ausencia de la proteína p38 alfa activa la grasa parda, eliminando así el exceso de grasa blanca en forma de calor».
Gracias a este análisis se descubrieron otras propiedades de la p38 alfa. Esta proteína es responsable de la activación de la proteína p38 delta, a la que se le adjudica la regulación de la temperatura corporal.
Los responsables del estudio concluyen que estos resultados pueden usarse en la industria farmacológica para intentar un nuevo régimen curativo contra la obesidad.